jueves, 8 de agosto de 2013

BLINDAJES



 [artículo publicado hoy en El Mundo Baleares]



El ser humano busca antes el sentido que la verdad. Tiene prisa por hacerse con un significado que lo explique todo sin dudas ni ambigüedades. Nuestra mente nos determina hasta el punto de convertirnos en seres más cercanos al arraigo en las certezas que al camino incierto de lo riguroso. En la neurología moderna (Gazzaniga) se ha evidenciado que determinan nuestras ideas y actos unos presupuestos que están detrás de cada paso, fundamentando nuestra forma de proceder. Aunque los datos no se adapten a la idea que de ellos nos hacemos a priori, los encajamos a martillazos, con vehemencia. Es la estructura evolutiva de nuestra mente, que prefiere la comodidad de lo que le conviene.

Luego, los contextos intervienen para radicalizar estos patrones. En épocas de crisis como la que vivimos, el blindaje de las certezas se forma como tensión antagónica, es decir, como enfrentamiento con el otro. Porque la verdad en estos casos tiende a implicar principalmente la culpabilidad de otros. Y esa tensión se mantiene viva a cada instante, incluso aumenta sus dimensiones. Propicia maniqueísmos, polarizaciones, y más tensiones que no resuelven nada sino que agravan los problemas. Es una pena, pero en momentos de incertidumbre una mayoría ahonda en sus convicciones, radicaliza sus dogmas; no aprovecha la riqueza cognitiva de la inquietud reinante para hacer autocrítica. Asimismo se pierde con más facilidad el sentido común, la reflexividad y la voluntad de acercamiento al otro.
Últimamente hemos podido comprobar, en varios casos sucedidos en Baleares y Galicia, la realidad de esta pauta: el accidente de tren en Angrois, el incendio de Andratx, y también estoy pensando en el caso Alpha Pam. En dichas situaciones, una amplia mayoría, en la prensa o en las redes sociales, quería saberlo todo al instante, sin esperar no sólo a que se iniciaran las respectivas investigaciones, sino todavía en medio de la catástrofe. Es más, no querían saber, sino que ¡ya lo sabían todo! El culpable cambiaba en cada caso, pero la certeza era igualmente absoluta. La culpa es de este o aquel, pero hay una culpa inalterable, fija, que convierte a los otros en seres satánicos, responsables exclusivos de todo mal: Rajoy o José Blanco, el maquinista, los recortes de Bauzá, el descuidado pirómano, el hospital de Inca, etc. Una sola causa, como si no pudieran darse varias a la vez, concatenadas; y rápido, sin esperar al dictamen de los análisis. Y si al final resulta que nadie tenía razón, no se preocupen, sucederá como con los resultados electorales: todos ganan, nadie se equivoca.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails