martes, 2 de enero de 2007

JUDÍOS Y CHUETAS

Nisan Ben-Abraham, primer rabino de origen chueta (Nicolau Aguiló)

El antisemitismo es uno de los fenómenos más insólitos y duraderos de la historia, pues ninguna otra persecución contra un determinado colectivo ha sido tan minuciosa y se ha prolongado durante tantos siglos, prácticamente los mismos que tiene de existencia el pueblo judío. Otro rasgo curioso que atesora esta persecución afecta a los motivos esgrimidos para justificarla, que siempre han sido muy variados: religiosos, ideológicos, económicos, raciales, etc. Parece como si existiera una necesidad de reinventar móviles, adaptados al carácter de los tiempos, para odiar y perseguir a los judíos. Algunas voces con pretensión de ‘equidistancia’ conceden al propio pueblo semita una cierta responsabilidad sobre su carácter de chivo expiatorio: “si tanta gente los persigue, será por algo”, vienen a decir. Pero la historia de España demuestra lo equivocado de esta acusación, ya que en nuestro país, a pesar de que los hebreos no han existido oficialmente durante siglos, la judeofobia nunca ha desaparecido. La figura del judío ha seguido siendo despreciada tanto en la sociedad como en la cultura, hasta el punto de proyectarse su culpa sobre sus hipotéticos descendientes.

El caso más llamativo de antisemitismo dirigido contra los teóricos herederos de los judíos se ha dado en Mallorca con el colectivo de los chuetas, nombre que define a los descendientes de los últimos hebreos obligados a convertirse al cristianismo en 1435. El término, cuyo significado todavía se discute, fue acuñado oficialmente por primera vez en 1688, cuando aparece en documentos de la Inquisición con motivo de las últimas purgas de criptojudíos, saldadas con condenas a muerte. El odio contra los judíos (“la raza maldita que ha matado a Cristo”) en la sociedad mallorquina, dirigido sobre todo por las autoridades eclesiásticas, no fue saciado con la aniquilación o la conversión forzada, sino que la ‘culpa semita’ se proyectó más allá del fin del propio colectivo, concretamente sobre las personas que contaban con alguno de los 15 apellidos identificados como conversos: Aguiló, Bonnín, Cortés, Forteza, Fuster, Martí, Miró, Picó, Piña, Pomar, Segura, Tarongí, Valentí, Valleriola y Valls. Una serie de nombres abominados y objeto de una sistemática exclusión que ha durado siglos. La función expiatoria que han desempeñado las personas con alguno de estos apellidos es evidente: marginados en guetos de la sociedad de Palma y con la imposibilidad de acceder a los mismos derechos que sus conciudadanos, miles de personas fueron empujadas a vivir encerradas en una endogamia forzada. Si la pulsión excluyente es omnipresente en cualquier sociedad humana, ésta se refuerza cuando la comunidad vive en unos límites geográficos como son los de una isla, al multiplicarse el efecto (geográfico, psicológico y metafísico) de clausura y exterioridad. Esta circunstancia provoca que en una sociedad tan delimitada el enemigo interno sea más importante que el externo para mantener una férrea cohesión social, y es aquí donde juegan su papel tanto los judíos como los chuetas. Aunque a estos últimos no se los ha exterminado, como sí se hizo con muchos hebreos y conversos, el signo de la exclusión y el desprecio los ha marcado y definido.

Lo paradójico de esta persecución contra los chuetas es que se construyó sobre un sintomático fraude, el de los apellidos anatematizados por su identificación con el judaísmo. Varios apuntes cabe hacer para entender este asunto.

Primero: que, como ha sido ya demostrado, estos apellidos no son exclusivos de los descendientes de judíos, pues ya existían en el seno de la sociedad mallorquina en el momento de la conversión (algunos incluso en la peninsular). De hecho, el criterio que acostumbraba a seguir todo converso a la hora de escoger un apellido era el de no diferenciarse de la mayoría de la sociedad, utilizando nombres comunes (en la península, muchos conversos adoptaron apellidos tan españoles como García, López o Rodríguez). Por lo tanto, tener alguno de los 15 nombres no demuestra ni mucho menos una filiación hebrea.

Segundo: el número de apellidos que bautizaron ‘cristianamente’ a conversos fue mucho mayor, concretamente unos 276, nombres tan ordinarios en Mallorca como son los de Barceló, Bosch, Colom, Fiol, Garau, Massanet, Morro, Moyà, Mulet, Noguera, Rebassa, Riera, Ripoll, Rotger, Roig, Sastre o Sureda. Sin embargo, los sambenitos que representaban a estos apellidos y a muchos más fueron desapareciendo de su lugar de exposición y escarnio público, el antiguo convento de Santo Domingo, hasta que sólo quedaron como testimonio de los autos de fe de 1691 los famosos 15 estigmatizados. Se desconocen los entresijos que propiciaron esta espectacular criba, pero el motivo determinante sin duda fue el pánico que suscitaba ser alcanzado por la ‘mancha judía’. El libro La fe triunfante del jesuita padre Garau, de gran éxito en Mallorca, encauzó históricamente esta errónea identificación judeo-chueta.

Pero todavía queda un tercer punto que revela lo arbitrario de esta selección sacrificial, y es que los apellidos mallorquines que sí tienen un origen judío no aparecen en las listas de perseguidos ‘oficiales’. Me refiero a los Salom, Maimó, Jordà, Abraham, Vidal o Durán. Si el objeto del odio antisemita ya es de por sí algo reprobable, empeora las cosas que esa fobia se haya proyectado sobre personas que no tienen nada que ver con el demonizado ‘pueblo elegido’. Pero resulta que toda persecución sacrificial se alimenta sólo de sí misma, de la misma pulsión excluyente que la pone en marcha, de modo que los criterios que se establecen como justificación carecen de valor objetivo. El mecanismo persecutorio, inherente a toda colectividad (y que permite gestionar cualquier tipo de conflicto en dirección a soluciones sacrificiales y expiatorias), es lo decisivo en la identificación de un chivo expiatorio, y no las características (intercambiables) que pueda tener este último. De esta manera, la palabra ‘chueta’ ha servido en Mallorca para definir y establecer un antagonismo esencial, una diferencia que ha permitido apuntalar durante siglos la unanimidad social y religiosa frente al repudiado. Pero esta diferencia es arbitraria de contenido, pues su única finalidad es formal y sacrificial, consistente en purificar la propia identidad frente a un Otro culpabilizado.

