miércoles, 9 de junio de 2010

EL MULTICULTURALISMO NO ES PLURALISTA


En mi anterior entrada del Nickjournal, refiriéndome al caso de Lars Vilks, hablé del problema que supone el multiculturalismo para las sociedades democráticas, en las que se encuentra cómodamente instalado. Ahora toca, pues, explicar con más tranquilidad en qué consiste este problema. Mi referente principal para esta tarea viene marcado por Giovanni Sartori, concretamente por su libro La sociedad multiétnica (Taurus, 2001), donde el politólogo italiano se ocupa de separar conceptos, como son el multiculturalismo y el pluralismo, que habitualmente manejamos identificándolos acríticamente. Si habitualmente en nuestra vida cotidiana manejamos ideas que nos vienen dadas y cuya interioridad conceptual no entendemos totalmente, en este caso la inconsciencia se engarza con una fe rusoniana altamente significativa.

El rasgo principal que caracteriza a este desaguisado es que la tolerancia con valores y principios que caracteriza al multiculturalismo se mantiene en una equidistancia peligrosa, en el sentido de que, dado que no somete a juicio crítico alguno a ninguno de esos valores y principios, es capaz de tolerar algunos especialmente agresivos. Se respetan (o se exige respeto a) valores ajenos a los propios en un sentido general, aceptando una supremacía absoluta en su espacio correspondiente, de manera que las relaciones comunes, las intersecciones o "líneas de división cruzadas" (cross-cutting cleavages), quedan relegadas del espacio público.

Por contra, el pluralismo se mueve en una perspectiva muy diferente, pues no se limita aceptar el status quo dominante de una determinada comunidad, sino que promueve una sociedad precisamente plural a la vez que igual, en la que los individuos puedan ejercer en propiedad sus derechos al margen de coacciones grupales. Basada en el ideal de ciudadanía, una regla básica de convivencia modula las diferencias existentes en nuestras sociedades fragmentadas. Como señala Sartori, "el pluralismo afirma que la diversidad y el disenso son valores que enriquecen al individuo y también a su ciudad política", y eso significa por extensión que el dogmatismo es sancionado. El pluralismo es en sí elástico pero tiene que ser también exigente si pretende mantener en pie una sociedad pluralista; ése es el límite, ceder ante lo que niega el pluralismo, que nunca puede llegar a franquear. Por tanto, el pluralismo no se limita a reconocer unas diferencias (comunitarias) y otorgarles un espacio de dominio, sino que afirma una 'Weltanschauung pluralista', y lo hace en un espacio común que implique a todos por igual. Porque si bien el hecho de la democracia lleva aparejada inevitablemente la existencia de conflictos internos (aspecto asociado a la libertad ejercida. En las dictaduras, en cambio, la sociedad está sometida a menos tensiones antagónicas, lo que desde fuera le puede conferir una apariencia más relajada), no hay que olvidar que la convivencia es una prioridad, y eso implica que no toda forma de conducta o de discurso es tolerable en una sociedad abierta si quiere mantenerse como tal. La "dialéctica del disentir" propia de las democracias se mueve entre el consenso y el debate, aunque por norma esta tensión no puede resolverse por ninguno de sus dos polos. El conflicto se encuentra al servicio de la convivencia, no puede decantarse por un enfrentamiento de bloques en lucha por una hegemonía total (o casi) de la sociedad. Puede parecer paradójica esta situación, pero más paradójica (y letal) es la defensa que lleva a cabo el multiculturalismo de la diferencia comunitaria, al tiempo que se promociona la unanimidad a nivel interno.

Con todo esto, no trato de decir que la cultura dominante en una sociedad deba fagocitar a las minoritarias. Pero sí que estas culturas minoritarias tienen necesariamente que jugar el mismo juego, asumir unas reglas de partida sin exigir reconocimientos específicos (derechos y no privilegios), eso sin olvidar un necesario pero muchas veces desatendido respeto al principio de reciprocidad. Como decía anteriormente, no se trata de que desaparezcan los límites y se disuelvan las identidades (el pluralismo si acaso relativiza la pulsión de cierre y exclusión del otro que caracteriza a toda identidad), pero sí que éstas deben coexistir en un espacio común de convivencia.

