lunes, 31 de marzo de 2014

OCB, S.A.



  (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Si alguien quiere prosperar rápidamente en Baleares, y carece de dotes para ser futbolista, cuenta con una salida óptima para la incertidumbre laboral y económica: la OCB. Pocas organizaciones privadas y con supuesta vocación cultural se han embolsado cantidades tan elevadas de dinero público durante las dos últimas décadas, sobre todo de manos de los dos Pactos de Progrés, principales mecenas de la causa. Muchos, demasiados, millones de euros salidos de nuestros bolsillos han caído dentro de sus ávidas redes. La semana pasada el Tribunal Superior de Justicia de Baleares desestimó un recurso presentado por la organización catalanista en la que reclamaba quedarse con dos millonarias subvenciones, adjudicadas a dedo y sin concurso público, por valor de 131 mil euros. Francina Armengol había sido la responsable directa de este enésimo regalo de dinero público en 2011, justo antes de las últimas elecciones autonómicas. Dado que las perspectivas de derrota eran evidentes, se quiso premiar la fidelidad a la causa de forma harto generosa. Y no será por falta de prodigalidad previa, porque durante esa legislatura (2007-2011) sólo del Consell de Mallorca la OCB percibió cerca de un millón de euros. Eso sin contar la aportación recibida del Ayuntamiento de Palma, con Calvo de alcaldesa, o del Govern balear de Antich. Por no hablar de la contribución de un organismo ajeno a las Baleares, como es la Generalitat de Cataluña. ¿Se imaginan que la Comunidad de Madrid financiara al Círculo Balear? Qué no dirían entonces del Círculo los miembros de la Assemblea de Docents, que ahora ya lo demonizan con epítetos fóbicos como “els tentacles de ses tenebres”.
La OCB no siempre ha sido la misma. Hasta principios de los 90, con Bartomeu Fiol al mando, era todavía una organización cultural bastante respetable y plural. En esa época fue un miembro destacado el ahora presidente de la Fundación Jaume III, Josep Zaforteza, mientras que hoy los cachorros 'oceberos' lo insultan y escupen por la calle. Sin embargo, la llegada a la dirección de Antoni Mir cambió el panorama, porque la OCB inició bajo su mandato una singladura mucho más política y beligerante, adoptando un patrón (“fer país”) que en Cataluña había conllevado el arrinconamiento de toda disidencia. De cierta cultura del diálogo y del respeto se pasó a ocupar un lugar inflexible en las trincheras, identificando a todos y cada uno de los enemigos para ser aplastados sin matices. Tras dejar la OCB, Mir ascendió a la madre nodriza, la Generalitat, e incluso acabó recibiendo de manos del páter familias Jordi Pujol la Creu de Sant Jordi, un merecido broche a los servicios prestados.

lunes, 24 de marzo de 2014

ESTÍMULOS NEGATIVOS


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Hace unos días, en estas mismas páginas, John Muller (en la imagen) se refería a ciertas interioridades de nuestro modelo de financiación económica. Decía, referente a una recomendable coordinación del mercado estatal, que las comunidades autónomas que “más impuestos crean para obstaculizar la unidad de mercado interior, mejor financiación reciben. Lo mismo sucede con el Impuesto sobre el Patrimonio”. Este mismo patrón de incentivar conductas perjudiciales para el bien común la padecimos con el origen de la Crisis: las famosas hipotecas subprime. Si recuerdan el mecanismo, los vendedores de hipotecas cobraban la mayor parte de su sueldo en base al número de hipotecas que fueran colocando a sus clientes. Ya sé que a toro pasado parece fácil calibrar que este método acabaría produciendo lo que sucedió, pero es lo que hay: repartir hipotecas a mansalva, sin control alguno sobre si podría ser devuelto el dinero cedido por el banco, generaría necesariamente un enorme globo con aire tóxico en su interior. Así comenzó lo que estalló como un Bing Bang financiero, arrollando las economías del mundo occidental. También encontramos ese mismo patrón alocado en la gestión de bancos importantes. Tan seguros estaban (y el tiempo les dio la razón) de que, en el caso de caer, los Estados acudirían a su rescate, que reforzaron exageradamente sus operaciones de riesgo. Si sabemos que hay red bajo nuestros pies, nos descontrolamos inevitablemente, huimos de la cautela. Es ley de vida en el homo sapiens demens.
También encontramos rastros de este modo de proceder en la corrupción política de la que Baleares representa un hito nacional. Un dato primordial a tener en cuenta es el exageradísimo número de políticos aforados que hay en España, unos 10 mil. Políticos que serán juzgados por tribunales politizados (con jueces elegidos por los partidos del Parlamento), robándole la jurisdicción a las audiencias ordinarias. ¿Qué sentido tiene tanto político aforado (en otros países nos sobran dedos de una mano para contar los aforamientos) si no estamos pensando en términos de cultivo intencionado de la corrupción? Cuanto más seguro está un potencial corrupto de que será juzgado por un tribunal amable, más furia pondrá en el saqueo del dinero público. Me creeré de verdad que la partitocracia no es estructuralmente corrupta cuando elimine, como pretende UPyD, esta orgía de aforamientos, aceptando ser juzgados como los simples mortales; y cuando se anticipen a policía y jueces a la hora de señalar a compañeros de partido corruptos. No será porque haya poca corrupción, pero el número de delincuentes denunciados por los suyos es igual a cero. Luego montan comités éticos para jugar al tartufismo, pero el comodín de los aforamientos permanece intocable.