La marginación de este colectivo y su persecución ha perdurado, bajo diferentes formas, hasta finales del siglo XX, momento en el que sobrevive exclusivamente en unos pocos reductos provincianos. La persecución ya ha alcanzado su fin y la integración de los chuetas en la sociedad mallorquina es plena. Pero es precisamente ahora, sin embargo, cuando el discurso sobre su identidad cultural se está revalorizando. Muchas personas que cuentan con alguno de los 15 apellidos antaño estigmatizados reivindican ahora orgullosamente su supuesta condición judía (es decir: asumen la tesis de sus perseguidores), exigiendo alguna reparación a tantos siglos de humillaciones. Como en otros casos parecidos, sólo cuando una persecución desaparece la resistencia a la misma se exaspera, pero ya de forma inútil. Es decir: una identidad sólo puede defenderse con garantías desde una posición de cierto desahogo, cuando esta reivindicación nace de un mínimo prestigio social. Cuando una víctima es percibida como tal por sus perseguidores es porque su hostigamiento ya ha dejado de ser efectivo. Y es que ser chueta en Mallorca hoy tiene más prestigio que nunca. Pero más allá de esta pretérita condición victimaria no hay nada que pueda hacernos pensar en una identidad cultural. El concepto ‘chueta’ no ha sido históricamente más que una categoría sacrificial, marcada y definida por la exclusión. Chueta era sólo quien los perseguidores decían que era, al margen de toda objetividad significativa. De esta manera, acabada la discriminación, el concepto ‘chueta’ desaparece con ella, pues no significa nada en una sociedad democrática y libre. Y es que no existe un verdadero contenido cultural, una literatura o una lengua específicamente chueta; no se puede hablar en este sentido de una identidad en los mismos términos en los que sí puede hacerse de una identidad judía, que cuenta con su lengua, su literatura, su religión, sus ritos. Reivindicar la condición cultural chueta en pleno siglo XXI es un absurdo, más todavía si se quiere identificar al chueta con el judío. Los chuetas, como ya se ha dicho, no tienen por qué descender necesariamente de los judíos conversos, e incluso en los casos en que sí exista esta conexión genealógica, el contacto con sus raíces culturales se perdió hace siglos, no dejando más que alguna huella epidérmica. La realidad es que los chuetas han sido tan católicos como el resto de los mallorquines, con lo que la codiciada filiación hebrea se desvanece. Los únicos rasgos que los asemejan con los judíos de la diáspora son la endogamia y la mentalidad de gueto, aspectos que no son más que consecuencia directa de su condición sacrificial, no existiendo en ellos ningún contenido cultural que pueda reivindicarse como diferente del conjunto de la sociedad mallorquina.

Conclusión: conseguir una ‘certificación de pureza’, tanto hebrea como cristiana, es metafísicamente imposible en la sociedad mallorquina, caracterizada por la amalgama de orígenes. De la misma manera que ningún chueta puede garantizar que descienda de judíos (salvo que su genealogía personal lo verifique), tampoco ningún mallorquín no-chueta puede asegurar con certeza que no tenga origen hebreo.

(artículo publicado en la revista Kiliedro, nº 5)

42 comentarios:

El Pez Martillo dijo...

Ciertamente, la cuestión de los chuetas ya no es lo que era. En nuestra generación ya no queda casi nada de eso, sólo algunos latiguillos que hemos oído por ahí (En Picó picava, en Miró mirava, en Valls duia sa bandera i tots ets chuetons darrera). Personalmente no me sabía esa lista de los supuestos apellidos "malditos". En generaciones anteriores sí que se puede oír a veces algo sobre los chuetas (té cara de chuetó, aquest és un chuetonarro).

Como hipótesis más o menos arbitraria se me ocurre plantear que el dacimiento de la maldición chueta tenga que ver con el boom turístico y todo lo que con él vino (mayor apertura de la sociedad, conocimiento de nuevas realidades, inmigración masiva...). En este sentido, la hipótesis es que, en cierto modo, el foraster desplazó al chueta.

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola amigo Pez Martillo (¿o ya hay que llamarle 'Pez Látigo', jejej?).
Coño, no conocía la copla que cita (mi madre me acaba de confirmar que era muy conocida en su barrio, Archiduque). Otra prueba más de que nuestra generación tiene el tema chueta muy olvidado (aunque, como digo en el artículo, eso no significa que se haya superado. La tolerancia actual surge más del desconocimiento que otra cosa).

Creo que tiene razón en la influencia del turismo en la erradicación de la fobia chueta. Hay que tener en cuenta que la sociedad mallorquina siempre ha sido muy conservadora y estancada, muy cerrada a lo que venía de fuera, de modo que la entrada de aire nuevo en la isla ha beneficiado el nivel de convivencia. Aunque con lo de 'aire nuevo' no me refiero tanto a los turistas, pues hay que recordar que muchos extranjeros que llegaron aquí de paso se quedaron a vivir, como es el caso de las esposas de mis admirados 'picadores', a los que algún día habrá que hacer (a ellos, a sus esposas y sobre todo ¡¡a las hijas de ambos!!) un merecido homenaje por su contribución a la impresionante mejora de la belleza de las mallorquinas estos últimos años.
Tampoco hay que olvidar que desde los años 20 (1920) muchos intelectuales extranjeros vivieron un tiempo en Mallorca, como Gertrude Stein, Yeats, Lawrence,etc., y algunos incluso se quedaron para siempre, como es el caso de Robert Graves. Toda esta apertura (de 'miras' también) seguro que ha tenido que ver en el olvido mayoritario de la fobia chueta.

Sobre que los 'forasters' han reemplazado a los chuetas como objeto de odio, no estoy del todo de acuerdo. Lo que muestran algunos mallorquines hacia los peninsulares de la isla es más un cierto desprecio que el odio declarado que se profesaba a los chuetas. Hay algo de fobia, pero no es lo mismo, sólo son casos individuales, pues las instituciones políticas no han participado de ello (a veces sí algunos sectores catalanistas de la iglesia de Mallorca).
Saludos.

PD: por cierto, amigo Látigo, ¿sabía usted que Hitler pensó en enviar a Auschwitz a los chuetas mallorquines?...

Johannes A. von Horrach dijo...

Otros intelectuales que se instalaron en Mallorca:

Borges

George Bernanos

Thelen

Creeley

(el Lawrence del que hablo antes no es el 'de Arabia', sino TH)

etc, etc

También tuvo mucho que ver en el cambio de la sociedad mallorquina la Palma que retratan JC Llop y Edu Jordá, esa ciudad del antiguo Titos, la que visitaban Errol Flynn, George Sanders, donde actuaba el gran Jimi Hendrix, el barrio de la Bonanova, etc. Esa Palma que empezaba a disfrutar de la vida y dejaba a un lado sus arcaicos gestos malcarados.

