lunes, 27 de diciembre de 2010

RENÉ GIRARD CUMPLE 87 AÑOS. HAITÍ, VUDÚ Y SACRIFICIO

 I walked with a zombie (1943, Jacques Tourneur)

El mismo día de Navidad, René Girard cumple 87 años. Como especie de conmemoración a esta circunstancia, y por extensión a su legado intelectual, me referiré a una de esas noticias que de vez en cuando aparecen en los medios de comunicación y que sirven para algo sobre lo que nuestro mundo occidental permite escasas posibilidades: una verificación empírica de las teorías sacrificiales de Girard. Dado que en Europa, fruto de la democratización de sus formas políticas y del bloqueo (en gran parte, no totalmente) de sus mecanismos de exclusión y exterminio, resulta complicado encontrar casos tan grandilocuentes como los que pueblan tantos textos etnográficos referidos a sociedades tradicionales (o tantos libros de nuestra no demasiado lejana historia, dicho sea de paso), y por eso no hay más remedio que acudir a determinadas sociedades actuales cuyas características particulares permitan la aparición de casos relacionados directamente con el desencadenamiento del mecanismo sacrificial. Sociedades, por ejemplo, como aquellas que en el sur o en el centro de América muestran cómo colectivos, muchas veces indígenas, culpabilizan a determinados individuos (extranjeros, personas con deformidades, prostitutas, etc.) de situaciones conflictivas con argumentaciones inverosímiles. Procedentes de Guatemala, por ejemplo, hemos podido leer numerosos casos en los que colectivamente se linchaba hasta la muerte a personas acusadas vagamente de algo, a veces turistas (a los que se suele responsabilizar de robos o violaciones). En África también se producen sucesos de tipología similar, aunque en la misma Europa, si uno se fija, no dejan de darse algunos casos semejantes (lo que ha sucedido en Euskadi estas últimas décadas está, creo yo, por analizar desde una óptica girardiana. Y también de la periclitada Yugoslavia podemos aprender mucho), pero ha sido últimamente en la Haití destruida por el conocido terremoto del año pasado donde van proliferando culpabilizaciones de tipo expiatorio y también asesinatos sacrificiales. 

Primero fueron soldados de la ONU los acusados de haber extendido el contagio del cólera, siendo esta acusación un ejemplo perfecto de discurso sacrificial que en época de desorden y caos, como es la provocada por un terremoto que causó la muerte de miles de personas, pretende imponer un orden que se defina a partir de la demonización de un sujeto colectivo o individual, que es convenientemente estigmatizado para propiciar el proceso de uniformización que implica el mecanismo sacrificial. Para ello, Haití era una sociedad ideal a la hora de propagarse este discurso, teniendo en cuenta la desestructuración actual del país y su histórica consagración religiosa a la demoníaca magia negra (recordemos que el vudú es la religión nacional de este país). Los soldados de la ONU, por tanto, cumplían una de las premisas principales para convertirse en chivo expiatorio, pues se trata de individuos extranjeros. Más concretamente, se acusaba a los soldados nepalíes, es decir, a un colectivo que mundialmente no es precisamente muy representativo ni tampoco ostenta representación en centros de poder, con lo que el proceso de demonización podía desarrollarse sin excesivas trabas. Aunque, en definitiva, su condición de soldados de la ONU sí que interfirió en su seguro sacrificio si hubieran caído en manos de los perseguidores.

El recurso de los soldados nepalíes falló, pero la furia colectiva que busca la catártica expiación ha encontrado al fin un sustituto: los sacerdotes vudú. Curiosamente, aquellos mismos que han participado activamente en la promoción de la búsqueda de culpables sacrificables (el satánico vudú tiene mucho de adoración de un Adversario sagrado y ambivalente, capaz de lo peor y de lo mejor) han sido los que finalmente han representado ese rol para la población haitiana. De perseguidores, y también de propagadores de discursos persecutorios, han pasado a ser los perseguidos y liquidados por las masas a las que dirigían. Hasta 46, de momento, han sido los sacerdotes linchados hasta la muerte, cosidos a machetazos, en tierras haitianas. La furia sacrificial se desarrolla siempre siguiendo las pautas de cada caso, como son la situación concreta y la idiosincrasia de cada tierra, pues en suma siempre trata de adaptarse a las circunstancias de cada momento. Como decía Jünger en sus diarios, la pasión destructiva es 'nihilista', en el sentido de que tiene una gran facilidad para mimetizarse con las corrientes mayoritarias de cada época y lugar con el fin de seguir siempre la ola arrasadora de la historia. Lo esencial es menos el discurso que la voluntad criminal (crímenes, recordémoslo, siempre al servicio de la promoción de unanimidades).

En el caso de Haití podría discutirse que un sacerdote vudú no cumple con los requisitos de una víctima expiatoria, pues en este caso no se trata de un extranjero. A esto habría que contestar: primero, que la extranjeridad es una categoría muy preciada para el discurso sacrificial, pero no es necesariamente la única posible; y, segundo, que en muchas ocasiones es alguien que pertenece al mundo de lo propio, alguien de 'los nuestros', aquel que consigue mayores posibilidades catárticas para la comunidad con su sacrificio. La de los sacerdotes vudú es una situación que se asemeja a otra ya descrita en este blog (y en la obra girardiana, concretamente en La violencia y lo sagrado), como es el de los caníbales tupinamba, aunque en su caso el carácter propio de la víctima era algo 'fabricado' por la misma tribu brasileña (se trataba de enemigos capturados en el campo de batalla a los que se integraba totalmente en la comunidad). Sin embargo, otro caso que se parece más al haitiano es el que tiene que ver con los reyes sacrificados, en África y en otros lugares (la Francia de la Revolución Francesa sería el ejemplo más cercano y llamativo  para nosotros). Aquí el rey es una víctima propicia pues, aun siendo alguien 'privilegiado' y superior a sus súbditos (muchas veces funciona entre nosotros el estereotipo de que la víctima debe ser siempre alguien considerado como 'inferior', pero no siempre es así, ni mucho menos), mantiene con el resto de su comunidad una diferencia de grado absoluta. Es tan diferente a sus súbditos que, en determinadas condiciones, la diferencia que representa es la que lo convierte en alguien sugerente para la pira sacrificial. La diferencia es la clave, no únicamente si se trata de una diferencia que signifique inferioridad (que sería el caso, por ejemplo, de un mendigo, que se diferencia de la sociedasd 'por abajo, mientras que el rey lo haría 'por arriba'). La muerte del diferente es lo que más puede unir a la masa reunida alrededor del sacrificio, y una diferencia tan 'divina' como la del rey resulta en este sentido muy efectiva (la pega para llevarla a cabo, obviamente, es que el rey habitualmente ostenta los medios represivos que permiten evitar su muerte). Pues resulta que el caso de los sacerdotes vudú es exactamente ése: el de aquel que, perteneciendo al mundo de lo propio, siendo parte fiel de la identidad comunitaria, ostenta un rol tan diferente al común de los individuos que forman parte de la masa (en este caso, una masa enloquecida primero por el terremoto y después por la propagación del cólera), tiene unas connotaciones divinas de superioridad, que hace que su muerte violenta devuelva cierto orden al caos que preside la vida de los haitianos. Su sacrificio, desde la perspectiva de los sacrificadores, pretende erradicar también el desarraigo y la incertidumbre, reinstaurando las diferencias (bueno/malo, dentro/fuera, verdad/mentira, arraigo/desarraigo) que el caos había relativizado, definiendo la verdad comunitaria con un satánico círculo de sangre.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL PÁJARO DE FUEGO