El proyecto del multiculturalismo, esquivo al principio de ciudadanía, ostenta la particularidad de promocionar identidades comunitarias 'que obligan' al individuo y generan servidumbre, haciéndole perder margen de libertad. La diferencia en este caso se limita a la que define cada grupo cultural para sí mismo, pero desaparece a nivel individual. No parte de la asunción de las diferencias inevitables en toda sociedad, sino que promueve la misma creación y fortalecimiento de diferencias étnicas y religiosas en el sentido de una auténtica "tribalización de la cultura", en una lógica de conflicto que no tiene que ver con el enriquecimiento sino con la desintegración y el antagonismo específicamente destructivo (1). Su finalidad no persigue sostener una sociedad abierta y plural, sino desequilibrarla y parcelarla en múltiples guetos con autonomía propia a la hora de imponer reglas y principios.

(1) Sartori sugiere en su obra que los teóricos del modelo multicultural, que suelen tener en común un origen comunista, hayan sustituido su derrotada 'lucha de clases' por este otro tipo de lucha cultural contra el establishment capitalista.

[publicado en el NICKJOURNAL]

16 comentarios:

Al59 dijo...

A día de hoy, los ciudadanos españoles de cualquier origen o etnia están sometidos a las mismas leyes. No se admite, concretamente, que los musulmanes pretendan regirse por la ley islámica ignorando la del Estado; ni es previsible que se vaya a aceptar tal cosa en el futuro. Teniendo en cuenta eso, se pregunta uno en qué consiste el grave problema que tenemos (o, quizá, no tenemos). Hay, desde luego, aspectos que nos darán quebraderos de cabeza dentro de poco: uno de ellos es la exigencia de los musulmanes de que sus hijos reciban educación religiosa apropiada en los centros educativos. La solución razonable es enviar de una vez por todas la práctica de la religión, catequesis incluida, fuera de los centros educativos; pero con el compromiso o conchabeo actual no se ve cómo se le va a poder negar a un imam lo que se le reconoce a un pastor evangelista. Está, también, el asunto del pañuelo; el intento de celebrar culto islámico en recintos que fueron mezquitas pero ya no lo son; etc. Ahí se ven batallas concretas. Veremos si el planteamiento teórico resulta de alguna utilidad a la hora de abordarlas.

Paco f dijo...

Estimado AI59, no se admite de derecho, pero sí de hecho el que los musulmanes pretendan regirse por la ley islámica. Y no ignoran al Estado, pretenden someterlo a la Sharia. Sí, se puede negar a un imán, que promueve un sistema político en el que la ley se somete a los desvaríos del Corán,lo que se permite a otras religiones que han aceptado la separación Iglesia-Estado. Se lo dice un ateo que no tiene ningún interés en fomentar el adoctrinamiento religioso. Y, perdone, no son batallas concretas, son los detalles de algo más general que ya comenzamos a sufrir en nuestras propias carnes.

Un saludo.

paco f.

Johannes A. von Horrach dijo...

Esa es la cuestión, Paco: que hay cosas que el derecho no permite pero que se dan de facto, con el consentimiento de las autoridades. Aunque no se dan con todas las clturas, sino mayoritariamente cuando afectan al Islam. Será el espíritu de la famosa Alianza de Civilizaciones.

El multiculturalismo provoca entre otras cosas el cierre sobre sí mismas de las distintas comunidades, sobre todo (de nuevo) las islámicas. Entonces el espacio de convivencia se fragmenta y en cada ámbito funcionan unas reglas distintas, que en muchos casos nada tienen que ver con las costumbres mayoritarias (una de las más importantes, creo yo, es lo encerrada que está en su propia comunidad la mujer islámica).