Anónimo dijo...

¿Se ha eliminado totalmente el desprecio dirigido a un colectivo determinado, o sólo se ha fragmentado y dispersado hacia multitud de blancos, para nada coincidentes? Lo digo por aquella "teoría" de nuestras conversaciones de café de que "la cantidad de violencia en una sociedad permanece constante". A lo que hay que añadir que la violencia puede ser "potencial", esto es, latente pero dispuesta, o "cinética", esto es, libremente desatada. Si la humanidad es la misma en todo punto geográfico, deberíamos pensar que la diferencia entre zonas de lucha abierta o de calma aparente es de potencial o cinética de la violencia. Dicho así es bastante burdo... Pero da que pensar... ¿no?

Anónimo dijo...

Ah... y me he mudado a tierras más tranquilas y menos dispersas. Veremos si esta casa aguanta.

Anónimo dijo...

Lo de Hitler y los chuetas es un mito sin fundamento histórico alguno. Tampoco está muy clara su reclusión en Cabrera.
En lo demás estoy de acuerdo.
No sé si existe una mallorca cosmopolita. Si existe no sé quién la representa. Ni la derecha ni la izquierda balear son muy presentables. Los extranjeros viven en un mundo a parte. Entre los escritores y periodistas abundan los iletrados (lopez crespi, manilas, etc). La Universidad está descompuesta (estudié historia un año - fue suficiente). Me gusta tu blog, creo que puedo aprender mucho. Chueta

Anónimo dijo...

precisamente tengo pensado, cuando vaya a Mallorca, visitar a otro intelectual que tiene casa en la isla, en este caso el filósofo Clément Rosset. quizá lo podamos visitar juntos. quién sabe...

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola a todos. Vamos uno por uno:

Chueta, lo de Hitler parece que no es un mito. Es decir, que no estaba clara su decisiónd e gasear a los chuetas, pero sí que se hicieron listas encaminadas a ello si el Führer lo consideraba necesario. Al menos hay documentación 'seria' sobre el tema que lo confirma. Prometo dedicarle a esta cuestión la próxima entrada del blog.

Sobre el 'cosmopolitismo' mallorquín, digamos que eso no ha afectado tanto al 'interior' de los mallorquines como a sus manifestaciones exteriores. Como somos una tierra de camareros, pues nos hemos tenido que acostumbrar a tratar con gente diferente, y yo creo que eso se nota, al menos de puertas a fuera.

Y sí, el nivel de 'nuestros' intelectuales es penoso. Yo salvaría a gente como JC Llop, Edu Jordá, Basilio Baltasar, el Rabino satánico, el Pez martillo, el gran Juan Luis Vermal, y algunos pocos más.

Y muchas gracias por sus palabras, es usted muy amable.

Johannes A. von Horrach dijo...

Procopio,

no conozco a Clément Rosset, no he oído hablar de él en mi vida (en mi vida consciente, claro). ¿Sabe donde vive? ¿Es en la misma Palma?
¿A qué temas filosóficos se dedica?
Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Rabino, su turno:

creo que nuestra 'tesis de bar' tiene más peso de lo que pueda parecer (puntualicemos para los que no nos conocen: es una tesis de bar, pero no de alcohol, sino de café). El odio contra los chuetas en Mallorca ha remitido, eso está claro (sobre todo a nivel institucional), pero eso no
implica que haya hecho lo mismo la voluntad de exclusión, que siempre permanece. Siempre. Otra cosa es que por las circunstancias se desarrolle o no. También en nuestro caso, como digo en el artículo, el hecho de ser isleños, creo que nos hace más tendentes a marcar los límites con los demás; tendemos a proteger más el límite, la línea de demarcación entre el Mismo y el Otro. O, mejor dicho, puede que le demos más importancia a esos límites.

De todas maneras, el caudal de violencia explícito (otra cosa es el latente o potencial) de una sociedad no tiene porqué permanecer constante porque sí, que no estamos hablando de cantidades determinables, sino de condiciones de posibilidad. Es decir, no tiene porque existir en la misma proporción en la sociedad mallorquina la misma fuerza que se ejerció contra los chuetas. Pensemos que antes de los
chuetas, con los judíos, la sociedad mallorquina fue mucho más radical, pues llegó al asesinato de forma colectiva. En cambio, con los chuetas no se llegó a tanto. No se les mataba, pero eso, en lo que podríamos llamar 'lógica sacrificial',tiene su sentido, pues eliminar a un colectivo implica que el chivo expiatorio de una sociedad desaparece con él, lo que obligaría a buscar otro. En cambio, con los chuetas, se les ha 'perdonado' la vida, pero se ha mantenido un foco constante de represiones que ha favorecido que fueran nuestro chivo expiatorio durante siglos.

Hoy en día, la condición de chivo expiatorio, en las democracias occidentales, creo que funciona más a nivel individual que colectivo (que también, pero en distinta medida, es decir, ya no tiene la hegemonía). Todos tenemos nuestras fobias, nuestros temas o colectivos antagónicos. Toda sociedad, igual que todo individuo, como sólo puede sobrevivir a partir de la definición de una identidad, obliga a dejar siempre una exterioridad fuera del Uno de lo idéntico, y esa exterioridad, casi siempre será algo negativo y demonizado.
Creo que, por las características de la sociedad moderna en occidente, los conflictos han dejado (sólo en parte) de ser colectivos para pasar a ser más individualizados. Las diferenciaciones excluyentes entre el nosotros y el ellos ha incidido dentro del círculo que la sociedad tradicional trataba de proteger.
Bueno, seguiré luego, que ahora me tengo que ir. Shalom!

PD: interesante resurreción la suya, rabino. Parece muy interesante su nuevo blog, luego le echo un vistazo.

J. A. Montano dijo...

Hola, amigo Horrach: me animo a escribir por primera vez en tu estupendo blog (¡después de haber dejado pasar el tema ctónico, y el insectónico!) para un pequeño comentario sobre Clement Rosset. Es un filósofo que, en verdad, es poco conocido en Francia (una vez hablé con un profesor de liceo, de Filosofía, y desconocía su nombre), pero en España sí suena gracias a que Savater los tiene entre sus filósofos favoritos, y lo ha citado alguna que otra vez a lo largo de su obra. No sabía que viviera en Palma. En la antigua Barral editores se publicaron hace tiempo su "Antinaturaleza" y su "Lógica de lo peor". Y hace tres o cuatro años la editorial Acuareta publicó "La fuerza mayor", que es un ensayo ligero pero jugoso sobre Cioran y Nietzsche. Con respecto a éste último, su propósito era sacarlo de las zarpas heideggerianas y volver a dejar un Nietzsche reluciente, cuyo principal fundamento filosófico no era "el Eterno Retorno", sino "la alegría". Esta es, según Rossett, "la fuerza mayor". Analizaba también por qué es justamente "alegría" lo que producen ante todo los escritos demoledores de Cioran.