El misterio abisal de las formas, a la par sutil y frenético, encarnado en el sparagmos corporal de Cesc Gelabert, que se desliza cual pájaro de fuego por un subsuelo de paredes como las que ilustran el fondo de este blog. El Fandango del padre Soler como partitura que dirige los destellos de abstracción impenetrable en este excelso deambular a través de las entrañas cerradas de la existencia. El escalofriante pero majestuoso vértigo de la nada.

martes, 14 de diciembre de 2010

MÚSICA DEL SUBSUELO (35): ENRIQUE MORENTE



Enrique Morente (1942-2010) tiene el mérito enorme de haber conseguido que alguien que aborrece completamente el flamenco, como es mi caso, acabe disfrutando inmensamente con alguno de sus trabajos. Me refiero al descomunal Omega, que descubrí en un programa de Radio 3 nada más salir al mercado, en 1996, con Ciudad sin sueño como pieza más remarcable. Más de una década después me topé con un prodigioso videoclip (realizado por Víctor Sarabia) de esta pieza subsuelítica que es absolutamente representativo de la oscuridad enfermiza que destilan los versos de Lorca (pertenecientes al poemario Poeta en Nueva York) musicados por el propio Morente y el grupo granadino Lagartija Nick. Lo dejo arriba como homenaje a Morente el día de su muerte.

PS: otras joyas del disco son la inicial Omega, escalofriante letanía oracular con ecos árabes, también las cohenianas Manhattan y Aleluya, o Niña ahogada en el pozo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

EL TRIUNFO DEL FRACASO

El suicida Romain Gary  con su mujer, Jean Seberg, que se mató un año antes que él
 
"Siempre he preferido fracasar que no intentar nada. Incluso he llegado a la conclusión de que las propias civilizaciones son frutos que se acumulan lentamente en los surcos que dejan los fracasos".

Romain Gary

jueves, 25 de noviembre de 2010

DARWINISMO GIRARDIANO


Con su trabajo sobre la esencia de la naturaleza humana que representa su teoría mimético-sacrificial, René Girard ha sido un auténtico "Darwin de las ciencias humanas", como en su momento fue felizmente considerado por Michel Serres. Es decir, un hombre cuyo trabajo ha significado una sistemática hipótesis sobre la evolución del comportamiento humano a lo largo de la historia. Y es precisamente la relación que la teoría girardiana guarda con Darwin (básicamente el vínculo entre el mecanismo sacrificial, creador de las sociedades humanas, y la teoría de la evolución y la selección natural) aquello que es objeto del video que aparece justo arriba del texto: From animal to human. A conversation with René Girard. Habría que decir, para quien no lo tenga demasiado leído, que Girard es un intelectual católico alejado de fundamentalismos como el creacionismo, es decir, asume el legado darwiniano de manera tal que los logros debidos al evolucionismo han sido ensamblados a su teoría.

La entrevista del video fue realizada por Paul Gifford y Pierpaolo Antonello durante el mes de abril del 2009 en Stanford (Girard vive gran parte del año en USA junto a su esposa americana, y pasa también algunas temporadas en Francia), y prolonga la forma dialéctica y pedagógica que ha asumido la obra de Girard estos últimos veinte años (hay que recordar que 4 o 5 de sus últimos libros son entrevistas realizadas a este pensador franco-americano). Girard, muy preocupado en asegurar la transmisión de su trabajo, se ha decantado por este método para dotar de una claridad didáctica la espesura que puede alcanzar el núcleo de su saber.

[El video, que en conjunto dura una hora y 40 minutos y que se inicia con música de Arvo Part, consta de ocho partes. La primera es la que se puede ver arriba, y las siguientes son las que vienen a continuación: segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta, séptima y octava.]

sábado, 20 de noviembre de 2010

LA MUJER CTÓNICA (14). EL DISCURSO SUPLANTA LA REALIDAD

Miquel Llodrà

      Un discurso se impone en una sociedad no tanto por la fuerza de sus argumentos defensores como, fruto de su capacidad coactiva, por la cesión de los no necesariamente afectos, y el maximalismo de cierto feminismo ha seguido esta premisa para consumar su esfera de poder, aunque intuyo que su representación directa en la sociedad resulte de facto no tan mayoritaria como parece. 

         Un caso concreto de cómo se aplica este procedimiento de dominio de un discurso que altera lo real lo hemos podido analizar estas semanas en Mallorca, donde nadie, absolutamente nadie, está discutiendo que se incluya entre los casos de llamada 'violencia machista' una muerte que no cumple los requisitos mínimos para formar parte de la lista. Se trata de la muerte por atropello de Anne Wanjiru a manos de su todavía marido (aunque parece que en trámites de separación), Miquel Llodrà. La primera ráfaga ofrecida en los medios encajonaba el suceso entre las redes estereotipadas de casos ya conocidos: machista probado que tras años de vejaciones consigue asesinar sin piedad a su victimizada mujer. Luego, una lectura atenta del caso demostraba que nada en él se asemejaba al modus operandi conocido. Al contrario. El discurso no permitía expresar la realidad de lo ocurrido, pero eso no ha sido óbice para que los medios de comunicación y el Parlamento balear consumen una acrítica unanimidad (¡pleonasmo!) a la hora de calificar al crimen como 'machista'. Nadie se atreve a iniciar debate alguno sobre el caso, pues todos sabemos que, en el mismo momento en que eso se haga, el buenismo imperante pondrá en marcha la engrasada maquinaria de descalificaciones y condenas habituales cuyo fin no es otro que la liquidación civil del hereje en cuestión.

        Sin embargo, la ideología y el sectarismo no puede cambiar unos hechos que abren muchas incógnitas en los muros de la visión reduccionista del feminismo institucionalizado. Hay una muerte, como prueba la investigación policial, pero no se trata de un crimen de raigambre machista ni de algo premeditado. Porque Llodrà, 36 años mayor que su esposa y antiguo traductor de la ONU, no agredió nunca a su mujer. Ella, en cambio, sí: ¡lo apuñaló en el cuello, en 1999! Tras salir del hospital, él la perdonó. En efecto, había violencia doméstica en este caso, pero no en el sentido que se suele destacar. Para mayor fractura del corsé ideológico de nuestros 'maccarthistas' de guardia, él tampoco parece que la presionara física ni psicológicamente durante los años de relación. Al contrario, pues tras unos 20 años de vida en común se vio incluso obligado a abandonar su propia casa hace unos meses por la constante presión que ejercía ella en su contra (antes de partir, Llodrà llevaba muchos meses viviendo arrinconado en un cuarto de la residencia). Incluso el día de la muerte de Wanjiru la actitud de Llodrà no fue en absoluto la del maltratador que trata de planificar algo grave, pues no parecía tener en mente hacerle el más mínimo daño. Al contrario, Llodrà acudió a su casa, aquella de la que su mujer había conseguido expulsarle con unos malos modos ejercidos durante años, para hacerse con un busto de su hermana, fallecida un tiempo atrás. El anciano Llodrà, que vivía solo en el puerto de Pollença, añoraba la presencia de aquella hermana a la que quería mucho. Entonces decide coger el busto el martes de la semana pasada, y lo hace a una hora temprana, al parecer pensando que su todavía esposa permanecerá dormida. Quiere evitar discusiones. Sin embargo, ya en la casa, ella se despierta y se enfrentan muy acaloradamente. Wanjiru dice, según los medios: "No te vas a llevar nada de esta casa". La casa de él. Ni siquiera un objeto sentimental que pueda atenuar la soledad de un viejo de 86 años. Él consigue salir y, ya en el coche, ve como ella se arroja al suelo, histérica, delante de los neumáticos. Cruzan insultos y amenazas, y finalmente, muy afectado por la refriega, él aprieta el acelerador y la atropella. Enseguida, y junto con el hijo de ambos, la atiende y se la lleva con el coche a un centro sanitario, donde finalmente fallece. Esta es la historia del caso. Ella es la víctima porque es la persona fallecida, pero no suele suceder que se califique de víctima a esos hombres que, tras años de apalizar a sus mujeres, son muertos por ellas en medio de una refriega.

