lunes, 23 de febrero de 2009

MARZOA: HEIDEGGER Y LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA


Hace ya 19 años que apareció publicado en Taula, revista de filosofía de la Universidad de las Islas Baleares (UIB), este artículo del gran filósofo español Felipe Martínez Marzoa: Heidegger y la historia de la filosofía.

[nota: si alguien tiene algún problema a la hora de leer el texto de Marzoa y se tiene interés en tenerlo en el pdf original, más legible, aquí tiene el link de Taula en el que aparece]

MARZOA - Heidegger y La Historia de La Filosofía

viernes, 20 de febrero de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (15). THE BODY LOVERS / THE BODY HATERS


Uno de los discos más queridos en este subsuelo es el trallazo que el indómito Michael Gira publicó en 1998, en formato de dos discos. Ya desvinculado, al menos oficialmente, de su fascinante proyecto Swans, Gira se rodea aquí, en parte, de los que fueron sus colaboradores en el mismo (Jarboe, Norman Westberg, etc.) y realiza su obra más arriesgada en cuanto a planteamientos, brutal en su ejecución y despiadada para el oyente. The Body Lovers/The Body Haters (publicado sin mención explícita de quien es el autor) es un auténtico mar de crepitaciones sonoras, de desgarros y estallidos infernales que llevan al extremo los planteamientos que habían dirigido la trayectoria de Gira hasta el momento (luego, con su nuevo proyecto The Angels of Light su sonido se hace más amable). Se podría decir que prolonga aquí los descubrimientos sonoros que había ensayado en el disco doble de rarezas de Swans, Soundtracks for the blind (1996), concretamente de varias de sus turbadoras piezas (The beautiful days, Surrogate 2, Mellothumb, Secret friends, Live through me o The sound). En teoría, dos nuevas entregas tienen que dar continuación a este proyecto, pero parece que Gira se ha olvidado, de momento, del tema.

La cabeza dibujada de un cerdo, como se puede ver arriba, ilustra la portada de este disco, pero también se incluyen otras ilustraciones en su interior: una soga, dos testículos y un pene erecto, el culo de un caballo, una vagina o la boca de una oveja. Gira siempre ha tenido debilidad por ilustraciones algo extrañas (como los conejitos de su época en Swans que va de 1988 a 1992, más o menos), aunque en este caso la significación que les otorga parece mayor. Un ciclo se cierra en su trayecto creativo y tal vez por eso las imágenes escogidas sean tengan un cariz más definitivo, seco, concluyente.

The Body Lovers es el disco más desarrollado del proyecto (el otro, del que no incluyo ninguno de sus dos larguísimos cortes, también resulta fascinante, aunque sea más monocorde y lineal), aquel en el que se puede apreciar una evolución desde lo más infernal (cortes 1, 3, 4 o 7. Ninguna pieza lleva título) hasta la más sosegada de las beatitudes (los tres últimos cortes). Se trata, en suma, de un viaje a la médula del sparagmos, el terreno donde la ruptura y la convulsión se convierten en protagonistas absolutos, en sujeto que dirige las evoluciones y los caminos a seguir, el despliegue de fuerzas puestas en acción.












lunes, 16 de febrero de 2009

DESCORCHANDO A PROUST


Tras muchos años de espera, de dejar que se vaya fraguando el momento adecuado para degustar el preciado licor, este fin de semana al fin he decidido descorchar a Proust, concretamente Por la parte de Swann, de la insuperable cosecha de la À la recherche du temps perdu. De momento, tras paladear los primeros sorbos (referentes a las desconcertantes ensoñaciones que siguen al momento del despertar, cuando todo debe recomponerse en la refriega que se escenifica vaporosamente entre la incertidumbre y la memoria), puedo decir que el aroma es impecable, la sustancia poderosa, de calado profundo y sensaciones hondas. Momentos báquicos que a buen seguro irán a más.