Baleares es, si no recuerdo mal, la comunidad española con mayor procentaje de inmigración, lo que la convierte en un buen campo de pruebas para analizar los problemas del multicuylturalismo. Llevo tiempo siguiendo la evolución de esta cuestión (inmigración, xenofobia, etc.), y me he dado cuenta de que no hay más conflictos (individuales) debido a ese cierre de las comunidades: los ecuatorianos con ecuatorianos, los rumanos con rumanos, los argelinos con argelinos, etc. Al final resulta que los conflictos que se han manifestado son de orden colectivo, batallas en masa. Tal vez recuerden una conocida entre nigerianos y gitanos (otro colectivo que, aunque no inmigrante, practica la clausura comunitaria), pero ha habido otras.

saludos

Lectora dijo...

Es curioso pero últimamente veo por Palma a muchas más mujeres con velo y con moda primavera-verano musulmana que antes, no se si es que me fijo o es un gesto contestatario.

En mi opinión la estrategia a seguir en estas cuestiones debería ser astuta (ctónica?) y no de ataque frontal a la cultura porque eso les unifica y produce la cohesión grupal que da lugar a esas clausuras.

La adaptación al lugar debería surgir desde dentro de esos núcleos, cosa que sin duda sucederá tarde o temprano, sobretodo por parte del sector femenino.

La integración de esas mujeres, por mucho velo que lleven, en la vida social femenina de la isla, es vital, y eso es trabajo de la mujer autóctona.

Yo solo en una ocasión he visto a una mujer con el atavío islámico en un parque con su hijo, y permanecía sola y alejada de las demás, ausente, sin mirar al resto de niños.

En general diría que vengo fijándome en ese detalle, altamente marujo, no avalado por masters ni nada, pero no por ello menos interesante, no miran a los niños, no los quieren ver, se diría que temieran enternecerse a su vista. Eso me inquieta.
Ya lo dijo alguien, no se puede amar lo que no se conoce.

Anónimo dijo...

Para AI59 de otro ateo confeso.
Sí, teóricamente sometidos a las mismas leyes, pero NO de facto.
¿Cree usted que en el ánimo de los organizadores musulmanes de los partidos -musulmanes- que se presentan a partir de las próximas municipales españolas no existe el afán de ir transformando la sociedad...?. La rapidez en ello lo decidirá la demografía. ¿Es necesario que le vaya enumerando pueblos y ciudades...?. ¿No le resulta un grave problema el que se nos avecina?.
Incurre usted en otro tremendo error de apreciación; el educador musulmán "al pie de la letra" atenta contra nuestra Constitución; no así el pastor evangelista. ¿Cómo pone usted en pie de igualdad islamismo y cristianismo?.
Lamentable; otra pirueta pseudo-intelectual y sin red de otro aspirante a la chilabeada Eurabia.

(Spitfire).

El doble dijo...

