jueves, 17 de septiembre de 2009

TEORÍA DE LA PROPINA


Debo a mi conciudadano y amigo Xavier Pericay haber descubierto la 'teoría de la propina' de Josep Pla, muy práctica en tiempos como estos, podridos por el 'optimismo antropológico' del Líder que dirige nuestros caminos. En las memorias de Pericay, Filologia catalana, se incluye la definición que daba Pla (extraída de la obra Humor honesto y vago) a esta concepción sencilla pero inteligente de la vida:

"El hombre que consciente o inconscientemente suponga o crea que éste es el mejor de los mundos posibles vivirá rabioso y frenético. El que por el contrario parta de la idea que esto es un valle de lágrimas corregido por un sistema de propinas, vivirá resignado y tranquilo".

[aprovecho que se acaba de publicar, hace un par de meses, la traducción en castellano de las memorias de Pericay para dejar aquí la crítica del libro que realicé para Kiliedro hace dos años]

(entrada publicada en el NICKJOURNAL)

domingo, 13 de septiembre de 2009

DE LA LITERATURA CONSIDERADA COMO UNA TAUROMAQUIA


"En el hecho de escribir una obra [literaria] no hay nada que sea equivalente a lo que el cuerno acerado del toro es para el torero, única realidad que -a causa de la amenaza material que conlleva- da una dimensión humana a su arte y le impide ser un simple y vano encanto de bailarina.

Así pues, soñaba con el cuerno de un toro. No podía resignarme a ser sólo un literato. El matador que aprovecha el peligro que corre para ser más brillante que nunca y muestra toda la calidad de su estilo en el momento en que está más amenazado: eso es lo que me maravillaba, eso es lo que quería ser.

Para el torero existe una amenaza real de muerte, cosa que nunca existirá para el artista, como no sea de una forma externa a su arte.

Para el torero, la regla [tauromáquica], lejos de ser una protección, contribuye a ponerlo en peligro: dar la estocada en las condiciones requeridas implica, por ejemplo, que pone su cuerpo, durante un tiempo considerable, al alcance de los cuernos; existe, pues, allí una estrecha relación entre la obediencia a la regla y el peligro corrido.

La regla de la tauromaquia persigue un objetivo esencial: además de obligar al hombre a ponerse seriamente en peligro (al tiempo que lo arma con una técnica indispensable) y a no deshacerse de cualquier modo de su adversario, la regla impide que el combate sea una simple carnicería. Tan puntillosa como un ritual, ofrece un aspecto táctico (preparar al animal para recibir la estocada, aunque sin cansarlo más de lo necesario) y también un aspecto estético: en la medida en que el hombre 'se perfile' adecuadamente en el momento de dar la estocada, habrá en su actitud la conocida arrogancia; también en la medida en que sus pies permanezcan inmóviles durante una serie de pases bien ajustados y ligados, moviendo el capote lentamente, formará con el animal esa composición prestigiosa en la que hombre, trapo y enorme masa astada parecen unidos entre sí por todo un juego de influencias recíprocas; en una palabra, todo contribuye a dar un carácter escultural al enfrentamiento del toro y el torero".


MICHEL LEIRIS, De la literatura considerada como una tauromaquia (prólogo de Edad de hombre).

martes, 8 de septiembre de 2009

DESGRACIA (J.M. COETZEE)

Hace poco se estrenó una película que no he visto (y que no veré) basada en una novela que sí he leído. Su autor es J.M. Coetzee, escritor y Premio Nobel, que es sudafricano y tiene un apellido afrikaner que se pronuncia 'cotsía'. Vive en Australia y además resulta que escribe como los grandes, al menos en este caso de Desgracia (Mondadori, 2000), mi desfloramiento con su magistral pluma. Coetzee es de esos raros autores de los que puedes decir, ya en la primera página que lees, que posee una sensibilidad narrativa fuera de lo común. Sutil, sintético, profundo, su estilo va desgarrando capas de materia hasta su mismo tuétano. Al final a lo mejor no lo acaba de encontrar, pero ése no es un problema atribuible a Coetzee sino a las circunstancias del mismo tuétano que busca el sudafricano (vendría a ser como pelar una cebolla, que no tiene corazón ni semilla alguna), cuya naturaleza lleva en sí que no pueda encontrarse.

De las muchas cosas que cabría resaltar de esta formidable novela me decantaré de momento por unas pocas. Por ejemplo, por el periplo del protagonista absoluto, David Lurie, profesor universitario, que lo lleva a moverse entre dos mundos distintos, casi opuestos, y que en esa oposición dialéctica se encuentra mucho significado. Por un lado, la Sudáfrica moderna y occidental, en la que él es profesor universitario, aquella que está podrida por lo 'políticamente correcto' y que se encuentra en manos de innumerables cruzadas buenistas, auténticas purgas de raigambre inequívocamente estaliniana (como va pensando Lurie, mientras se ha iniciado contra él el proceso que lo expulsará de la Universidad: "Es la trituradora de las habladurías, que no para de funcionar de día ni de noche, y que hace trizas cualquier reputación. La comunidad de los rectos, de los que tienen toda la razón, celebra sesiones en cada esquina, por teléfono, a puerta cerrada. Primero, la sentencia; luego ya vendrá el juicio"). Por el otro, Lurie se encuentra y enfrenta con la Sudáfrica negra, en la que vive su hija Lucy, aquella que late según unos códigos menos amables, más telúricos y eternos, encaminados a la salida de las pasiones más viscerales. En esa distorsión del espacio vital de Lurie se encuentra, a mi juicio, una de las mejores bazas de la novela, pues Coetzee analiza, con el estilo sobrio y lúcido de un cirujano, cada uno de estos mundos y, sobre todo, las conexiones que entre uno y otro se van estableciendo en la experiencia desgarrada de Lurie.

sábado, 5 de septiembre de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (22). KANON POKAJANEN




Dejo aquí la intensa y vibrante Oda VII del Kanon Pokajanen del compositor Arvo Pärt. Aparece en la banda sonora de la película El exilio (una joya de la que hablaré en breve), realizada por el mejor cineasta del mundo: Andrey Zvyagintsev.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA MUJER CTÓNICA (11). LA MUJER AMERICANA


En el libro Soldado de la Vida. Leonard Cohen (ed. Celeste, 2002) de Alberto Manzano encuentro una categoría ctónica a tener muy en cuenta. Se trata de la temible e invencible mujer ctónica americana, definida por el propio Leonard Cohen. En un momento dado (una entrevista para El Europeo publicada en su número de primavera del año 1993), Manzano le pregunta algo muy jugoso: "¿Cuál crees que ha sido la razón del fracaso de la mayoría de maestros orientales que han llegado a Occidente para enseñar una espiritualidad supuestamente más rica que la nuestra?". Cohen responde:

"Oh, sí. Todos han naufragado en Occidente. No sé si todos, pero muchos, muchos. Los maestros zen acababan alcoholizados, o durmiendo con sus estudiantes, o con las esposas de sus estudiantes. Muchos maestros hindúes cayeron hechizados por las mujeres americanas y sus prácticas. La sexualidad americana es poderosa; las mujeres americanas son poderosas. Hay muy pocos maestros espirituales que hayan alcanzado el poder de una mujer americana. Son como niños en sus manos. Según la opinión popular, Estados Unidos es un niño, un país con poco que enseñar; y los maestros vienen de Oriente con la sabiduría, la antigua sabiduría. Pero todos naufragan en América. Ninguno puede sobrevivir a América. Todos tienen que arrodillarse y empezar a estudiar América. América es el gran experimento espiritual".
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