En realidad han sido las necesidades imperiosas de la tesis (según René Girard, Proust es uno de los más finos y profundos descubridores de la 'teoría mimética'; de hecho, la Recherche viene a significar una auténtica revolución moral y espiritual) las que me impelen a no retrasar más la lectura. Hasta ahora había seguido el consejo que le escuché en una conferencia a José Carlos Llop (¿1995? ¿1996?) sobre la necesidad de leer a Proust con la juventud ya acabada, para poder así apreciar lo que se supone que sólo una cierta experiencia te puede enseñar.

jueves, 12 de febrero de 2009

JOOST VAN DER WESTHUIZEN


Aprovechando que ya estamos en pleno VI Naciones (aquí dejo los videos de las primeras victorias irlandesa y galesa), quería recordar al jugador que hizo que me enamorara del rugby: el medio melé sudafricano Joost van der Westhuizen. Fue allá por 1995, durante el mundial disputado en Sudáfrica, que significó la eclosión mediática de la bestia Jonah Lomu. Aunque el ala de origen tongano siempre me ha gustado (a pesar de que en su puesto prefería a su antecesor, el mítico John Kirwan), no fue él sino el fino y hábil número 9 de los Springboks quien me llamó más la atención. Junto a Van der Westhuizen, los Pienaar, Wiese, Stransky, Joubert, Du Randt, Kruger, Small o Williams consiguieron el primer título mundial para Sudáfrica, lo que permitió que un país dividido se uniera gracias a un partido de rugby (por cierto, sobre esta cuestión trata el nuevo libro de John Carlin, El factor humano).

(más videos de Van der W)

jueves, 5 de febrero de 2009

VOCABULARIO (16): SPARAGMOS



Seguimos con la omnipresente (al menos en este blog) Camille Paglia y su deslumbrante Sexual Personae, en cuyo tercer capítulo (Apolo y Dioniso) introduce el término griego 'sparagmos', principio supremo del culto dionisíaco y que viene a significar algo así como 'destrozo', 'ruptura', 'despedazamiento', 'convulsión' o 'espasmo'. El sparagmos es un elemento de raigambre dionisíaco-ctónica, es decir, que está ligada directamente con la Gran Madre Naturaleza, el Útero-Tumba, y es en consecuencia "un éxtasis de excitación sexual y fuerza sobrehumana". Según Paglia, "la naturaleza vive conforme al sparagmos, no hay en ella abstracción literaria".

En el ritual dionisíaco, en el cual el sparagmos es "un éxtasis de excitación sexual y fuerza sobrehumana", el cuerpo del dios (sustituido por el de un hombre o un animal) es sacrificado, destrozado en pedazos que son posteriormente ingeridos o también diseminados como si fueran semillas. La voluntad de imitación de la figura divina conlleva en este ritual (y en muchos otros, la eucaristía cristiana incluida) la adopción de algo tan material y descarnado como es el canibalismo, que se convierte en una vía de sugestión espiritual, en un camino que conduce al paraíso de lo celeste.

En suma, en el spagmaros se destruye y construye a la vez, es pura compulsión dinámica, movimiento perpetuo que lleva de un extremo al otro, sin posibilidad de fijar dicha movilidad. Es fluidez imparable, metamorfosis desgarradora y palpitante siempre en marcha, lo que, en consecuencia, "niega la identidad de los objetos. Es la naturaleza triturando y disolviendo la materia en energía".

lunes, 2 de febrero de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (14). TANGO APASIONADO Y TUNJI


Nada seduce más mi oído subsuelítico que la música de cadencias repetitivas y un marcado acento melancólico, aquella que te lleva de una forma tranquila, y te envuelve, aunque de fondo asome el abismo. Llevo años viviendo con dos piezas en la cabeza (y en el cuerpo) que nunca me abandonan del todo, un tango y una pieza de jazz. La elegancia las caracteriza, siempre con el piano como instrumento que dirige, aunque el bandoneón y el saxo cobren más protagonismo.


La primera es la titulada Tango apasionado de Astor Piazzolla, que descubrí en la película Happy together de Wong Kar-Wai (un autor que tiene un criterio muy interesante a la hora de seleccionar la música de sus películas). La he recordado estos días, hablando con Caroline sobre Piazzolla. También la que es como su prolongación, Milonga for three (que también se puede escuchar en la película de Wai).


La segunda corresponde a Tunji, del gran John Coltrane. Pertenece a la etapa intermedia del saxofonista (la de Out of this world, Africa o Mile's mode), antes de adentrarse en estructuras musicales más caóticas e indescifrables. La sutileza de su intensidad (que no escamotea los habituales impulsos de fiereza de Trane) siempre me ha fascinado. El solo de saxo, el estilo del batería (inspirado en el percusionista africano Babatunde Olatunji, de ahí el título de la obra), el piano, todo conjuga en una pieza inolvidable.
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