Creo que lo que está en tela de juicio es la universalidad, y la pregunta por lo universal no es una pregunta meramente académica o de raigambre intelectual, es algo que vivimos todos los días interactuando; en todo tipo de interacción entra en conflicto la cuestión universal; ¿cuáles son los criterios o condiciones para construir realmente lo universal? Para eso, sin duda, habremos de distinguir entre multiculturalismo y multiculturalidad. La multiculturalidad creo que es un concepto más sociológico, empírico, objetivo, descriptivo, ahí se constata el "hecho", se trata de la simple presencia de diversidad cultural; ahí no hay implicaciones morales ni políticas. El multiculturalismo, en cambio, tiene un aspecto prescriptivo, normativo e implica las maneras diferentes de entender la universalidad, de entender el horizonte humano; aquí hay implicaciones axiológicas, morales, orientaciones políticas, entra en cuestión la universalidad,las cuestiones de "derecho", por lo que hay que irse con cautela.
Efectivamente, el debate "multiculturalismo" comenzó como asunto islámico, pero sabemos que no se trata solo de signos externos; es la carga semántica, simbólica lo que está en juego.
El problema está en que cuanto más se intenta fundamentar la universalidad más se alzan los etnocentrismos y fundamentalismos de toda laya. Por un lado, las minorías étnicas tienen pretensiones de universalidad, y por el otro, se percibe el aroma de una desintegración de la cultura occidental, un relativismo craso. Sin duda que la palabra clave siempre será "tolerancia", pero ¿cuáles son los criterios que ponen límite a la tolerancia?
¿Será plausible la creación de microclimas jurídicos y lingüísticos dentro del estado? La inmigración siempre será una amenaza y la llegada de inmigrantes que no quieren integrarse representa un riesgo cada vez mayor. Ahora bien:
¿El islam, siendo una cultura antagónica, es realmente incompatible con la sociedad pluralista y abierta de occidente? Más aún, para favorecer la supervivencia en la diversidad ¿se requiere la negación de todo dogmatismo? Mmmm, reciprocidad, ¿cómo ser tolerantes con los intolerantes? ¿El islam, con su visión teocrática del mundo y sus creencias (hay que tener en cuenta que la cultura teocrática plantea problemas distintos a la que solo acepta la separación entre religión y estado), está en contra del sistema pluralista? ¿y hasta qué punto la sociedad que se dice pluralista puede acoger sin disolverse a "enemigos culturales" que la rechazan? ¿El multiculturalismo persigue una integración diferenciada o una desintegración multiétnica?
En fin, multiculturalismo ¿mera yuxtaposición de etnias, culturas y religiones en una sociedad pluralista? ¿integración, fusión, hibridismo? ¿tolerada coexistencia de culturas democráticas y antidemocráticas?
Lo que queda en suspenso es EL BIEN COMUN... Sin dida que sería interesante profundizar en Taylor, Kymlicka, Marcuse e incluso Rawls.

Johannes A. von Horrach dijo...

Más sobre la cu¡ircunstancia de que determinadas leyes no se apliquen. Hoy el Diario de Mallorca informaba que las mezquitas en Baleares han pasado de 6 a 30 en sólo 5 años, y en todas ellas las mujeres (musulmanas) tienen vetada su entrada. Tenemos todo un Ministerio consagrado a la Igualdad, que interviene donde y cuando no debería (ej: sus sonrojantes críticas a los anuncios televisivos 'sexistas', su apoyo a la ley de maltrato que criminaliza a los hombres por el hecho de serlo, etc.), y cuando se encuentra con casos que directamente atentan contra esa igualdad entonces miran a otro lado.

http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2010/06/11/mezquitas-han-multiplicado-cinco-balears-2005/577952.html

Johannes A. von Horrach dijo...

Sonja, es posible, pero también (como dice la información del DM), cada vez más mujeres musulmanas se divorcian de sus maridos. Parece que cuando descubren que las leyes aquí las amparan, se sirven de ellas. El problema es que muchas, dada la clausura comunitaria en la que se mueven, no llegan a conocer que existen esas leyes protectoras. Me pregunto que si nuestros mediadores culturales de Cort y el Govern se preocupan por dar información a esas mujeres.

Doble, totalmente de acuerdo en la distinción que hace entre multiculturalismo y multiculturalidad.

En cuanto al etnocentrismo, al final es algo que siempre va a cabar saliendo, porque la universalidad y la tolerancia pluralista son conceptos que ha puesto en marcha Occidente, eso no se puede negar, aunque los haya puesto en marca como valores no identitarios.

saludos

El doble dijo...