        He aquí una prueba de cómo en ocasiones se incluyen en las listas de 'crímenes machistas' casos que no cumplen los requisitos, lo que permite falsificar esos datos que después enfáticamente nos ofrecen los profesionales del sector para justificar sus políticas discriminatorias. No se analiza críticamente cada caso, sino que todo se arroja en la picadora ideológica con el fin de utilizarlo ad libitum. Y al mismo tiempo que se produce este fraude, no se realiza ninguna investigación profunda sobre cuántos casos de entre los 3.000 hombres que se suicidan cada año en España (recordemos que se suicidan tres veces más hombres que mujeres, en prácticamente todas partes) puedan tener algo que ver con una situación deplorable propiciada por la impresentable (por discriminatoria contra el hombre) ley de divorcios que funciona en este país. 

jueves, 11 de noviembre de 2010

MÚSICA DEL SUBSUELO (34): EL DIARIO DE DAVID CANDY



Pocos discos tan extraños y minoritarios guardo en mis archivos como el Play power (2001) de David Candy, heterónimo de Ian Svenonius, cuya única incursión en los estudios de grabación es este subsuelítico homenaje a Frank Zappa y la psicodelia, influido también por un particular homenaje a clásicos del cine de terror, como La semilla del diablo de Polanski, cuya escalofriante nana satánica de Krzysztof Komeda versiona Svenonius en este disco. Dejo arriba el mejor, y más largo (19 minutos), corte del disco, Diary of a genius, una portentosa lección de lisergias subterráneas y posibilidades oníricas  que no puede dejar indiferente a ningún hijo putativo de Rodion Romanovich Raskolnikov.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

VOCABULARIO (25): DOUBLE BIND

 Persona (1966), Ingmar Bergman

El término double bind está emparentado semánticamente con el griego phármakon en el sentido de que trata de apuntar a una ambivalencia tal que hace imposible cualquier decantación por alguno de los dos extremos que vincula tortuosamente. Conceptos que tratan de expresar, de alguna manera, aquella ambivalencia inapresable de origen fundamental que queda al fondo de cualquier cadena comprensiva, si uno trata de profundizar hasta el límite. Pero como incluso lo que tiene que ver con lo esencial tiene su historia, el double bind, que ha sido manejado por diversos pensadores, tiene la suya.

El término fue originariamente presentado por el pensador intesdisciplinar Gregory Bateson (1904-1980), en 1956 con su artículo Hacia una teoría de la esquizofrenia, y significa algo así como "doble vínculo contradictorio" o "doble coacción", es decir, cuando en el contexto de un mismo acto se emiten dos mensajes de sentido opuesto que se cruzan, provocando una situación paradójica difícil o imposible de resolver en un sentido u otro. En su origen, el double bind afecta a un determinado y, por tanto, limitado, tipo de relación comunicativa, generalmente encarnada por aquella que se da entre una madre y su hijo. En esta relación, la madre envía a su hijo, en dos tiempos muy cercanos o coincidentes, señales totalmente opuestas: por una parte, se le dirigen palabras de amor y entrega filial, pero en la práctica se rechazan los acercamientos afectivos del niño, tal vez incluso suscitados por la primera muestra de cariño. De esta manera, discurso y praxis siguen caminos opuestos en una misma línea comunicativa, contradicción que un niño padece de forma terrible formando parte de la base de su psique. Bateson explica la tortura mental del caso:

"Si el niño comprende la distinción entre estos dos tipos de mensaje, es 'castigado' en el sentido que comprende que su madre le rechaza afectivamente pero intenta hacerle creer que le quiere. Entonces el niño tiene que hacer como si no comprendiera la distinción, si quiere evitar este castigo para poder sobrevivir con él".

El hijo se enfrenta, entonces, a una disyuntiva irresoluble que lo atenazará totalmente, convirtiéndose así en prisionero de una doble coacción que afectará negativamente a su forma de ser, en el sentido de quebrar su equilibrio emocional. Bateson reconoció más adelante que, en este esquema, madre e hijo juegan los roles de verdugo y víctima, en una relación que se acerca al sadomasoquismo. Quien haya seguido la saga ctónica de este blog sabrá que el double bind afecta también a otro tipo de comportamientos humanos, en este caso las relaciones hombre-mujer. Pero seguro que cada uno podrá encontrar otros ejemplos que confirmarán la certeza de su sentido. 

La tesis de Bateson, sin embargo, escapó pronto a las limitaciones psicologistas del ejemplo familiar y esquizofrénico para alcanzar un amplio espectro de ámbitos y situaciones, pues señala, de hecho, un problema estructural en todo pensar y también en toda formas de conducta humana. En filosofía, por ejemplo, Jacques Derrida se ha servido de esta cuestión para referirse a aquello que señalan expresiones de similar naturaleza, como el citado phármakon, queriendo decir que el double bind se referiría a aquellos momentos en los que se evidenciaría una constrictiva imposibilidad para definirse o decantarse de forma taxativa y absoluta por alguna de las opciones abiertas. En el momento de la resolución, curiosamente, es cuando, en contra de la apariencia de clausura que se promete, todo se viene abajo bajo el peso de una carencia que se antoja irrecuperable. Nos encontraríamos pues dentro del ámbito de 'lo indecidible', en el sentido de que se señalaría una ambigüedad fundamental, esencial, que no permitiría escapar a la incertidumbre. Toda cuestión planteada en esos términos esenciales, es decir, tratando de remontarnos a su génesis interna, sería de plano irresoluble, permaneciendo abierta toda argumentación, sin posibilidades de operarse ningún tipo de clausura discursiva.

Otro pensador, en este caso René Girard, más vinculado a las ciencias sociales que a la filosofía, se ha servido también de este concepto para su teoría de las relaciones humanas a la luz del deseo triangular. En este sentido, la relación que tiene todo sujeto deseante con su mediador/modelo estaría caracterizada por la dinámica cifrada en el double bind, pues lo que hace el mediador es precisamente enviar (aunque habitualmente lo haga de forma inconsciente, y sólo en el plano de la conciencia del sujeto se pueda ver una intencionalidad manifiesta) al sujeto dos tipos de mensajes contradictorios: 'imítame, pues soy tu modelo a seguir, tu referente', pero también 'no me imites, no quiero que me quites lo que tengo o deseo'. El sujeto venera a su mediador porque éste le muestra el camino que él quiere seguir, pero a la vez lo odia porque se convierte en su rival a la hora de conseguir el mismo objetivo. De modo que odio y veneración son sentimientos que en un mismo acto se ponen en marcha en esta relación entre un sujeto y el mediador de su deseo. De igual manera, el double bind aparece cuando vemos que todo proyecto de independencia o autonomía se encuentra al servicio de una tortuosa esclavitud (debido a la dependencia con el otro que padece aquel que quiere diferenciarse del conjunto y a la confesión de una carencia que conlleva toda búsqueda; todo Sí Mismo es una construcción a partir de lo Otro). 

Una de las particularidades de este concepto es que rompe con cualquier tipo de linealidad vinculada al determinismo clásico, y aboga por una circularidad que implica dinámicas que se desarrollan reforzándose mutuamente, dejando de ser 'uniteleológicas'. La complejidad de las relaciones humanas puede ser explicado atendiendo a este patrón que describe el funcionamiento de la conciencia.