Anónimo dijo...

Si puedes darnos más datos sobre el caso Holocausto en mallorca se lo agradeceré. Me animaré a proponerle unos cuantos intelectuales más en Mallorca:
Lleonard Muntaner
Bartomeu Prohens
Félix Pons
Antonio Alemany
Roman Piña

¿Vive en Palma Clemens Rosset? Me suena por savater.
Chueta

Anónimo dijo...

Chueta



Clément Rosset celebra la alegría de vivir frente al pesimismo radical de Cioran

El filósofo francés comenta que el autor rumano parte de la 'pequeñez del ser humano'

JOSÉ ANDRÉS ROJO | Madrid

Hay un acuerdo de fondo entre el pensamiento de Rosset y el de Cioran: que todo es un desastre. 'No hay ningún bien en el mundo al que un examen lúcido no le haga parecer, en última instancia, irrisorio y desdeñable', escribe el primero. El segundo contaba que en cuanto se toman distancias frente a cualquier persona surge la pregunta irremediable: '¿Cómo será que no se mata?'. Ayer, Rosset volvió a hurgar en las complicaciones de la existencia en una conferencia sobre Cioran. Para concluir que 'sin conocer lo más trágico, no es posible conquistar el gozo de vivir'.

Como Cioran, Clément Rosset (1939) es de esos pensadores que no le tienen miedo a transitar por las zonas más ásperas de la realidad. En una entrevista poco antes de su conferencia, de lo que se trataba era de abordar las grandes líneas de su pensamiento que, partiendo de un diagnóstico radicalmente trágico de la condición humana, se empeña una y otra vez en celebrar la alegría, el gozo, de vivir. Había, por tanto, una larga lista de cuestiones: el carácter decisivo de las ilusiones en la vida de los hombres, la importancia de la risa, el peso del azar en el rumbo ciego de los acontecimientos, el carácter artesanal de un oficio como el de la filosofía que se propone elaborar un acercamiento total a la realidad, nuestra realidad. Pero Clément Rosset se puso a hablar de su familia.

'Soy francés por casualidad. Mis tres hermanos y mi hermana nacieron en Madrid. Cuando empezó la guerra civil, y por prudencia, mi padre trasladó a su familia a Francia. Él se quedó aquí y, por su condición de extranjero, pudo ayudar a gente de los dos bandos que padecían las inclemencias del conflicto'.

Rosset habló ayer de Cioran en el Círculo de Bellas Artes. Fue esta propia institución la que lo trajo, junto a la editorial Pre-Textos, que celebra con una serie de conferencias su 25º aniversario, y la Embajada de Francia. Se esforzó en hablar en español, una lengua que se le fue contagiando por su ambiente familiar, apasionado por las cosas de este país, y por sus lecturas. 'En lo que he escrito ha sido muy importante la alegría de vivir. Y eso es algo que descubrí en España. No hay nada que merezca la pena si no se hace con entusiasmo. Sin el gozo de la sexualidad, no hay vida, no hay alegría, no hay nada. Ni siquiera filosofía'.

Un baile en Mallorca

Durante la entrevista, Rosset tomó la palabra con una decidida, aunque oculta, voluntad de utilizar la estrategia Cerros de Úbeda. Pero, de vez en cuando, y como quien no quiere la cosa, aludía a su trabajo. 'Todo lo que rodeó mi infancia remitía a España. Tomábamos el vino en unos vasos en los que se leía 'Tío Pepe'. Y víajábamos con frecuencia a Mallorca, donde mi padre había comprado un chalet. Fue allí donde tuve una experiencia que considero esencial para el desarrollo de mi obra. Fue en 1953, en un pequeño pueblo de unos 120 habitantes. Asistí a un baile que me reveló que lo verdaderamente importante es la alegría, la brusca irrupción de la sexualidad, la fiesta, la risa'.

Todo esto venía a cuento de una pregunta sobre Cioran, el filósofo rumano sobre el que Rosset disertó en Madrid y sobre el que ya había escrito en La fuerza mayor, publicado en España por Acuarela. 'Conocí a Cioran gracias a Savater y fuimos muy buenos amigos', cuenta. Pero subrayó enseguida: 'Nunca hablamos de filosofía'.

'Cioran no es exactamente un pesimista a la manera tradicional', contó Rosset, 'aunque condenaba de una manera fulminante la vida'. Y, precisamente entonces, cuando se esperaba una floritura conceptual sobre el brillante ensayista rumano, Rosset prefería contar anécdotas. 'Era un gran jugador, le gustaba divertirse. Era muy cortés, un seductor. Tenía problemas de úlcera, así que cuando bebíamos un poco de vino miraba con envidia la cantidad que nos habíamos servido su mujer y yo, pues él sólo podía contentarse con un cuarto de vaso'.

De Clément Rosset se han publicado cinco libros en España: La antinaturaleza (Taurus, 1974), La lógica de lo peor (Barral, 1976), Lo real y su doble (Tusquets, 1983), El principio de crueldad (Pre-Textos, 1994: hay traducción catalana, Principis de saviesa y de follia, en Eliseu Climent, 1997), y La fuerza mayor, que apareció en 2000. Su obra, de una rara originalidad, reivindica lo que llama pensamiento trágico frente a aquellas escuelas filosóficas que parten de la hipótesis de que el hombre puede mejorar, perfeccionarse. Rosset no se hace ilusiones. Pero tampoco lloriquea.

Sus referentes son Nietzsche, Pascal, Montaigne, Spinoza o Lucrecio. Así que sabe qué es lo peor. Pero declaró, rotundamente, que la afirmación de la vida sólo tiene sentido cuando se conoce de cerca lo más sombrío. 'Sólo el conocimiento de lo más trágico te lleva a la alegría de vivir'. Está, por tanto, de acuerdo con Cioran cuando éste critica a aquellos que celebran la felicidad después de olvidar, después de ponerse de espaldas a los conflictos de la vida. La alegría de la que habla Rosset procede de una raíz bien diferente.