Pienso que hay que diferenciar dos tipos de minorías culturales; por un lado las minorías nacionales, es decir grupos que antaño eran autónomos, pero que paulatinamente se van asimilando a la cultura de la mayoría, en este sentido tiene usted razón de que "al final acabarán saliendo". Pero por otra parte están los grupos étnicos provenientes de la inmigración; éstos buscarán "integrarse" en términos de igualdad de derechos, pero al mismo tiempo desean preservar los aspectos profundamente arraigados de su identidad étnica (quieren integrarse, pero no "asimilarse" porque la asimilación atenta contra los derechos de la identidad propia); ahora bien, en este sentido, no creo yo que el etnocentrismo salga del escenario así tan fácíl. Al contrario, "la universalidad y la tolerancia de occidente" son las herramientas de su defensa. Usted mismo dice que en Baleares, en solo 5 años, el número de mezquitas ha crecido de 6 a 30. Esto significa que van tomando protagonismo en la "escena". Más aún, si se trata de musulmanes (por ejemplo) son grupos étnicos minoritarios si se les contempla desde el interno del país; pero desde una perspectiva general, son una "universalidad" que amenaza a aquella de la "occidentalidad" en muchos sentidos; tan solo demográficamente, los occidentales ya no queremos tener hijos, mientras que los musulmanes los tienen por docenas (Bien dicen que conquistarán al mundo en "la cama")
El multiculturalismo apunta a la "unidad" dentro de la diversidad, por un lado evitando crear Gehetos o grupos fragmentados; y por el otro, intentando no forzar a una "asimilación" total de las diversidades culturales. La tarea del multiculturalismo es crear instituciones sólidas de intercambio cultural (intercultural? creando derechos multi o poliétnicos?). El problema aquí es que siempre habrá "etnias" culturales sumamente radicales que exigen derechos, pero están muy poco dispuestos a ceder en sus fundamentalismos.
Finalmente, el concepto de cultura se ha vuelto problemático, ambiguo, confuso, complejo y el uso abusivo del "concepto" de cultura produce una devaluación del térmno mismo y esto afecta hondamente el discurso de los multiculturalistas. ¿Cómo reivindicar a cualquier grupo étnico cuando se presenta con la bandera de "cultura"? Yo detecto una crisis general de la cultura...

Yanao dijo...

A mí me parece muy sencillo, usted se ve obligado por circunstancias económicas a cambiar de lugar. Usted llega con su propio yo, su identidad. Cambia el sitio, no su persona, no tan rápido. Se va a Marruecos ¿quiere usted integrarse a sus costumbres o le gustaría continuar siendo como era? ¿No preferiría que fuese el otro el que se adaptase a usted? Quizás habría que trabajar el concepto del yo como algo más allá de las circunstancias, y el de la organización social como sólo costumbres o normas que se adecúan a determinadas circunstancias para sacar lo mejor, para aprovechar al máximo el entorno. ¿No es curioso que la homosexualidad se despenalice cuando hay superpoblación? Igual digo chorradas pero el grupo tiende a funcionar, tal vez sin saberlo, como grupo. Sin tener eso claro, se perpetúan valores que no sirven, creyendo que sirven. Claro que todo esto no se logra de un día para otro, no tenemos una varita mágica por mucho que discutamos sobre ello. La conciencia individual ha aumentado pero tal vez no la grupal. No trato de dar una explicación, sino un indicio. Desarrollen ustedes que a mí se me da muy mal. En fin, que los valores tal vez no sean malos o buenos en sí mismos sino en función de su aplicación o "erroneidad" en un momento determinado. Y claro, siempre el individuo que no quiere ser grupal. Lo entiendo, yo no querría tener que adaptarme a normas que no comprendo y que, desde mi punto de vista, me hacen perder libertad.

Lectora dijo...

Yanao, por supuesto, todo tiene su sentido en un momento dado, la etapa de las religiones, ahora tan denostadas de forma tan cegata, tiene su lógica.

El trato a la mujer en el mundo islámico, tiene su lógica en ese contexto y tantos otros, en el nuestro ya no.

¿Estamos en una guerra cultural? ¿la homogeneización y disolución del planeta en unas pocas culturas, por no decir una, es cuestión de tiempo?

Quien más se empeñe en dejar descendencia, el que más territorios fecunde, ese tendrá más números de perpetuarse en el producto final, el que no entienda eso está muerto antes de empezar.