Pero el double bind va todavía más allá, pues se encuentra en el centro mismo, no sólo de las relaciones humanas a nivel interindividual, sino también en la génesis de todo entramado cultural. La cultura humana no brota directamente de la reconciliación victimal a la que se refiere Girard (de la reconciliación gracias al sacrificio nace el inicio de un nuevo orden concreto, pero no se trata de un inicio ontológico, es decir, de lo que origina la cultura misma como tal), sino del propio double bind que se produce en el choque entre el sistema de tabúes y prohibiciones, por una parte, y el mecanismo sacrificial, por el otro. En el segundo caso nos encontramos con que se favorece y estimula precisamente aquello que en el primero se reprime sistemáticamente, y eso aboca a perspectivas paradójicas profundas. En realidad, lo que hacen los sistemas de tabúes no es otra cosa que reconducir y canalizar las tensiones grupales hacia las resoluciones sacrificiales. La contradicción se encuentra pues al servicio de algo que escapa al propio planteamiento que produce dicha contradicción, saliéndose de planteamientos de tipo estrictamente conceptual.  

domingo, 31 de octubre de 2010

LA RETIRADA DE PHIL 'RAGING BULL' VICKERY


Triste, muy triste, es tener que habituarse a hablar de un descomunal gladiador del rugby en pretérito. El hombre llamado Phil Vickery, 'cornishiano' orgulloso, a sus 34 años (73 caps con Inglaterra), seguirá en pie espero que por mucho tiempo, pero el Vickery jugador, cabeza rapada, orejas destruidas a dentelladas y mirada fija de psicópata, jamás podrá volver a renovar su infinita furia en un terreno de juego, nunca más se enfundará la zamarra blanca del Quince de la Rosa a la que orgullosamente capitaneó en inolvidables ocasiones, ni vestir los colores negros de London Wasps con los que lo ganó todo. Una seria lesión de cuello ha impedido al campeón del mundo en 2003 y finalista en 2007 (donde capitaneó a su selección) jugar su cuarto Mundial seguido, el que se disputará el año que viene en Nueva Zelanda. Nunca más podremos verlo tirando de su paquete delantero por el flanco derecho, chorrear sangre tras una colisión en un ruck, arrasar a un francés oval en mano y en pos de la línea de marca o vibrando como una bestia al son del God save the Queen en Twickenham. La emocionante música de Pietro Mascagni que Scorsese escogió para ilustrar el devastador final de su película Toro salvaje (Raging Bull) nos acompaña en la despedida de un jugador de rugby que ha dejado muy alto el listón del orgullo y la dignidad en un evento (el rugby no puede circunscribirse a los límites banales de un simple deporte) cuya dureza y exigencia, física y mental, sólo pueden representar unos pocos. Me ha tocado la fibra emotiva la retirada de Vickery, miembro de la estirpe de los British & Irish Lions, al que esperaba poder ver alzar el título mundial de aquí a casi 12 meses.

[dejo uno y dos videos de la despedida de Vickery ante los medios, y otro de su preparación en las instalaciones de los London Wasps.]

La retirada de Raging Bull también me ha recordado la epidemia que asola este 2010, un año triste de pérdidas en el mundo oval. Retiradas en algunos casos lógicas, por edad, como la de un mítico All Black, el medio scrum Justin Marshall (37 años, 81 caps con Nueva Zelanda), al que seguí durante 15 largos años después de disfrutar su magia en el Mundial de Sudáfrica en 1995, junto a Lomu, Zinzan Brooke o Mehrtens (éste último todavía en activo). También la de su compatriota Glen Jackson (35 años), finísimo apertura que incomprensiblemente nunca consiguió ser internacional aunque en las filas de los londinenses Saracens fue una institución en la Premiership inglesa (donde consiguió la increíble cifra de 1.505 puntos en sólo 6 años).  O la del francés Jean Baptiste Elissalde (32 años, 35 caps), que aunque parecía que le podía quedar algo de tiempo por delante (al menos para llegar al mundial), sus fuerzas ya no daban más de sí, y decidió pasarse al staff técnico del supercampeón europeo Toulouse. La de Harry Ellis, otro medio scrum, uno de los mejores en su posición en el Hemisferio Norte, es más dolorosa porque nos  dejó antes de tiempo (28 años), obligado a inicios del verano a no vestir más los colores de Leicester Tigers y de la selección inglesa (a la que defendió en 27 partidos) por una lesión de rodilla. Otra pérdida prematura más, la del prometedor segunda línea también de Leicester, Richard Blaze, confirma la naturaleza abrasiva de un deporte que depara, eso sí, goces perdurables.

viernes, 29 de octubre de 2010

FARISEÍSMO CUM LAUDE


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que parecéis sepulcros blanqueados: que por fuera parecen vistosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de todo lo impuro! Así también vosotros: por fuera parecéis unos justos delante de los hombres, mas por dentro estáis llenos de hipocresía y de maldad.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis las tumbas de los justos, y decís: ‘Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros padres no habríamos sido cómplices de la sangre de los profetas’! Y con esto os estáis declarando a vosotros mismos hijos de aquellos que mataron a los profetas. ¡Y ahora vosotros colmad la medida de vuestros padres!” (Mateo 23, 27-32).


Ya recordé este conocido pasaje evangélico hace un tiempo, a cuenta de un fenómeno que vive en nuestro mundo su mejor época: el fariseísmo, en la versión que encarna la izquierda política.  Pero este especimen de fariseo moderno perfecciona el caso descrito en el evangelio de Mateo, pues allí las culpas al menos se endosaban de forma retrospectiva, utilizando dos baremos distintos disociados por un factor temporal. Pero lo de hoy significa un progreso evidente, una gran evolución cognitiva para nuestra especie, ya que los dos criterios que  manejan se dan sincrónicamente, en el mismo momento histórico, lo que le concede a este fariseísmo unas cotas de pureza difícilmente superables.

Todo viene a cuenta del caso de Sánchez-Dragó, quien ha confesado en un libro reciente que hizo no sé sabe muy bien qué picardías con dos japonesitas de 13 años (Tokio, 1967), con consentimiento de ambas y en un país donde esas cosas no implican delito (en Japón y en España la edad legal para mantener relaciones sexuales se fijó a partir de los 13 años precisamente). La jauría progresista se le ha echado al cuello y quiere castigo inmediato para el escritor. ¿Tendrá que ver en todo esto que Dragó sea considerado públicamente como un 'intelectual de derechas'? Me extrañaría mucho.

Pero para aquellos que tenemos una mente menos enrevesada que la de los fariseos tiene su gracia aleccionadora comparar el caso de Dragó con otro de más enjundia a nivel mundial, el de Polanski (California, 1977), que en sus juergas fue mucho más allá que Dragó. Directamente, primero drogó y después violó a una chica de 13 años (siendo ilegal en dicho Estado  acostarse con personas de esa edad), además de acabar fugándose de la justicia americana. Curiosamente, para el cineasta polaco este riguroso tribunal mediático-político no sólo no pedía castigo alguno sino que, al contrario, exigía su liberación inmediata. Todavía no entiendo del todo los arcanos de este juicio pero, por supuesto, tampoco creo que el detalle de que Polanski sea considerado como un 'cineasta de izquierdas' haya interferido en los designios de esta Inquisición edificante.