Un 'bon vivant'

¿Habrá alguna forma de que Rosset se pronuncie, más allá de los chascarrillos, sobre Cioran? Pone mala cara. 'Eso ya lo he contado en mis libros. Es tremendamente difícil escribir sobre cosas complicadas de expresar. Y más difícil aún cuando hay que hacerlo de manera sencilla. Al ver aquel baile de Mallorca, entendí que lo más importante era la alegría de vivir después de conocer todos los sufrimientos. Lo tenía claro, pero a ver cómo lo explicas. En buena medida, el conocimiento te llega como una gracia, como un don, como un milagro'.

Por no hablar de grandes conceptos, Rosset fue capaz de contar incluso algún secreto. 'De esos que dan vergüenza', dijo. Y explicó que, hace años, supo de un traductor que le había preguntado a Cioran sobre un tal Rosset. Y que éste había contestado: 'Es un bon vivant al que la filosofía no ha estropeado'.

Así que el bon vivant vino a Madrid para hablar de Cioran. Su pesimismo, escribió Rosset en La fuerza mayor, se desencadena al constatar que la 'paradoja de la existencia es la de ser algo y, al mismo tiempo, la de no contar para nada'. Por eso es un pesimismo atípico. No procede de descubrir el absurdo de la existencia. Es el resultado de saber la condición efímera del hombre, 'la pequeñez del ser humano'.

Pero Rosset vuelve enseguida a las historias. '¿Sabe que Cioran quería instalarse en España? Decía que el franquismo era sólido y que le venía bien a su carácter. Así que viajó a pie y en bicicleta buscando un lugar donde vivir. Al final me confesaría que para nada, que el régimen no era tan serio, que España era un garito'.

Nada importa nada

En una breve introducción a El principio de crueldad, Rosset cuenta un episodio de Astérix en Hispania. Unos gitanos invitan a Astérix y a Obélix a unirse a su baile nocturno. El cantaor no tarda mucho en desgranar el estribillo. 'Ay, ¡qué desgracia haber nacido!'. La fiesta, pues, y enseguida la presencia de la muerte. Rosset no tarda en destacar cuán cerca están en España la alegría de vivir y el sentimiento trágico de la vida, y reivindica la jota aragonesa, que expresa con una gran intensidad 'ese misterioso y esencial vínculo que relaciona la verdadera alegría de vivir con un conocimiento íntimo y constante de la muerte'. Y es que en España, explicaba ayer Rosset, el folclor revela constantemente 'el carácter irrisorio de la vida'. La fiesta y la muerte. La risa y el conocimiento y la certeza del dolor. 'Para transmitir, al fin, que nada tiene una importancia decisiva, que nada importa nada'. Para Rosset, no hay mejor lección para aprender a vivir.

El Pez Martillo dijo...

La coplilla que le he citado y que usted no conocía se la oí decir muchas veces a mi abuelo, que nació en el barrio de Sa Gerreria (por cierto, su casa natal aún sigue en pie, ruinosa y abandonada, en un callejón al lado de eso que han llamado "passeig de s'artesania"), y que al casarse se fue a vivir a la calle de los Olmos.

Respecto a lo del cosmopolitismo, no hay que olvidar que somos una realidad insular, y esto no sólo a nivel geográfico, también social. Los distintos grupos que cohabitan (no me atrevería a decir que conforman) la sociedad mallorquina no tienen demasiados contactos entre ellos, más que los esporádicos y obligados por la actividad turística y laboral. Vivimos más o menos metidos en ghettos. Tal vez los que más nos hemos mezclado y relacionado son los aborígenes (término extraño para una sociedad de aluvión como es la mallorquina, formada a golpe de invasiones, repoblaciones, inmigraciones y sedimentos culturales varios) y los forasters (así llamamos aquí a los peninsulares, no sin cierto aire despectivo), que han formado matrimonios mixtos e incluso han llegado a puestos de poder. Pero claro, la llegada de forasters fue masiva y de golpe, y hace ya unas cuantas décadas, por lo cual la presión ha sido imposible de aguantar por los nativos, que tarde o temprano se han tenido que relacionar más de lo que hubieran deseado con ellos.

Rspecto a los turistas, ellos tienen sus sitios y nosotros los nuestros. No solemos mezclarnos mucho. Es más, hay zonas en las que en verano te expones si no tienes aspecto teutónico o anglosajón, y que ni locos pisamos en temporada alta. El turismo ha hecho que muchos extranjeros se queden a vivir aquí, y han fundado negocios orientados básicamente a sus compatriotas, en los que ni siquiera te atienden en alguno de los idiomas oficiales de la región. Tenemos restaurantes, boutiques e incluso inmobiliarias (cómo no) para los extranjeros y turistas. En cualquier caso, procuramos no mezclarnos los unos con los otros (más allá de los desesperados intentos por ayuntarnos carnalmente con alguna bárbara, normalmente borracha, que es el único estado en el que se atreverían a ser sobadas por un aborígen).

En los últimos años hay otros grupos humanos que se han establecido en la isla. Me refiero a los inmigrantes: magrebíes, subsaharianos, sudamericados, europeos del este... Sobre esta gente, todavía llevan poco tiempo, y aún es pronto para hablar de algún impacto en la isla. De momento sólo trabajan y tampoco nos molestamos mucho (lo justo).

Cosmopolitismo sí, porque hay de todo por aquí, pero los grupos son bastante cerrados. Juntos pero no revueltos.

Señor Horrach, no hace falta que nos haga la pelota de este modo, que no llego ni a aprendiz de intelectual (aunque agradezco la sobrevaloración).

Parece interesante este tal Rosset (no lo conocía). Y para terminar, dos intelectuales más que pasan alguna temporada por la isla (salvando las distancias, por supuesto): el gran amigo marqués de Horrach y la eminente bióloga Ana Obregón.

Johannes A. von Horrach dijo...

Chueta, a Bartomeu Prohens no lo conozco, ¿podría darme algyuna pista?

¿Y a cuál de los dos Román Piña se refiere?

Me leeré lo de Rosset después, con más calma. Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡Hombre, JA Montano, bienvenido! Al fin te decides a intervenir.

Gracias por la presentación de Rosset, aunque a simple vista no parece que sea de los pensadores que más me estimulan, recuerda que un servidor habita los subsuelos y el nihilismo (en sus dos acepciones heideggerianas, la 'propia' y la 'impropia') le resulta más cercano que la alegría. Luego me leo el texto más largo que ha colgado 'chueta', y comento.

ahh, y según Procopio, Rosset vive en Mallorca, pero no parece que sea en la misma Palma.
Saludos.