lunes, 17 de marzo de 2014

DISIDENCIAS

 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

 No todas las semanas se le ocurre a uno un tema sobre el que pontificar. Por falta de temas a veces, pero sobre todo por escasa inspiración. Hasta ahora no me había dado cuenta de que mis artículos, desde que escribo semanalmente en EL MUNDO (8 meses), son casi todos temáticos, como si me dedicara a escribir acusadoras microtesis de la actualidad. Creo que sólo en el primero, dedicado a las mortificaciones caniculares del verano, fui dando saltos de un tema al otro. Hoy tocan saltos. La semana pasada me paseé por la Semana del Llibre en Català buscando alguna cosa de Jaume Pomar o Andreu Vidal. Lo que me sorprendió es no encontrar entre los apretados stands libros de disidentes: nada de Pericay, nada de Ferran Toutain (y eso que se publicó hace poco su brillante ensayo Imitació de l'home), y muy poco de Pla. Tampoco estaban los mejores libros que sobre Mossèn Alcover ha escrito Maria Pilar Perea, la única especialista que no trata de ocultar la faceta menos reverenciada (por parte del catalanismo) de Alcover, la de apasionado defensor de las variantes dialectales.
Tal vez sea un apasionado de la disidencia, porque a pocos se les ocurriría dedicarse a defender a Martin Heidegger de las acusaciones de nazi, y menos en un acogedor cineforum dedicado a la Hannah Arendt de Von Trotta. O más bien, y esa es la verdadera cuestión, de las incursiones en su depurada prosa filosófica de una ideología hitleriana. Cuesta hacer entender que una persona pueda ser un grandísimo cabronazo y sin embargo un genio en una faceta creativa determinada, sin que los dos ámbitos se toquen. Pero a los filósofos se les hacen las cuentas con especial celo porque, si es un terreno común ensuciar la obra de Heidegger de nazismo, pocos consideran que la pintura de Picasso estuviera afectada por su hijoputez o por su estalinismo. La pintura, sólo faltaría, siempre ha tenido mejor prensa que la metafísica, imagino que por el sueldo, tan opuesto, que se llevan unos y otros. El caso es que los pensadores son los culpables de todo: Platón y Hegel de los gulags, Kant de los crímenes de Eichmann, Nietzsche del nazismo y, finalmente, toda la posmodernidad de los desmadres de nuestra sociedad actual. De hecho, ningún filósofo es nadie si un texto suyo no ha sido utilizado como influencia en algún crimen o genocidio. La consagración sigue sus caminos inescrutables.
Al final de la semana descubro que alguien quiere matarme. Una mano supuestamente amiga me ofrece una entrada para Los Miserables. Sin duda, se trata de una conjura para matarme de aburrimiento. Detesto los musicales.