En fin, resulta difícil no ponerse cínico, pero un detalle más de este caso no debe dejarse de lado, y es que precisamente el ala política que en España dejó la ley citada tal y como está, es decir, bajó el mínimo de edad a los 13 años, fue la izquierda (el PSOE, concretamente), y es precisamente ésta misma la que, alborotada y enfurecida, exige castigo ahora para Dragó. Condenar moralmente a alguien con un baremo que tú mismo implantaste para despenalizar legalmente aquello mismo que condenas es toda una lección de tortuosidad mental al servicio del sectarismo más infecto.

Recientemente hemos podido gozar de más casos de este fenómeno (acusar de 'homófobo' al partido político cuyo líder tildas ocasionalmente de 'maricón'; referirse a genes políticos supuestamente contaminados un partido que practicó, sin arrepentirse todavía, terrorismo de estado, etc.), pero vamos a dejarlo por hoy, que la náusea es fácilmente contagiosa.

domingo, 24 de octubre de 2010

LA PREGUNTA MÁS PROFUNDA


"La pregunta se sustenta en el inacabamiento.

La respuesta, al responder, tiene que recobrar la esencia de la pregunta.

La pregunta nos pregunta en este desvío que nos desvía de ella y de nosotros. La pregunta más profunda siempre queda en reserva, no se resuelve, sino que se disuelve, siendo devuelta al vacío de donde ha surgido.

Nunca terminaremos con la pregunta, no porque haya todavía demasiado que preguntar, sino porque la pregunta nos pone en relación con lo que no tiene fin.

El preguntar nos pone en relación con lo que rehúye toda pregunta y excede todo poder de preguntar.

Nada está cerrado y, sin embargo, no hay ningún horizonte".

La conversación infinita, Maurice Blanchot

lunes, 18 de octubre de 2010

EL CUERPO ES UN TEMPLO


"Velemos por su gracia,
porque el cuerpo es un templo
mientras arde el resplandor
de su divina gloria".

jueves, 14 de octubre de 2010

GIRARD Y DON ALONSO QUIJANO


El antiguo camarada de congresos girardianos, el francés Pascal Lance, entrevista a René Girard a propósito de una de las obras que considera como base fundamental de toda su teoría mimética o del deseo triangular: Don Quijote de la Mancha. Del mítico libro de Cervantes reivindica Girard una lectura en absoluto romántica, es decir, una interpretación que no vea ingenuamente en el Quijote la ilusión del deseo espontáneo y la subjetividad autónoma, una supuesta pureza de espíritu, sino más bien una visión según la cual las andanzas de Don Alonso Quijano tendrían más que ver con una representación fidedigna de la naturaleza imitativa del mecanismo del deseo, de aquello que de servidumbre anida en el interior de todo proyecto de diferenciación.

Las imágenes corresponden al inicio del reportaje
René Girard, à Stanford, Californie: De la Genèse d'une idée.

domingo, 10 de octubre de 2010

LA LENGUA SAGRADA (2)


Anda revuelto el infecto corral de mediocres y corruptos que constituye la política balear con el anuncio de José Ramón Bauzá de modificar, si el PP que él dirige llega al poder tras las elecciones de mayo de 2011, la Ley de Normalización Lingüística, básicamente el llamado Decreto de Mínimos, que establece el espacio mínimo que debe otorgársele al catalán en la educación de las islas. Esta ley es particularmente impresentable, porque ese supuesto mínimo, en la práctica, alcanza cotas casi del 100 %, lo que provoca evidentes y numerosos casos de discriminación en los centros educativos de Baleares, como que no se pueda estudiar en la lengua oficial del Estado español. En fin, esas cosas delirantes que, dentro de la democracias occidentales, sólo suceden en España.

Dicen algunos, con su gruesa voz habitual, que la política lingüística que se ha aplicado en Baleares es y tiene que ser irreversible. Vaya, así que no puede haber, en esta cuestión, cambio alguno que desbarate el sentido que lo anima actualmente. Un razonamiento escasamente democrático, que, al faltarle un mínimo de lógica interna, decide apoyarse en la amenaza de la fuerza para tratar de evitar cambios al respecto en el Parlament (como hicieron, ayer y hoy, sectores catalanistas enfurecidos por las palabras de Bauzá).

Sin embargo, la propuesta de Bauzá, según la también mediocre prensa local, ha 'destapado la caja de los truenos': la lengua no se toca. Resulta que en Baleares podemos tener tasas de paro desbordadas, el peor nivel educativo de España (es decir: el peor del mundo occidental), un bagaje cultural tercermundista, etc.; es decir, todo puede pasar sin que suscite reacciones viscerales. Todo salvo la lengua. La catalana, claro está. A colación de las palabras de Bauzá incluso han salido a la palestra determinados peperos, como el imputado Jaume Font (siniestro personaje, epítome de lo peor que ha producido la pueblerina política balear, inculta y clientelar, que quiere disfrazar sus ilegalidades en la época Matas bajo una supuesta discrepancia ideológica y moral con Bauzá), para escenificar un desgarramiento de sus virginales vestiduras en defensa de lo único sacrosanto que hay en Baleares para la clase política y sus satélites mediáticos (hay que recordar que el PP siempre ha mantenido una actitud muy ambigüa en la cuestión lingüística, y que bajo los gobiernos de Gabriel Cañellas y Jaime Matas apoyaron y aplicaron las políticas de 'discriminación positiva' en favor del catalán que ahora denuncia Bauzá y, con mayor consistencia y rigor, UPyD, cuya última nota de prensa dejo aquí). Peor ha sido la reacción de los grupúsculos catalanistas (ultrafinanciados económicamente por el gobierno local, aunque cuenten con un número ínfimo de afiliados y su representación social sea escasa), como la batasunizada Obra Cultural Balear, que amenazan con una crisis social de proporciones insospechadas. Para que no falte nadie de nuestro penoso establishment, también se quejan los sindicatos mayoritarios.

Cuando uno deja de lado las tonterías pueblerinas tan habituales en Mallorca (esa desatada apelación a 'lo nostro' que dispara todos los mecanismos de la vergüenza ajena) y ese miedo religioso a debatir siquiera sobre la situación lingüística en esta comunidad autónoma, se da cuenta de que Bauzá no cuestionó la sagrada unidad de la lengua catalana, sino que no se puede utilizar, como se hace en Baleares, el catalán estandar para mutilar las variantes dialectales. Entiendo que puede ser discutible este punto de vista, pero no resulta en absoluto tan grave o escandaloso como los vociferantes defensores del fascio catalanista han sancionado lanzándose a la yugular de Bauzá.

Lo he dicho ya en alguna ocasión (disección La lengua sagrada, en la revista Kiliedro), pero resulta deplorable que a cierta clase política, sindical, mediática y cultural sólo le preocupe, en cuanto al funcionamiento de su sociedad, la 'salud' de la lengua catalana. En Baleares llevamos muchos años viviendo un fenómeno paranormal por el cual todo lo que sea defender la lengua catalana es considerado como un rasgo político, moral e intelectual de sentido progresista, mientras, por contra, todo lo que sea criticar la hegemonía de este discurso es tildado irremisiblemente, sin analizar los matices de cada postura concreta, de fascista y ultraderechista. Pero, viendo quiénes son los que emiten esos decretos de bondad y correcto pensar, cuál es su praxis excluyente, se entienden perfectamente las bajas pasiones de este discurso fundamentalista que luego, paradójicamente, resulta claramente minoritario en la sociedad civil, y más teniendo en cuenta que el tejido social de las Baleares se ha modificado drásticamente estos últimos años, contando con el porcentaje de población inmigrante más alta de Europa (del orden del 30 %). El catalán se ha convertido en la 'lengua del poder' en Baleares, mayoritariamente representada en el Parlament (donde apenas se pronuncia una sola palabra en castellano) y en las dos televisiones autonómicas; una lengua que se ha puesto al servicio de un proyecto político identitario y de unos intereses oligárquicos, y, aunque sea minoritario socialmente, permite alcanzar cotas a las que no llega una buena formación universitaria (me refiero a que el Nivel D de catalán se puntúe más en la administración que todo un doctorado, lo que evidencia que la lengua catalana, sagrada como es para los sectores dominantes, se valore más que los conocimientos intelectuales y la especialización investigadora).

