Vivir bajo el mismo lema que preside tu vida artística es algo que pocos creadores pueden llevar hasta el extremo de los Monty Python. El humor mantenido hasta en la misma muerte, en este caso el fallecimiento prematuro de uno de los miembros del grupo, Graham Chapman, certifica categóricamente que vida y trabajo van fuertemente unidos en el caso de los Monty. Si John Cleese, ya en el mismo funeral de Chapman (1989), demostraba que el talento no se amedrenta ni ante el temor que la misma muerte suele inspirar, años más tarde, en el homenaje que se les tributó en Aspen (1998), juntos llevaron al extremo las posibilidades cómicas que pueden atesorar algunos rituales vinculados al memento mori.
Hasta ahora había leído en varias ocasiones alguna versión de este último caso, aunque casi siempre equivocada. La versión más repetida decía que era Eric Idle quien vertía en el suelo, tropezando al bajar unas escaleras, las cenizas del finado Chapman que transportaban en una urna. En Youtube he encontrado el video que me saca de dudas y que se puede ver aquí arriba. Para que el homenaje a los Monty Python tributado en Aspen sea completo, sus cinco supervivientes deciden que Chapman haga también acto de presencia depositando sobre un baúl que hace las funciones de mesa la urna que contiene sus supuestas cenizas. Para certificar una inmediata identificación visual, dejan justo por debajo de la urna, y pegada al baúl, una fotografía cómica del propio Chapman. En un momento determinado del acto, y mientras habla John Cleese, de repente Terry Gillian, sentado frente a la urna, cambia de posición su pierna izquierda y...