Y parece que haya quienes están interesados en ser los únicos que piensan eso, mientras el resto debe pensar en la pamema del multiculturalismo.

Y aquí todo el mundo tiene derecho a luchar por lo suyo y a evitar la expansión de lo ajeno, esa es una ley natural básica.

Si esta clase de cosas no se paran a tiempo es cuando luego darán problemas.

Y sí Yanao, supongo que al final nos comportamos grupalmente y la individualidad no se hasta qué punto es un espejismo, cada vez creo más que el Devenir o la Historia se piensa y realiza a sí mismo la verdad, pero no nos queda otra que ser lo que somos.

Paco f dijo...

Estimada Sonja, el trato a la mujer en el mundo islámico no tiene ningúna lógica, salvo la que impone la voluntad de humillación y sometimiento. Un crimen es un crimen independientemente del lugar o el contexto sociocultural en el que ocurra. El respeto a unas normas elementales comunes que posibiliten la defensa de los intereses particulares no es algo mío, ni tuyo, ni de él, es algo a lo que Occidente no debe renunciar, y mucho menos multiculturalizar (perdóneme el palabro).

Un saludo,

Paco f.

Lectora dijo...

No se Paco f, eso de demonizar las culturas rivales ha sido típico y parece que ha dado resultado.

Me parece detectar a veces un problema, cuando se entiende una postura o actitud parece existir un extraño mecanismo por el que se pasa automáticamente a compartirlo.
O por lo menos a no posicionarse en contra.

A mi eso me choca, el problema no es que el islamismo sea bueno o malo, da igual, supongo que puede incluso entenderse (lease usted la entrevista a Antonio Salas, el infiltrado que va y se hace musulmán, manda h...), pero esa es una discusión estéril, el problema es que no es nuestro.

Esa es la cuestión, la identidad al final ¿qué es? me encantaría que alguien contestara esta pregunta, es un proceso cognoscitivo o un sentimiento visceral?

Y bueno ya me callo, no quiero abusar de la hospitalidad de este subsuelo, la culpa es de dueño por poner temas tan interesantes y tan subversivos.
Saludos

El doble dijo...

Al hombre del subsuelo le encantará responderte Sonja. Porque el hombre del subsuelo conoce muy bien tu pregunta... (Y es muy sagaz)

Johannes A. von Horrach dijo...

Doble, la cuestión es que la asimilación no debe regirse por las costumbres, sino por la ley. Un musulmán no debe adaptarse a las costumbres cristianas, o a una determinada forma de vivir su ocio o cosas por el estilo, sino que determinadas reglas de su discurso no pueden ponerse por encima de la ley del Estado. Por ejemplo, lo que decía de las mezquitas, de las que quedan excluidas las mujeres. ¿Alguien se imagina si una iglesia católica negara la entrada a las mujeres? ¿Por qué esas situaciones deben tolerarse a determinados grupos? En este terreno legal todos debemos ser tratados de la misma manera, y de facto no sucede así.

Yanao, discrepo de lo que doice sobre la legalización de la homosexualidad por causa de la superpoblación: precisamente es en los países en que NO hay superpoblación que se ha legalizado. En los otros no.

saludos

Galicia No Conforme dijo...

el pluralismo o cualquier forma crear una identidad nueva en base a un diálogo interactivo( de inracción) no es más que una utopía, absurda y peligrosa. absurda porque, del mismo modo que es pretender un equilibrio imposible ya que siempre hay ideas dominantes (véase la cultura popular y la de las élites, que pueden complementarse pero tienden a solaparse y a dominarse) y peligrosa porque eso da lugar a la destruccion de las identidades nacionales (en este caso europeas) en favor de la globalización y, por ende, de la cultura de mercado.

De este modo, la alienación solo servirá para crear una sociedad gris, estandarizada y que beneficie a las empresas. Es un absurdo pretender esto por un lado e intentar mantener, por otro, las identidades de detrminadas regiones europeas, suramericanas, etc....

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