miércoles, 23 de mayo de 2007

TEORÍA MIMÉTICA (7)

HOMOSEXUALIDAD

La teoría mimética girardiana tiene diversas prolongaciones, algunas de ellas sorprendentes en un primer momento. Una se refiere a la homosexualidad, al menos la que se manifiesta al margen de causas 'biológicas', pues Girard no pretende en este caso analizar la esencia de la homosexualidad (en la teoría mimética no hay esencias de ningún tipo; todo son determinaciones provocadas por el efecto que la escisión provoca en el sapiens/demens), ni tampoco una supuesta identidad sexual, sino determinadas manifestaciones del homoerotismo.
La lucha que el sujeto lleva a cabo con su modelo-obstáculo, el amor/odio que experimenta por éste, lo introduce en una dinámica agónica, en la que, como ya se ha dicho, el objeto deseado (en teoría, lo que determina la pugna entre sujeto y modelo) se deja de lado en privilegio de la pugna misma entre uno y otro contendiente. El verdadero objeto de deseo es el modelo, y como el mismo modelo, para sujetos masculinos, suele ser un hombre (ya que se busca en el otro a un ‘igual’ al que se desea suplantar), y como esta pugna mimética implica inevitables derivas sexuales, la relación homosexual puede desarrollarse en cualquier momento. Del deseo de suplantación se pasa fácilmente al deseo de posesión:
“El modelo-rival, en el terreno sexual, es normalmente un individuo del mismo sexo por el hecho de que el objeto es heterosexual. Así pues, toda rivalidad sexual es estructuralmente homosexual. Lo que nosotros llamamos homosexualidad es la subordinación completa, en esta ocasión, del apetito sexual a efectos de un juego mimético que concentra todas las fuerzas de atención y de absorción del sujeto en el individuo responsable del double bind [‘doble vínculo contradictorio’, por ejemplo, el amor/odio es un double bind], el modelo en cuanto rival, el rival en cuanto modelo”.
La fuerza del mimetismo humano (como ya se ha dicho, es distinto del mimetismo de otras especies) nos conduce a terrenos diversos. Uno de los más frecuentados es el de la sexualidad, pues en toda dinámica deseante (aunque el objeto no tenga connotaciones sexuales) hay elementos estructurales eróticos. La emulación tiene mucho de seducción y erotismo, el desear también. Por tanto, si Girard tiene razón y lo que más deseamos es el modelo de nuestros deseos, un ser concreto y material, no es difícil entender que la dinámica mimética nos puede conducir en ocasiones a situaciones de contenido homosexual.
En el mundo del arte (teatro, literatura, poesía, ...), caracterizado por la emulación de modelos de los que siempre se niega la dependencia (se da lo que Harold Bloom llama la “ansiedad de la influencia”) podemos ver con cierta frecuencia este tipo de homosexualidad provocada por el particular mimetismo humano. Por ejemplo, en la Grecia clásica la homosexualidad se producía en este contexto de cercanía y mimetismo de las grandes personalidades del pensamiento (ya se ha referido George Steiner, por ejemplo, al vínculo entre educación y erotismo, pues en ambos está presente la seducción).
En los simios, cuando un macho abandona la pugna por una hembra, parece como si el derrotado se insinuara a su rival. Pero nunca se llega hasta el final, como si sucede o puede suceder con el hombre. Dice Girard que “si no hay ‘verdadera’ homosexualidad en los animales es porque en ellos el mimetismo no es bastante intenso para dominar de forma duradera el apetito sexual inclinándolo hacia el rival. Sin embargo, es ya lo bastante intenso, en el paroxismo de las rivalidades miméticas, para esbozar esta inclinación”.
También encontramos pistas en las formas rituales: “la homosexualidad ritual es un fenómeno bastante frecuente; se sitúa en el paroxismo de la crisis mimética y la encontramos en ciertas culturas que, al parecer, no dejan ningún lugar a la homosexualidad fuera de los ritos religiosos”.
También sucede a veces con el canibalismo, que se practica sólo dentro del espacio ritual. En este caso el contexto sería ‘alimenticio’; en el otro, ‘sexual’. Todo es parte de un único y mismo proceso, el mimético-sacrificial.
Imagen: pertenece a una película del director gay Bruce LaBruce. En realidad pretendía colgar esta otra imagen, también de una obra de LaBruce, pero no quiero pasarme. En cualquier caso, en ambas vemos la misma situación: una devota felación practicada a un hombre con el rostro cubierto, retrato de ese fantasmal mundo nuestro que es el del deseo mimético. Estampas de veneración llevada hasta el extremo descrito por la tesis girardiana.