Anónimo dijo...

Escribe en el mundo, es un señor mayor, profesor de universidad.¿Coincides conmigo? Prohens es un filósofo seguidor de Foucault que ha publicado varios estudios sobre la brujería en la editorial de Muntaner.Además creo que habla woloff.

Johannes A. von Horrach dijo...

Bufff, pues no tengo ni idea de quien es Prohens, ni recuerdo haberlo leído en El Mundo. Al menos ahora sé que existe una lengua en el mundo que se llama 'woloff' (buena pregunta de concurso). ¿Y dices que es foucaultiano?


Pez Martillo, usted que tiene padre peninsular, tengo curiosidad por saber el trato que recibió de los 'nativos' al llegar a la isla. ¿Fue bien tratado?

Creo que los mallorquines tenemos mejor cartel fuera de la isla que dentro, al menos por lo que me dice gente de la península. Caemos bien, aunque creo que porque somos un poco gilipollas y nos toman el pelo.

Y sobre la mentalidad de gueto, es cierto y la cosa va a más, pues los inmigrantes de las últimas oleadas tienden a encerrarse entre los de su propio país. Y como los alemanes hacen eso mismo, sólo quedan los argentinos, los únicos que se relacionan con todo el mundo, al menos una mayoría de ellos (y ellas...).

Y sobre lo de las teutónicas alcoholizadas, hable por usted, que yo ya comenté en su momento que a mí me confunden día sí y día también con George Clooney :-)

Saludos.

El Pez Martillo dijo...

La verdad es que mi padre nunca ha contado nada sobre si le han hecho muchas perrerías los mallorquines. Hay de todo, y alguno sí que le habrá hecho alún comentario despectivo. En cualquier caso, hubo una mallorquina que sí que lo trató bien, porque si no no se habría quedado por aquí (lleva más años de su vida aquí que en su tierra natal), y eso es lo que importa.

De todos modos, y para ilustrar la situación mallorquina, un par (mallorquín) de anécdotas personales: una vez me negaron la palabra porque era "mig foraster". Otra vez un alemán que me preguntó no sé qué por la calle, al hacerle entender que no sabía alemán, me echó una bronca del quince y casi me pega (me han dicho que es que en Alemania les venden que las islas son un lander más). Por otro lado, tengo que aguantar a una compañera del trabajo, madrileña ella, que niega la españolidad a todos los mallorquines (por el simple echo de tener una idiosincrasia distinta a la de la corte y villa). Otra vez, en el trabajo, fui a hablarle a un paciente y, cosas de la vida, le entré en mallorquín (soy muy aleatorio en esto, a veces a algunos desconocidos les entro en castellano, y otras en mallorquín, según el día), el tío me respondió con una sonrisa irónica que él no hablaba francés (ni yo tampoco, fue lo que le contesté). Seguro que todos tenemos miles de anécdotas de este estilo.

Y sí, somos gilipollas, hemos de aguantar que nos pisoteen continuamente y encima ponemos buena cara (cara de gilipollas, se entiende). Caemos bien por las resonancias positivas quer tiene la isla (vacaciones, playa, sol y todo eso), y eso se hace extensible a todos los habitantes (que por cierto, y por romper algunos tópicos que me han preguntado: ni vamos todos los días a la playa ni estamos siempre todos de regatas, y muy poocos son los que han visto al rey).

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Pez,

sobre los alemanes, este tema me cabrea. Por una parte admiro ciertas características del pueblo alemán, como es su capacidad de trabajo, su seriedad, etc. Es decir, todas esas cosas que los hacen diferentes (en sentido positivo) de los españoles. Pero por otro lado me molesta la mentalidad de demasiados alemanes que viven en Mallorca. Su complejo de superioridad lo encuentro francamente insultante. He tenido algunos roces con alemanes de este estilo y siempre acabo sacándoles el tema de Hitler, que es mano de santo para que se calmen y muestren algo de respeto. Hay de todo, es cierto que no todos son así, pero los que viven aquí sientend e verdad que esto es como si fuera su Lander nº 51.

En cambio, la mentalidad de la mayoría de los argentinos es mucho más accesible. Además, fíjese que son más 'visibles' que los teutones, sobre todo porque trabajan en curros de cara al público, como gasolineras, bares, restaurantes, kioskos, etc. En cambio, hasta ahora NUNCA he visto a un alemán trabajando de camarero en Mallorca, nunca jamás. Ellos tratan de no mezclarse demasiado con el resto de la población.

Y sobre lo de que somos gilipollas, Kafka ya decía que la modestia es algo que se suele considerar como virtud por la gente porque una persona modesta no supone un freno para nuestra voluntad de poder y de expansión. A alguien modesto podemos pisotearlo más fácilmente que a alguien orgullos, está claro, por eso creo que los mallorquines, por lo general (como apenas tenemos orgullo, y a veces tampoco dignidad), caemos bien fuera de la isla.

Saludos.

pescado del dia dijo...

Nací en Barcelona hijo de mallorquina. "Fill meu et puc ben dir que se meva familia es ben mallorquina i no hi ha cap xueta!" -me repitió durante años- Su obsesión fué siempre convencerme de que podía estar tranquilo con mi cincuenta por ciento isleño mientras me repetía los quince apellidos malditos en los que no se encontraba el mío.
Me alegro de haberme topado con tu blog, Horrach.

Johannes A. von Horrach dijo...

Joanet,

bienvenido y gracias por tus palabras. Afortunadamente mi generación ya no ha tenido que crecer con estas obsesiones. Pero bueno, eso más en Palma, porque en determinados ámbitos rurales, la cosa cuesta más de erradicarse.

En mi caso la historia se complica, pues mi apellido procede el Imperio Austrohúngaro.

Saludos.

Anónimo dijo...

Les opinions sobre la vigencia del fet xueta ben respectables, encara que discutibles.
Però un parell de consideracions històriques:
1.- Entre les conversions (1391-1435) i la implantació de la Santa Inquisició espanyola (1488), no es detecten elements importants de discriminació (hi ha poca intervenció de la inquisició papal i els requisits de neteja de sang en els estatuts gremials son excepcionals), tot i això en aquesta època les pràctiques criptojueves eren generalitzades entre els conversos. És la creació del nou tribunal el desencadenant de la socialització i institucionalització de la segregació. Encara que les seves expressions extremes es manifestaren desprès dels grans processos, novament inquisitorials, de finals del XVII, que dugueren aparellada la creació d’un discurs ideològic discriminatori (La fe Triunfante), la radicalització eclesiàstica i les manifestacions populars de rebuig.
2.- Per disposició de la Suprema Inquisició (òrgan central de la Inquisició) el 1755 es procedí a renovar únicament els sambenets posteriors a 1645, exposats al convent de St. Domingo, per tant a partir d'aquest moment es perd el rastre dels més de 700 judaitzants condemnats entre 1488 i 1546, que comptaven amb més de 200 cognoms.
3.- El 1782, en ple procés d'elaboració de les Reials Cèdules de Carles III, que acabarien establint la igualtat jurídica dels xuetes amb la resta de mallorquins, el Fiscal de la Reial Audiència de Mallorca elevà un informe al Rei proposant la deportació dels xuetes a Cabrera i a Menorca amb propostes de restricció de la seva llibertat civil.
4.- Tot i que és possible que algun llinatge no xueta, coincident amb algun dels cognoms xuetes, hagi quedat absorbit pel col.lectiu, es tractaria de casos excepcionals. En tot cas, l’extremada endogàmia xueta faria anecdòtic el fet que algún aport no fos xueta, perquè la resta si que ho seria. En aquest sentit compartesc la idea d’una forta estructura estamental de la societat illenca, i l’endogàmia xueta no és l’única que ha existit: els nobles, la ma major rural, els pagesos, els mariners, els menestrals i altres sectors han conservat una pràctica matrimonial de característiques semblants, amb la diferència que no duia implícita la funció expiatòria de la que parla Horrach. En tot cas, a Mallorca, entre els s. XVI i principis del XX els matrimonis es practicaven molt majoritàriament entre iguals, la qual cosa duia implícita el coneixement de la “casa” d’origen. Com a prova, tothom sabia que els Miró de Sóller, els Martí de Binissalem o els Fuster de la noblesa no eren xuetes.
5.- A Mallorca sempre hi ha hagut sectors contraris a la segregació dels xuetes, al s. XIX s’articularen a l’entorn del liberalisme, primer, i del republicanisme i altres ideologies no conservadores, després. Es cert que el canvi de costums que podem identificar amb el boom turístic ha suposat la “puntilla” al fenomen, però la II República ja va ser un punt de no retorn, tot i un cert repunt en el franquisme que ja no tendria agombol social.
6.- La realitat actual es que cada un fa el que li passa pels nassos, uns reivindiquen la memòria, alguns es plantegen el retorn al judaisme, altres viuen ancorats en estereotips passats, altres no saben de que va el tema i altres se’n foten del sant i de la festa i tot és perfectament digerit en una societat, afortunadament, plural.

Salut

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola, Raro, benvingut i moltíssimes gràcies per ses precisions que aportes a sa qüestió. Un plaer.

Un comentari al darrer punt: estic d'acord en que una característica única avui dia és que podem trobar manifestacions sobre un tema que van en múltiples direccions, i el tema xueta n'és un bon exemple.

D'el punt 4, molt destacable s'extensió global que ha tengut a Mallorca sa endogàmia, encara que només recordem el cas xueta.

Saludos i gràcies pel comentari.

PD: ens coneixem? (encara que sigui via telefònica)

Anónimo dijo...

Crec que no ens coneixem, però si me dones més referències potser ho puc aclarir.
Sobre el tema de la generalització de l'endogàmia crec que els vincles matrimonials fins al s. XV varen ser molt més fluids, aleshores Mallorca estava en un dels centres econòmics del mon occidental i l'activitat comercial i els intercanvis culturals eren freqüents.
A partir del s. XVI quedam a la perifèria, el centre del mon es situa a l'atlantic i comença l'aillament (el de veres), a partir d'aquí els estrates socials es petrifiquen.
Al segle XV, i encara a principis del XVI, es possible trobar conversos, i observants de la fe judaica, entre la noblesa: els Cavalleria, els Pardo o els Beltran en son un bon exemple. També es troben conversos ocupant càrrecs al Gran i General Consell.
Més tard això seria impossible.

Salut i gràcies per la benvinguda.

Johannes A. von Horrach dijo...

Bona matinada, Raro. Sospitava qui eres, però crec que anava errat.

Fascinant aquest decantament cap a la endogàmia més estricta, a la estratificació social, quan el Mediterrani deixa de ser el centre de comerç marítim europeu. Saps quins autors defensen aquesta tesi?, m'interessa moltíssim.

Molt agraït per sa teva impagable colaboració. Esper contar amb tú, siguis qui siguis.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ja miraré si puc cercar-te referències bibliogràfiques, però la investigació de la història social a Balears està molt verda, sobre el tema xueta te recoman molt l’Endogàmia dels xuetes de Mallorca d’Enric Porqueres Gene, és fascinant, encara que tracta una època posterior.
En tot cas el s. XV no és una edat d’or, Mallorca no acaba de trobar una ona bona en aquell moment.
Quedi clar que l’endogàmia existia, però tenia un sentit pragmàtic, casar-se amb una dona membre d’una família de la mateixa professió o alcurnia permetia establir aliances beneficioses en incorporar les influències, les relacions, els clients o el prestigi de la família política en els àmbits d’interès de l’espòs. A més la dona tenia coneixements d’aquella activitat i no necessitava un ensinistrament.
El que passava és que era possible, de vegades mitjançant un matrimoni desigual adequadament compensat, passar d’un nivell a l’altre, encara que sense extrems, un menestral no podia passar a Ciutadà Militar, però si podia passar als oficis de la mercaderia o un noble podia tenir un fill mercader i un altre noble (algunes pràctiques econòmiques estaven restringides a la noblesa i convenia tenir membres no subjectes a aquestes limitacions) i la majoria dels nobles procedien o estaven emparentats amb els grans comerciants.
Valgui a dir que el sistema no era universal, els descendents d’esclaus probablement no participaren d’aquests fluxos.
Mallorca desprès de la conquesta és una societat en construcció, necessita ser flexible per articular-se social i políticament i això donà una societat encara inevitablement estamental, però no rígida. A més cap dels gran nobles catalans o aragonesos s’hi va quedar, els que obtingueren aquest estatus posteriorment eren nous en l’ofici i no incorporaven la defensa de privilegis ancestrals competitius amb la corona, i per tant no poden presentar-se ni amb la pompa ni les exigències d’una noblesa mítica.
Només després, quan els recursos son escassos i la memòria es pot reconstruir, es blinden i acaben transferint el model al conjunt de la societat. Segurament les Germanies, de les que en surten vencedors els estaments privilegiats, son aprofitades per institucionalitzar la nostra edat mitjana. Ornamentada amb esglésies i palaus barrocs.

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola de nou, i gràcies per s'esforç de cercar ses referències bibliogràfiques, t'ho agraeisc molt.

El llibre d'en Porqueres l'he consultat en alguns punts, però no l'he llegit sencer.

Interessantíssim tot el que contes sobre sa noblesa mallorquina i sobre sa endogàmia. Prenc nota.

Crec que tú me podries resoldre un dubte que ahir vaig discutir amb uns amics (esper no abusar de sa teva amabilitat): saps qui és el Colom del carrer de dú de Cort a sa plaça Major? Uns deien que en Joanot s'agermanat i altres en Cristóbal Colón. Com que els canvis denoms als carrers de Palma han estat una mica peculiars, jo no sé cert a quin Colom es pot referir.

Saludos.

Anónimo dijo...

No record d'on ho sé, però el tema està ben documentat, el carrer Colom és una via oberta sobre els estrets carrers Joanot Colom i dels Bunyols, al barri del Segell, fou iniciat cap a 1862 o 63 i finalitzat després de la I República.
El nom canvià segons la tendència política del moment, però deriva de Joanot Colom. Deixant nomès el llinatge, l'ambivalència va permetre atribuir-lo a qui resultava més adient ideològicament, en Tofol o en Joanot. Durant el franquisme, subtils com eren, Colom va esdevenir Colón i es referia, sense dubtes, al descubridor.
És un història divertida.

Johannes A. von Horrach dijo...

Moltes gràcies de nou. Un luxe tenir-te com a 'comentarista' del blog.

Johannes A. von Horrach dijo...

Ja que hi som, i abusant una mica més de s ateva amabilitat: precisament a n'aquest blog un palmesà me va dir que el carrer de sa Policia Local de Sant Ferrran, que no record com es diu, es va dir durant un temps, 'carrer Hölderlin', però que es va canviar perque sa gent no el sabia pronunciar o no sé qué exactament. Saps algo d'això. M'agradaria saber ses dates, sobre tot.
Moltes gràcies anticipades. Un plaer.

Anónimo dijo...

No era Sant Ferran, era Ruiz de Alda, que fa nom pel participant a la travessia del Plus Ultra i fundador de Falange.
Per cert segurament el Carrero Joanot Colom sobre el que es traçà el Carrer Colom, degué ser un nom més o menys coetani, possiblement imposat en algun trienni, decenni o sexenni progressista.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡Ruiz de Alda!, això mateix. Tenc molt mala memòria pels noms dels carrers, cosa que m'ha duit males experiències amb turistes que me demanaven que lis indicàs una direcció.
Saludos.

león herbívoro dijo...

Realmente, a pesar de ser de origen judío, no tenía idea de nada de esto. Sabía que en España era todo un tema la cuestión de los "conversos", pero no conocía nada de los "Chueta".

Muy ilustrador para alguien que vive del otro lado del charco.

El blog es excelente. Me encanta.

Saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Russian. Sí, este es un tema no muy conocido fuera de las baleares (en España mismo se desconoce bastante). Por si te interesa, Poliakoff le dedica unas páginas en uno de sus libros sobre la historia del antisemitismo.

Muchas gracias por tus palabras.

saludos

Anónimo dijo...

Si algú vol ampliar informació sobre el tema:

http://www.memoriadelcarrer.com/

Anónimo dijo...

Hola, molt interesant es tema dels chuetes, som menorquí d'origen jueu i m'agradaria sebre si algú sap si hi ha alguna relació entre els chuetes i els jueus menorquins, aqui a menorca alguns conversos van adaptar els seus cognoms a toponims com Mercadal, també es poden trobar cognoms chuetes com fuster i cognoms directament jueus com salom i vidal. Moltes gracies

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Haim, benvingut!

Precisament aquesta mateixa nit he publicat al blog una entrada sobre el cementiri jueu de Mallorca.

Sobre lo que me demanes, no en tenc ni idea, no te puc ajudar. Qui crec que sí sap coses sobre els jueus de Menorca es el nº 2 de sa comunitat jueva de Mallorca, Abraham Barchilón. Crec que tenc es seu mail per aquí, si vols li puc traslladar sa teva pregunta.

saludos i fins aviat

Anónimo dijo...

Buen artículo. De todas maneras, no todos los apellidos de "claro origen judío" lo son tan claramente. Maimó, por ejemplo, podría proceder del árabe "Maymun", nombre muy común en Marruecos. Desde que apareciera aquel libro llamado "Sangre Judía", de Pere Bonnín, hay gente que insiste en ver judíos por todas partes...

Johannes A. von Horrach dijo...

Bienvenido al blog, y muchas gracias por la precisión. Lo que yo pretendía indicar señalando estos apellidos mallorquines 'que suenan judíos' (aunque Maimó, como usted dice, puede realmente no serlo. Tal vez alguno de loss demás tampoco) es que en ningún caso se les prestara atención, en beneficio (o, mejor dicho: perjuicio) de la 'lista de los 15'. Si la causa de la persecución contra los apellidos chuetas era, teóricamente, la raíz judía de sus portadores, llama la atención que se quedaran fuera estos apellidos que cito.

En cualquier caso, es cierto que vivimos una curiosa epidemia de 'judaidad', en la que muchos mallorquines buscan ansiosamente raíces judías en su genealogía, como si en ello pudieran obtener algún tipo de beneficio (aunque sea espiritual...).

saludos y gracias

Xisco Fernández dijo...

Hola Juan Antonio, soc es teu cosí segon en Xisco Fernández.
Men alegro d'haver-te trobat fa unes setmanes al centre de Palma i hem xarresis del teu blog.
Com gran aficionat a la història i antropología cultural, m'agrada molt com escrius i es temes que tractes.

Esper que continuis així, i que xerris a ses proximes entrades de blog de altres temes apassionants de sa nostra negra historia com es canamunts i canavalls, mr joan march i altres hereus pirates com bartomeu cursach, i les cremacions de xuetes al s.XIX a la plaça Gomila.

Una aferrada. Xisco

Johannes A. von Horrach dijo...

Eei, Xisco, encantat de trobar-te en aquest 'antro'. Gràcies per ses teves amables paraules. En principi, sa idea no era fer arqueologia de sa Roqueta, però material n'hi ha tant que ja veus que és impossible contenir-se. Sobre tot lo qiue més exportam són pirates, tipo Cursach o March, i qualque dia caurà una entrada sobre ells.

Un precisió només: ses darreres cremades de xuetes crec que no són del segle XIX. D'on has tret aquesta dada?

abraços i bon any nou

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