lunes, 10 de marzo de 2014

VEREDICTOS CONFUSOS

  (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

La mañana del pasado miércoles nos despertamos con una noticia terrible y sorprendente: Europa es una ciénaga de machismo. Un estudio de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE afirmaba que nada menos un tercio de las mujeres europeas ha experimentado algún tipo de violencia física, sexual o psicológica. Sin embargo, los responsables del estudio ponen sobre la mesa una paradoja que deja caer un serio interrogante sobre la totalidad del mismo: desconcertados porque haya más machismo en el norte (los Estados de tradición más igualitaria del mundo) que en los países del sur mediterráneo, interpretan que las mujeres escandinavas tienen una tolerancia menor (entienden más severamente lo que es una agresión), fruto de su adaptación a una sociedad donde rige la exigencia igualitaria.
Con este trabajo nos encontramos de nuevo con la vieja historia de no atender a la letra pequeña del contrato, porque casi todos han sacralizado sus resultados sin apreciar que no estamos hablando tanto de hechos probados como de declaraciones subjetivas (encuestas). Encadenados, como dije hace poco, a la pura declaratividad enunciativa, otorgamos el mismo valor a una percepción que a un hecho. Y no pretendo relativizar la violencia que siguen padeciendo muchas mujeres en Europa, pero sí poner en duda la dimensión del problema planteada en este estudio. Esto tiene que ver con nuestra hipersensibilidad contemporánea. Nuestros lamentos muchas veces se desgajan del bagaje de la historia y de la realidad de otras regiones actuales, y por eso nos parece que vivimos en un mundo infernal, cuando el confort europeo es el más alto de la historia, a la vez que los índices de violencia son los más bajos. Cuanto más ha evolucionado una sociedad, su modelo de exigencia se idealiza y deja fuera de foco el pasado o nuestros vecinos para enfrentarse a un ideal inmaculado por debajo del cual todo es miseria. A falta de verdaderos desastres generalizados, nos aflige más no alcanzar el culmen de nuestros sueños rusonianos.
Hace poco apareció un estudio similar que afirmaba que los homosexuales siguen siendo perseguidos en Europa. De nuevo, considerando sólo la susceptibilidad de los encuestados. No hay que infravalorar estas paradojas: en una dictadura nadie se queja, porque no puede, y un observador externo podría deducir erróneamente que reina en su seno una soberbia paz social. Pero en esos casos todo permanece ahogado por el miedo, y el machismo no se percibe. En cambio, una democracia es una explícita tensión continua, con roces y discusiones, enfrentamientos y recelos. Somos más sensibles y suspicaces, todo nos parece una ofensa. Entonces, todo es machismo y los hombres quedan en bloque bajo sospecha.

lunes, 3 de marzo de 2014

INTROITOLOGÍA vs FRAUDE

  (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

No sé si se habrán dado cuenta de que en castellano no tenemos muchas palabras para referirnos a la finalización de algo (resultado, conclusión, desenlace, consecuencia o efecto), mientras que para los inicios podemos escoger entre un sinfín de términos: índice, introducción, prólogo, proemio, pródromo, prolegómeno, preámbulo, preliminar, encabezamiento, exordio, entrada, cabecera, enunciado, sumario, introito, vísperas, anunciación, preparación, gestación, incubación, etc. Podríamos hablar de una pasión por los inicios, una especie de 'introitofagia', o también de 'introitología', como señalé en mi tesis.
Sin embargo, resulta que vivimos en la época de los resultados inmediatos y automáticos. Todo tiene que producirse en el momento, y seleccionando mimbres contemporáneos. Sería la antítesis de aquella modernidad que bebe de la tradición para reformularla o criticarla, pero tomándola en cuenta. Lo habitual hoy en día es ese especimen de artista mediático que asegura, desde su genialidad intransferible, “superar la tradición”, por anticuada, cuando a todas luces la desconoce completamente. Podríamos recordarles entonces aquello que señalaba Jorge Santayana sobre la irremediable repetición de las cosas que implica desconocer el pasado. El recientemente fallecido Paco de Lucía, cuyo prestigio va más allá del encorsetamiento de cualquier moda, seguía el patrón contrario: “miro mucho al pasado”, desde la humildad, para entender las claves creativas de aquellos que abrieron camino y generaron novedades perdurables.
Viven de un resultadismo melifluo y engañoso timos como el del inverosímilmente celebrado Albert Pinya, galardonado la semana pasada por la Asociación Española de Críticos de Arte. El premio a la insustancialidad calificada con los tópicos de siempre: “frescura”, “autenticidad”, “dinamismo”. Inanidades al servicio del lacito de colorines establecido por la voluble y caprichosa exigencia de la moda. El caso de otro joven como Carlos Prieto es similar y diferente. La diferencia es que al menos sabe dibujar, aunque siempre haga el mismo cuadro, supuesto homenaje al París del siglo XIX. Eso cuando no fusila a Gustav Klimt sirviéndose de la mejor arma de estos modernos impostores: el proyector. Lo que une a Pinya y a Prieto es que ambos son puros productos de marketing, seres huecos más preocupados por patearse los numerosos saraos de nuestra isla que por trabajar en solitario sus creaciones, alejados de los focos. Antes la supuesta 'vida de artista', repleta de fingimientos extasiados, que el sacrificado trabajo del verdadero creador, que tiene por norma dudar de sí mismo y no estar satisfecho con lo que hace. De Lucía se pasó “50 años encerrado en un cuarto ocho horas diarias”, siempre enfadado con sus resultados, en tensión creativa continua. Mientras, Pinya y Prieto, encantados de conocerse, se pasan la vida en la sección glamourosa de nuestra prensa local.

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