11 comentarios:

R. Basar dijo...

Muy buena exposición, Horrach, muy interesante. Lo cierto es que no había pensado mucho en el tema, pero dados ciertos campos en los que voy pensando más tarde o más temprano tendré que echar una miradita... Seguro que en la Historia de la sexualidad de Foucault hay alguna cosa atinada sobre el asunto.

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola de nuevo, Lechuza, gracias por sus palabras.

La primera vez que leí esta tesis girardiana la verdad es que me dejó muy sorprendido, ya que nunca había pensado en algo así y tampoco conscientemente había vivido una experiencia de este tipo. Pero la tesis funciona sobre todo si la aplicamos a unos escenarios determinados. Un escenario donde pueden darse este tipo de relaciones de amor/odio llevadas hasta el homoerotismo puede ser, por ejemplo, un departamento de filosofía, con sus cuchilladas, odios levíticos y bajadas de pantalones, ¿no cree? Donde existe competitividad entre machos el homoerotismo no se encuentra muy lejos. Ahora mismo estoy pensando en algún caso que me recuerda la foto que no me he decidido a colgar en la entrada...

saludos

PD: ya dirá cosas si encuentra algo sobre este tema en la obra de Foucault, ya que un servidor no dispone de ella y no tengo pensado, a medio plazo, pegarle un repaso.

león herbívoro dijo...

Que fuerte la foto.

La pija del cerdo parece literalmente una salchicha.

Bueno, no es una gran reflexión pero fue lo primero que pensé.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Tomás.

La foto es demasiado explícita como para colgarla tal cual en el blog, que no quiero pasarme. Pero es que las pelis de Bruce La Bruce son durillas. Todavía recuerdo el mal rato que me hizo pasar su 'Hustler white', sobre todo en ese escena en la que un manco le mete el muñón por el culo a otro tío. ¡Espeluznante!

saludos

león herbívoro dijo...

Uff, too much for me.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

También para mí, jajajaj, pero es que en mi época más 'subsuelítica' me forzaba a ver cosas que no me apetecían mucho, por puro masoquismo mental. Y es el caso de 'Hustler white', pues la temática gay en cine no me atrae demasiado, sobre todo si es tan explícita.

shalom

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Amar a la humanidad es muy fácil, y hasta un socialista puede lograrlo. No hay ahí nada recíproco. Pero para amar a algo concreto hay que someterse a él o someterlo: pasión o acción. Pues el amor puede ser igualitario en los fines, pero en los medios es tan despiadado como cualquier otra pugna por el reconocimiento. La igualdad en el proceso de ser reconocido sólo engendra odio, tanto en la lucha -cuando todavía no se reconoce nada- como en el sexo -cuando ya no se reconoce nada.

Media un abismo, pues, entre amar un paradigma y amar a un ser concreto. Esto último sólo puede hacerse a través de la reciprocidad que ofrece el intercambio. Y dos hombres no tienen nada que ofrecerse en términos amorosos, si acaso sexuales. La razón es sencilla: los varones poseen un alma de la que las mujeres carecen, salvo cuando se someten psicológicamente a un hombre.

Johannes A. von Horrach dijo...

Interesante reflexión Irichc, y bienvenido al Subsuelo.

Anónimo dijo...

HOLA MUY BUENA LA FOTO
AL GUNA PERSONA ASI MEA A GREGA MI MAIL ESKEVIN_BRIAN_15@HOTMAIL.COM SOLO ACTIVOS
PARA Q SEAN FISICUDOS O FIBRADOS
PARA RELACIOM SERIA

Anónimo dijo...

Esta teoría es una aberración producto de sobre estimar el concepto a la realidad. Los homosexuales no buscan un igual, o modelos imaginarios. Buscan una pareja como los heterosexuales, es mas aburrido pero así es. Estas aberrantes teorías solo pueden servir para crear arte, como Recuerda de Htichcock. En este sentido el psiconalisis y esto no se diferencias mucho, inutilidades que quedan en la historia. Las fantasías del erotismo en el arte solo son eso: fantasias.

Johannes A. von Horrach dijo...

Fíjese que Girard no trata ni mucho menos de explicar todos los casos de homosexualidad a partir de este esquema. Sólo explica un tipo. Y tampoco es que se trate de un esquema psicoanalítico (aunque Freud es un autor que Girard maneja, la mayor parte de veces a la contra), sino que tiene más que ver con la fenomenología hüsserliana.

saludos

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