La clave de todos estos entuertos tiene que ver con esa ley que institucionaliza una falsedad: que el catalán sea "la lengua propia de las Baleares", cuando, desde hace muchos siglos, compagina este privilegio con la lengua castellana, a la que se califica implícitamente como 'impropia'. Porque no se puede sancionar el uso del castellano en las islas como efecto de una determinada imposición política, cuando el catalán también se impuso en su momento (conquista de Jaime I) con mayor violencia si cabe. No se puede argumentar que una, la castellana, está 'manchada de sangre', con el fin de favorecer la imposición en ámbitos administrativos y educativos de la catalana, porque el mismo criterio la deja en mal lugar.

Es muy frustrante llegar al 2010, tener miles de años de evolución a nuestras espaldas, para certificar el éxito incontestable del 'pensamiento mágico' que considera que hablar catalán o transitar por el carril bici nos hace mejores personas, más guapos y más espabilados.

lunes, 4 de octubre de 2010

TOPOGRAFÍA DEL TERROR


El Estado alemán carga desde hace 65 años con el sambenito de una culpabilidad, la de los crímenes del nazismo, decretada casi como si su plasmación respondiera a una causa eterna, injertada en plena raíz del volkgeist. Todavía pueden escucharse o leerse comentarios en distintos ámbitos sobre una supuesta y maléfica esencia germánica de la que uno debería protegerse preventivamente antes de que manifieste su fuerza criminal. Sin embargo, se repite mucho menos algo insólito, y es que todavía tenemos pendiente con los alemanes una cuenta, que no es otra que el reconocimiento de su culpabilización. No conozco ningún otro país de la historia que acate y muestre de forma tan explícita los crímenes que cometió en el pasado. Es como si de alguna manera hubieran asimilado el espíritu de las víctimas principales del nazismo, aplicando hoy aquellos principios del judaísmo que tanto enfermaron a Hitler, quien llegó a escribir que los judíos habían inventado la conciencia y la autocrítica. Se podrá objetar que fue tan escandalosa la dimensión de esos crímenes que no le queda otra salida a la Alemania actual que reconocerlos, pero basta echar un vistazo a la escasa o nula capacidad autocrítica que muestran China, Rusia o Turquía con sus particulares genocidios para darse cuenta del gran mérito que atesoran los alemanes tras la Segunda Guerra Mundial.

Todo esto lo digo a cuenta de una exposición y de un libro. La exposición, turbia y fascinante, se ha reinaugurado (estuvo cerrada un largo período de tiempo) este verano en Berlín con el título Berlín 1933-1945: entre la propaganda y el terror. Consiste en un recinto al aire libre, que son los restos del edificio que albergó la sede de la Gestapo y de las SS en la capital del Tercer Reich (esta zona es conocida como Topografía del Terror), en el que mediante 77 paneles se trata de explicar la evolución de la ciudad desde el final de la República de Weimar y el mismo inicio del nazismo hasta el final de la guerra. Parece que se otorga una principal importancia a los primeros años de implantación de la maquinaria nazi, a varios niveles (social, judicial, identitario, etc.), y eso tiene un apreciable valor, dado que habitualmente recordamos más los años de destrucción total que significó la guerra que esos inicios en los que se iba produciendo el cambio en la estructura del Estado y la sociedad alemana. Si se pretende aprender algo de lo que sucedió en el Tercer Reich, alguna cosa que nos sirva actualmente, deberíamos analizar con mayor detenimiento los primeros pasos de Hitler en el poder, y no los últimos, pues es ahí donde más espacio de conmensurabilidad puede darse con nuestras sociedades actuales.

Hasta aquí la exposición. En cuanto al libro, decir que se lo debo al amigo y camarada 'vermaliano' El Pez Martillo, que visitó Berlín y sus alrededores este pasado verano y ha tenido la amabilidad de dejarme este ejemplar interesantísimo. Se trata de El campo de concentración de Sachsenhausen (1936-1945). Acontecimientos y evolución, un libro editado por la alemana Metropol en muchos idiomas, incluido el español, y que puede comprarse en el mismo Sachsenhausen, pionero en la red de campos de concentración y exterminio del Tercer Reich, ahora convertido en un museo y monumento nacional, lo que evidencia una vez más la voluntad pedagógica y moral que alienta a Alemania con respecto a su pasado más negro. Sachsenhausen no fue uno de lo infernales seis campos de exterminio que puso en marcha el nazismo (nombres que debería recordar de memoria todo europeo, de la edad que sea: Auschwitz, Treblinka, Majdanek, Sobibor, Chelmno y Belzec), pero su principal importancia radica en ser la base del universo concentracionario del Tercer Reich, la génesis de todo un sistema de destrucción que año a año fue afinando sus mecanismos para elevar las cotas criminales hasta extremos nunca vistos (luego Mao fue incluso más lejos, y descubrimos que en realidad Hitler no había sido más que un espabilado discípulo de Stalin).

PS: no estaría mal recordar que el 'inventor' de los modernos campos de concentración fue un mallorquín, Valeriano Weyler Nicolau (1838-1930), que los puso en práctica en 1897, durante la guerra de Cuba, adelantándose al británico Horacio Kitchener, que los organizó dos años más tarde en Sudáfrica, durante la guerra anglo-boer. De Weyler a Hitler, pasando por Stalin, el universo concentracionario ha sido uno de los temas principales del último siglo, una puesta al día de las bases sacrificiales de la naturaleza humana que han dejado en evidencia, desvelando su fondo expiatorio y criminal, los sistemas idealistas que quieren reintroducir en el mundo la 'magia' que le extirpó la modernidad desde la Ilustración.

martes, 28 de septiembre de 2010

EL ALTAR DE PORTALS VELLS


La pasada primavera pasé un día con mi novia en Portals Vells, una preciosa entrada de mar situada entre Magalluf y El Toro, unos kilómetros al norte de Palma, que alberga unas cinco calas, entre ellas la misma Portals Vells, que es la principal y de mayor tamaño, y también la conocida El Mago, frecuentada por nudistas (creo que gays) y algo más pequeña. Nunca antes había estado allí, y lo supe nada más ver los enormes portales de forma cuadricular excavados en la roca que dan nombre al lugar. Linnie me lo descubrió y se empeñó en que los visitara, aunque no sabía el origen exacto de esas aberturas, sólo tenía alguna conjetura al respecto. La sorpresa al entrar fue palpitante: las tres entradas pertenecían a una única cueva, que era más alta y profunda de lo que parecía en un principio (80 metros de largo y 60 de ancho), y la imaginación se excitó especulando sobre su origen. Extrañamente, se podía acceder libremente; no vimos ninguna señal de que el lugar estuviera protegido por ninguna institución política o social. Otra prueba de ello era la suciedad que formaba parte del recinto, que acusaba diversos y penosos orígenes.


Nos dedicamos a investigar un rato en las tripas de la excavación. Varias prolongaciones cada vez más sinuosas parecían apuntar a la existencia de cuevas profundas, pero resultó que a pocos metros un muro cerraba los caminos. Lo más destacable, en la zona más abierta y cercana a las entradas, era un altar modelado en la roca, junto a una especie de capilla cristiana parcialmente derruida y extraordinariamente sucia. Linnie pensó que podría tratarse de algún altar sacrificial que se habría construido siglos atrás, pero no salimos de dudas hasta la noche, cuando pudimos consultar algún material didáctico. Resulta que el origen no fue en absoluto natural, sino que las puertas fueron la consecuencia del trabajo de cantera requerido para utilizar la piedra del lugar en la construcción de la espectacular Catedral de Palma. La capilla puede ser explicada por una leyenda, según la cual unos navegantes genoveses del siglo XV se pudieron refugiar de un fuerte temporal en esta cueva, donde en agradecimiento dejaron una imagen de una virgen. Puede que la pequeña capilla fuera construida para albergar la imagen.

El altar misterioso

Pero, ¿qué sucede entonces con el altar? ¿Acaso fue construido también por los genoveses que allí se refugiaron de la tormenta? ¿O por los canteros mallorquines? Probablemente no, pues la decoración es algo sincrética, más pagana que católica, con elementos orientales y alguno que recuerda a las culturas sacrificiales precolombinas. Mi única hipótesis al respecto tiene que ver con la playa del Mago, que en realidad se llama así desde hace sólo un par de décadas, cuando, a finales de los años 60, Michael Caine y Anthony Quinn protagonizaron una modesta adaptación cinematográfica de The magus, la novela del británico John Fowles. Casi toda la película se rodó en la playa que después fue bautizada con el título de la misma y del libro.

Linnie y na Catalineta Thomàs

El caso es que no he podido encontrar por ninguna parte una copia completa de la película, únicamente dos fragmentos (uno en Youtube y el otro en Dailymotion), pero parece ser que en una de sus escenas Caine entra en unas cuevas donde experimenta una especie de ensoñación terrible. Mi intento de explicación, entonces, tiene que ver con esas escenas de la película, que probablemente se rodaron en la espectacular cueva de las tres puertas, espacio ideal para una obra de esas características, y el altar podría ser uno de los decorados que los artistas hippies de la película construyeron allí y que luego abandonaron. Si algún amable lector sabe algo al respecto, le agradecería enormemente su ayuda.

jueves, 23 de septiembre de 2010

MÚSICA DEL SUBSUELO (33): BAGA BIGA HIGA




La única pega de esta escalofriante composición de Mikel Laboa, aquí interpretada junto al Orfeón Donostiarra, es que difícilmente podemos desvincularla del ominoso contexto que le endosó Julio Medem en La pelota vasca, es decir, su puesta al servicio de un discurso identitario y tribal que no casa de ninguna manera con sus latidos internos. Cuando es precisamente aquí abajo, en las profundidades del subsuelo donde nada puede arraigar pues estamos por debajo de las raíces, cuando cobra su sentido más vibrante, su fuerza más poderosa.

martes, 14 de septiembre de 2010

TRAGEDIA O CATÁSTROFE


Dejando de lado las conclusiones, el último capítulo de mi tesis doctoral sobre René Girard llevará por título Tragedia o catástrofe, y se refiere a las dos posibilidades ontológicas (con sus correspondientes correlatos vivenciales) permitidas al hombre escindido, al homo sapiens demens, al ser farmacológico. Hay únicamente dos opciones reales: lo malo o lo peor (siendo lo peor aquel discurso o praxis que trata de escapar al desarraigo entregándose a proyectos identitarios o clausuradores). Y es que mi tesis trata de articular, a partir de una interpretación metafísica de la obra girardiana, una propuesta de habitar el desarraigo.

Ahora que lo pienso, la opción reducida a tragedia o catástrofe me recuerda en cierta manera a ese momento subsuelítico de Annie Hall en el que Alvy Singer avisa a su recién estrenada novia de que debería familiarizarse con su pesimista concepción de la vida, que para él se divide en dos categorías: "lo horrible y lo miserable". La única felicidad posible consiste en sobrellevar lo trágico de nuestra miseria. Hay que dar gracias por ser miserables.

sábado, 11 de septiembre de 2010

NUEVE AÑOS DESPUÉS


Nueve años después, coincidiendo con el aniversario, se han puesto al descubierto las más patéticas debilidades de Occidente, que otorga más importancia a la inofensiva amenaza de un ignoto predicador evangelista, que sólo representa a cincuenta pirados como él, que al atentado más sanguinario de la historia. El caso es que mucha gente preferiría que no hubiera sucedido lo de Manhattan y Washington, pero no por lástima del desastre y los muertos, sino para seguir practicando confortablemente el siempre lucrativo victimismo antiamericano. Pero nueve años después Al Qaeda ha conseguido su objetivo: inocular un miedo atroz en Occidente, un clima de intimidación que afecta a todo lo que tiene que ver con el Islam. Pero lo más curioso es lo de Obama y compañía, pues estos supuestos abogados defensores del 'Islam moderado' han emitido en contra de su defendido la más implacable de las condenas: identificarlos como fanáticos violentos preparados para sacar la espada a la más ínfima provocación. Ojalá el Islam dejara en ridículo a sus abogados defensores occidentales, pero tengo dudas.

En cuanto a la construcción de la ya famosa Cordoba House a pocas manzanas de la Zona Cero, sólo diré una cosa: ¿Alguien se imagina que una asociación cultural judía pretendiera construir una sinagoga en Sabra y Chatila?

PS: en el momento exacto en que se producían los ataques aéreos a las Torres Gemelas, sin saber lo que estaba sucediendo, yo escuchaba en mi subsuelo, repetidamente, esta versión de la siniestra pieza principal de La semilla del diablo de Polanski.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

ERLAND JOSEPHSON


De una o de otra manera siempre vuelvo a Bergman. En este caso, concretamente, al que para un servidor es el mejor actor que he podido disfrutar en celuloide: Erland Josephson. Un tipo que sin aspavientos sabía encarnar como nadie el rostro más desapacible de la existencia. No quiero esperar al momento de su muerte (tiene 87 años) para homenajearlo con el recuerdo de una de sus mejores escenas, que es mi predilecta de Saraband (2003), la última obra de Bergman. Son casi diez minutos en los que asistimos a un frío y minucioso descuartizamiento paternofilial, de esos que abundan por el mundo pero escasean en pantalla. Henrik (Borje Ahlstedt), que vive cerca de la casa de su padre Johan (Josephson) aunque apenas se ven, acude temeroso a la guarida kierkegaardiana con el fin de solicitarle un favor para la nieta del Pater. Podría rememorar alguna de los mejores momentos de Josephson en Pasión, La hora del lobo (como barón Von Merckens), Escenas de un matrimonio o en el Sacrificio de Tarkovski, pero le tengo mucho aprecio a esta escena que refleja cómo las pasiones más infectadas tienden a acontecer en el ámbito familiar.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

VOCABULARIO (24): UNANIMIDAD


Sostiene Giovanni Sartori en La sociedad multiétnica que hasta el siglo XVII "se había creído siempre que la diversidad era la causa de la discordia y de los desórdenes que llevaban a los Estados a la ruina. Por tanto, se había creído siempre que la salud del Estado exigía la unanimidad". A partir del señalado siglo sería cuando, por primera vez en la historia y gracias a la instalación efectiva de una perspectiva moral e intelectual distinta a la anteriormente dominante, la unanimidad se hizo sospechosa per se al vincularse a los terrores cometidos en defensa del orden y la homogeneidad comunitaria. La promoción de unanimidades pertenecía al mundo que funcionaba a partir de sistemas monolíticos en los que la discrepancia y el pluralismo eran excluidos de forma automática. Este vuelco revolucionario habría permitido la dificultosa construcción de la civilización liberal-demócrata, aquella fundada sobre la discrepancia, la libertad de expresión, el pluralismo y la tolerancia, y de la que somos sus descendientes.

Sólo hay un aspecto de la argumentación de Sartori con la que estoy en desacuerdo, y esa tiene que ver con que la puesta en cuestión de la unanimidad es históricamente anterior a la citada en su libro. Ya me he referido a ello en alguna otra ocasión (mi disección Dogville: Las identidades sacrificiales); entonces señalaba que autores como Girard, Levinas o André Neher se han referido en ocasiones a un principio de justicia que existe en el Talmud, por el cual todo individuo que es acusado de forma unánime por un tribunal o una colectividad debe ser inmediatamente liberado. El diagnóstico del Talmud (texto religioso que es, probablemente, el único que sistemáticamente se cuestiona a sí mismo) sobre el proceso colectivo entiende que la unanimidad acusadora debe ser necesariamente puesta en cuestión, pues la ausencia de pluralidad resultante sugeriría que el proceso ha quedado ausente de un verdadero debate, y la conclusión necesaria de todo ello sería la certificación de la inocencia del acusado. Este razonamiento no es una excepción, sino que responde a una tónica habitual en los textos judíos: la defensa del punto de vista de la víctima de una colectividad acusadora. Subyace en el judaísmo una concepción de lo humano como algo múltiple, radicalmente plural, hasta el punto de entender que una homogeneidad absoluta sólo puede conseguirse mediante el recurso a la fuerza o al mimetismo recíproco indiferenciador.

jueves, 26 de agosto de 2010

EL APOCALIPSIS HA COMENZADO. GIRARD EN LA TELEVISIÓN


Tras un tiempo sin referirme directamente a él, vuelve René Girard al blog del individuo que lleva más de 8 años tratando baldíamente de realizar una tesis doctoral en filosofía sobre su obra. Y lo hace en forma de un video algo insólito, por tratarse el programa en el que es entrevistado de una especie de magazine de esos que incluyen público en directo. Girard presenta allí los resultados de su último libro, Achever Clausewitz (cuya traducción castellana publicada por Katz este mismo 2010, tres años después del original francés, se titula Clausewitz en los extremos. Política, guerra y apocalipsis), atrevida aplicación de sus teorías mimético-sacrificiales a la obra del célebre (aunque escasamente leído) pensador prusiano de la guerra. En esta obra explica Girard la política mundial de los últimos dos siglos a partir de las turbulentas relaciones entre Alemania y Francia, además de entender que el apocalipsis es el momento extático de desvelamiento de las claves de la violencia humana, teniendo en cuenta que ésta, más que ser su efecto, es más la causa de la existencia de las religiones.

[Por si acaso, decir que el apocalipsis del título de la entrada hace referencia a la cuestión fundamental del citado libro de Girard, no a la circunstancia de la extraña forma de su aparición televisiva.]

sábado, 21 de agosto de 2010

LA VERDAD SANGRANTE

Taxi driver (1976)

"Si uno no mata, nadie le toma en serio. Es la única prueba de seriedad, lo único que cuenta".

Aunque sorprenda y provoque un comprensible rechazo moral, no resulta extraño que en muchas ocasiones sean los canallas aquellos que conocen la verdad y la formulen claramente. Canallas como el gangster de la película Dogville (James Caan), que entiende mejor que nadie los presupuestos que determinan las acciones (principalmente las 'buenistas') de los hombres, aunque su particular modo de conducta no se caracterice por pretender escapar a esa certeza. O canallas como el revolucionario Nechaev retratado por J.M. Coetzee en su fabuloso El maestro de Petersburgo (1994), sobre cuyo diagnóstico del prestigio sacrificial que sigue atesorando nuestro moderno modus operandi dejo constancia en la cita de arriba.

Sobre cualquier cuestión, uno puede esforzarse en hilar los argumentos más sutiles y razonables, las reflexiones más profundas, pero difícilmente será escuchado. La inteligencia no es un reclamo atrayente, pues su verdad no cautiva unanimidades. Para poder recibir una atención seria, si alguien pretende atraerse una respetabilidad mayoritaria, hay que sustituir el argumento por un puñetazo sobre la mesa, en sus formas literal y metafórica. Todas las causas exitosas, de antaño y de ahora, han entendido perfectamente este mecanismo: la violencia atrae los focos y dispara los discursos compresivos. Las razones vienen después, no antes del estallido.

Travis Bickle no estaría en desacuerdo con todo esto y su peripecia por las sucias calles de Nueva York son una lúcida muestra de que el sacrificialismo no pierde fuerza en nuestro mundo, a pesar de los diques que se han erigido para intentar controlarlo. Desplazado del mundo, abandonado por todos tras su regreso de Vietnam, sólo la orgía de violencia desatada que lleva a cabo Travis le permite ser aceptado por la sociedad, un miembro más de la comunidad. Prestigiado por la violencia que ha desplegado mortíferamente, aquella que en principio parecía destinado a separarle radicalmente del mundo, de manera paradójica lo convierte en uno más, en una molécula más del entramado cotidiano. La fuerza demoníaca permanece siempre al servicio de la nivelación y la creación de unanimidades.

viernes, 13 de agosto de 2010

EL SILENCIO DE DIOS

Los comulgantes (1962)

Tras ver anoche dos de las películas más atípicas (y olvidadas incluso para bergmaníacos como un servidor) de Ingmar Bergman, Esas mujeres (1964) y El ojo del diablo (1960), sigo pensando y sintiendo que el sueco es, junto a Bresson, el cineasta cuya obra más poderosamente ha resquebrajado las paredes del subsuelo que habito. Ni siquiera en el vodevil más surrealista o en la comedia satánica, pierde Bergman aquello que caracteriza su cine más denso y asfixiante. Aunque para cine denso y asfixiante existan casos más paradigmáticos, como Los comulgantes (1962), monumento al desarraigo existencial y espiritual, lleno de hallazgos fascinantes de todo tipo, ya sea a nivel discursivo o estético. Uno de ellos (del primer tipo) es el que se puede ver en el video de arriba: dos actores magistrales, habituales en la troupe bergmaniana, Allan Edwall y Gunnar Björnstrand, preparan la celebración de la misa. El ayudante (Edwall) está leyendo los Evangelios y le comenta su opinión al sacerdote (Björnstrand) respecto al enfoque que allí se plasma sobre el sufrimiento: incluido un brutal padecimiento físico como el de Jesús en la cruz, probablemente no exista un sufrimiento tan atroz como el del desamparo y el abandono total, de modo que una representación hiperviolenta de la Pasión no sería la más adecuada (caso de The Passion de Mel Gibson, por ejemplo). Mejor sería aquella que se centrara en el abandono que comienza por los apóstoles en Getsemaní y acaba en el desesperado "Elí, Elí, lemá sabactaní" [1] gritado desde el Gólgota, la caída progresiva en la soledad definitiva y la posible vacuidad de lo realizado. El famoso silencio de Dios, el vacío absoluto, el desarraigo sin redención.

[1] Lo más chocante, por intrigante, de este pasaje de los Evangelios (Mt 27, 46) es precisamente que exista, que esté recogido a pesar de ir totalmente en contra del discurso de aquellos hombres que lo redactaron. ¿Acto de honradez que evidencia una fe granítica?



- Post scriptum: "El sufrimiento no tiene ningún efecto mágico. El justo que sufre no vale a causa de su sufrimiento, sino a causa de su justicia que desafía al sufrimiento" (Difícil libertad. Ensayos sobre el judaísmo, Emmanuel Levinas).
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