lunes, 28 de diciembre de 2015

ZUGZWANG

(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

En ajedrez, la jugada llamada zugzwang es aquella en que, obligado a mover pieza, cualquier cambio de posición conduce a la derrota. Juan Bonilla le dedicó una interesante novela, Cansados de estar muertos, a este principio agonístico que reduce la tesitura al fracaso o la aniquilación. La herencia de ZP ha dejado al PSOE en absoluto y fúnebre estado de zugzwang: cualquier decisión le perjudica. España también está en esa posición. No a un nivel puramente teórico porque hay salidas, pero en la práctica, y teniendo en cuenta el panorama y el ADN de los protagonistas políticos, el asunto pinta mal.
En cuanto a las elecciones, a primera vista se podría decir que Podemos sacó un buen resultado y C's no. Pero eso sería engañoso. Primero, porque Iglesias sólo controla 49 diputados (él sí que es un Líder, no como ese Snchz que “manda poco” en su partido. Lo del asamblearismo de los círculos está ya más tieso que los huesos de Ramón Llull): los 42 de su lista más 7 de Podemos que se presentaban integrados en las tres Mareas.
Además, Podemos tiene el handicap de ir contrarreloj: sabe que éste es su momento, que la épica del voto del cabreo no puede prolongarse indefinidamente. De ahí que quiera forzar la repetición de las elecciones, pues su proyecto, víctima del decaimiento natural del énfasis emotivo y también del conflicto inevitable al que conducirán sus contradicciones internas, tiene las de perder a medio y largo plazo. 2017 sería demasiado tarde para ellos, por eso es muy probable que prefieran ir a una 'segunda vuelta' electoral esta primavera.
A mucha gente le ha sorprendido la frustración del podemismo tras las elecciones, y eso sucede porque no entienden el citado apremio de su tempo. La decepción se ha traducido en puro delirio en ciertos antros de internet, donde votantes morados, incluso conocidos plumíferos, se mostraban tan contrariados con el sentido bipartidista del sufragio de los mayores de 65 años que algunos incluso exigían un final prematuro para nuestros viejos, al estilo de La balada de Narayama...
Por su parte, C's no cuenta con esa presión del tiempo. Al contrario, su proyecto debería precisamente ir a más a partir del rodaje. Tras el gatillazo del 20D, su precipitado crecimiento debería entrar en una fase más serena de estructuración y trabajo. Con la exigencia de que haga autocrítica y tenga sentido de Estado antes que un interés puramente partidista. Al menos lo segundo ya lo está mostrando.

lunes, 14 de diciembre de 2015

EL DÍA DE LA CIUDADANÍA


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

No se vengan arriba, a la campaña electoral no le quedan sólo 5 días, ¡esto es eterno! Si en la Era del Espectáculo Continuo los políticos se han convertido en sus nuevos sacerdotes, con esa manía de supuesta infalibilidad que les caracteriza y vampirizando cada rincón de nuestro país, ya en campaña electoral alcanzamos el súmmum, una melopea alucinatoria que cortocircuita cualquier tipo de sentimiento humano de empatía.
Luego está su paternalismo, sobre todo entre partitocracia corrupta/inepta y pensamiento mágico (Podemos y nacionalistas), ese implícito “Sin nosotros, no sois nada”. Aunque alguno va un paso más adelante en explicitud y testosterona, con el “No os pongáis nerviosos” que por tono e insistencia parecía pronunciado por Tony Soprano. Al final todo esto es una especie de Gran Hermano que nos entretiene y abochorna a partes iguales.
Dice mi colega Enric González que “somos un pueblo que pasa página antes de leerla, y luego se inventa el texto”, y Podemos está resultando el mejor exponente de ello, con su líder reinventando a Kant, Newton, Churchill, auditoras, referendos andaluces, Transición y lo que se tercie. Consecuentes con su fijación proyectiva, acusan a los demás de aquello que les aqueja: cambiar de propuestas para adaptarse al votante medio. Recordemos lo que defendían en las europeas para calibrar así su programa oculto, sus verdaderas ideas. Para llegar al centro se han travestido de socialdemócratas y centristas, cuando si algo han odiado Iglesias y Monedero, y hay muchas referencias en Google que lo atestiguan, es la socialdemocracia, acusada sectariamente de cohabitar con el capitalismo. Sería sonrojante que obtuviera un buen resultado teniendo en cuenta que sus hermanos argentinos y venezolanos acaban de ser vapuleados en las urnas tras una larga y calamitosa gestión de sus enloquecidos líderes.
Por otra parte, y siendo objeto diario de múltiples ataques a cual más tendencioso e insolvente, Ciudadanos se ha afianzado como lo más parecido que tenemos en España al modelo nórdico: una socialdemocracia con elementos liberales razonables, un regeneracionismo sensato y bastante riguroso. Con la valentía añadida de optar por medidas necesarias pero silenciadas, cuando no vapuleadas desde la histeria, como la fusión de municipios, el fin de los Conciertos económicos, regresar al huso de Greenwich, el contrato único o eliminar la discriminación que padece el hombre en los casos de violencia doméstica. No sé si es como para ilusionarse, porque considero que es mejor que la política no enfervorice demasiado, cual cainita religión civil, pero al menos parece lo más consistente del panorama.

lunes, 7 de diciembre de 2015

CONFORT DE ZONA ZERO


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

La semana pasada un compañero de pretéritas fatigas magenta y eternas tareas filosoferas, Miguel Ángel Quintana Paz, viajó a Bruselas para asistir a la proyección de Gente que vive fuera, el ineludible documental del movimiento cívico Libres e Iguales que retrata el exilio de Cataluña de Boadella, Azúa y Jiménez Losantos, mi querido Fede El Empalador, defensor de virginales ciudadanos canonizables como Rodrigo Rato e implacable perseguidor de repulsivas amenazas públicas como un servidor.
En fin, el caso es que Quintana se alojó en un hotel ¡de Moleenbek! Ya sabemos que ese barrio belga es el epicentro del yihadismo que se ha encaprichado últimamente con Francia. Ante la noticia de su llegada a Moleenbek automáticamente uno podría preocuparse por verle expuesto en una zona de peligro. Es una reacción natural, instintiva, pero sobre todo errónea, porque donde viven los terroristas suele ser un lugar tranquilo. Ellos atentan fuera de casa, siguiendo el dicho castizo, y soez, “donde se come no se caga”. El mayor peligro potencial para Quintana era tropezarse con uno de esos tipos rezando agachado en plena calle, pero poco más.
También relacionado con lugares intimidantes, aunque en este caso no por residencia de los psicópatas de turno sino por ser donde perpetran sus crímenes o incluso donde acaecen simples accidentes, resulta que tras la catástrofe suelen ser muy seguros. Después del naufragio del Costa Concordia del capitán Schettino, los precios de los cruceros cayeron en picado a la vez que aumentaba la seguridad. Idéntica situación se produjo con el accidente de Spanair en Barajas, tras el que se convirtió en la línea más barata y fiable del mercado... pero nadie se subía a sus aviones ni a los cruceros.
Cuando en Mallorca se produjeron los últimos atentados de ETA, verano de 2009, uno de los lugares donde se puso una bomba fue un bar de las afueras de Palma, en el Portixol. No era yo precisamente asiduo del local, algo pijo para mi gusto, pero desde ese día fui mucho durante unos meses. Y no tanto por solidaridad como por seguridad. El explosivo se puso en los baños, y siempre he tenido claro que los de la limpieza revisarían desde ese día el recinto hasta el último rincón. Tampoco ETA tenía la manía de reiterar los atentados en el mismo sitio, sobre todo a corto y medio plazo. Por tanto, durante un tiempo ese bar fue el lugar más seguro de Mallorca. Pero no había apenas clientes. Sólo el Johannes y algún rehén-amigo.

lunes, 30 de noviembre de 2015

NO, WE KANT



(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Sólo en España podía ser Trending Topic durante todo el viernes, incluso superando la matraca del Black Friday, afearle a dos posibles presidentes del gobierno su desconocimiento de Kant una población no sólo refractaria a la metafísica sino a la cultura en general. Pero para esos linchamientos existe Twitter. A alguien hay que apalear, ¿no? Las redes sociales sin duda son el reino de la filodoxia (“amor a la opinión”), término que usaba Kant, por cierto.
Es evidente que Rivera se equivocó al ponderar a quien no conoce, además de destacarlo como “gran jurista”, lo que me recuerda esa coña (o no) que se contaba en mis tiempos de filosofero en la UIB: algún ejemplar de la Crítica del juicio de Kant sesteaba en la biblioteca de Derecho. Pero es peor lo de Iglesias porque él sí tiene ínfulas de intelectual y además es profesor universitario, nada menos que en la Complutense. En el debate recomendó un libro del que evidentemente no ha visto ni las tapas, porque nadie que haya siquiera ojeado la Crítica de la razón pura se equivocaría de esta manera tan lamentable con un título célebre.
Pero eso les pasa por apuntarse a la todología insolvente que es la pauta de nuestros tertulianos, la crème de la crème de nuestra cultura. Lo que está claro es que ninguno perderá un solo voto por este lapsus. Estamos en España, queridos, el país donde no leen a Kant ni los licenciados en filosofía, que hacen toda la carrera con apuntes.
El caso es que el nivel intelectual de nuestros políticos, salvo extrañas excepciones (servidor, ¡el único candidato que sí ha leído a Kant! Y así me fue...), es para pegarse un tiro. Mejor dos, por si falla el primero. Yo todavía sigo en tratamiento psiquiátrico intensivo después de mi traumática experiencia como público en el Parlament el año pasado. Luego escuchas a Pedro Sánchez, que no sabe lo que es un iconoclasta (¡ni nada!), y sólo esperas de él que acabe como su tocayo Warren, el de Les Luthiers: que el FBI lo retenga una larga temporada en Miami. De Rajoy de momento no diré nada, no tengo prisa para acabar preso.
Esta polémica al menos nos ha servido para saber seguro lo primero que hará el vencedor de nuestros superkantianos candidatos el 20D: enviar a los GEOs a Königsberg (hoy Kaliningrado) para rescatar la tumba de Kant de las sucias manos de Putin, ahora que el ruso anda despistado con los turcos.

lunes, 23 de noviembre de 2015

HERRAMIENTAS ÚTILES


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Me paso los lunes despotricando invariablemente, abusando de unas ínfulas sermoneadoras que luego critico en los demás. “Siempre negatifo, nunca positifo”, que diría Van Gaal. Para tratar de redimir un poco mi insufrible tendencia fiscalizadora, hoy intentaré ser más amable, aplaudiendo iniciativas útiles que pueden aportar resultados muy positivos a nuestra sociedad.
Por ejemplo, la Fundació Jaume III. En contra de lo que aseguran nuestros talibanes con barretina, está realizando una labor rigurosa en pro de la riqueza lingüística, esto es, en defensa de las modalidades baleares del catalán. Con una labor esforzada y diaria, ha aportado unas herramientas muy útiles a nuestra sociedad. Su libro de estilo, sin ir más lejos, publicado en febrero.
Esta misma tarde (19'30), en el Centro Cultural Sa Nostra, se presentará otra herramienta utilísima, sobre todo para aquellos que desconocen o han ido olvidando las especificidades del mallorquín: un traductor automático castellano-mallorquín. El principio que alienta a la fundación es la defensa de una idea de pluralidad, tanto cultural como lingüística. Si en Argentina no tienen porqué dejar de utilizar su dialecto en beneficio del castellano de España, en Baleares, sobre todo en los medios de comunicación de nuestra comunidad autónoma, no tiene sentido perder la riqueza del idioma mimetizando un forzado estándar del Principado, cuya implantación en Baleares tiene más de político que de lingüístico.
Precisamente sobre esto último tratará el próximo material que ha preparado la fundación. Se trata de un libro exhaustivo y minucioso, realizado por un servidor y Joan Font Rosselló, que analiza las raíces del catalanismo en Baleares, su estrategia para hacerse con el control de la educación y la cultura, y la realidad de sus intenciones políticas.
Otra herramienta muy útil, en un tema diferente, la ha llevado a cabo Robert Busquet. Me refiero a su tratado sobre la fusión de municipios (para Baleares), que se ha aplicado en toda Europa salvo España y Francia. Busquet ha analizado detalladamente cada elemento de este proyecto que ahorraría dinero a la ciudadanía, a la vez que agilizaría el funcionamiento de la administración y superaría absurdas rencillas pueblerinas. En nuestro país sólo defiende esta necesaria medida Ciudadanos. UPyD lo secundó cuando era un partido, antes de transformarse en una sombría secta mesiánica.

lunes, 16 de noviembre de 2015

LA RABIA DEL FRACASADO


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Esta semana, y tras muchas cautelas de orden psicológico, al fin me había decidido a dedicarle unas líneas a lo de Cataluña. Pero los atentados de París han tenido, como único efecto positivo, apartar de mí este cáliz. La realidad más atroz siempre realza lo que de verdad importa y, desde luego, las peripecias penosas de Mas & co. con la desconexión de no se sabe muy bien qué enchufe se revelan como lo que son: una mamarrachada adolescente.
La Alianza de Civilizaciones potenció nuestra mentalidad claudicante y penitencial, un intento de hacernos perdonar la condición occidental. Ahí tenemos a esas supuestas lumbreras vinculadas al podemismo siempre escurriendo el bulto, desviando las responsabilidades y otorgando cierta legitimidad a los crímenes. Los terroristas deben estar encantados con tanto tonto útil que les construye un marco legitimador a medida. Lo peor es que lo viven como si fuera la destilación más sublime de la moral, cuando es la inmoralidad más abyecta posible. Pretenden que sea depurada lucidez lo que no pasa de mecánica repetición de clichés. Para ellos, estos atentados son sólo distracciones de su patología maniquea, de su obsesión diaria contra Occidente. 


Quedémenos con lo esencial: los terroristas son débiles. Son y se sienten muy frágiles en sus convicciones, de ahí la multiplicación loca de sus crímenes. Cuando uno se siente inseguro, se pone en guardia, extrema la agresividad. Lo reconocía Jorge Lorenzo el otro día: de chaval se sentía muy expuesto, por eso decía tonterías desafiantes para reafirmarse. ¿Quién ladra más: el perro pequeño o el grande?
El filósofo esloveno Slavoj Zizek escribió las líneas más lúcidas a cuenta del atentado de Charlie Hebdo: los terroristas islámicos no son como los amish, por ejemplo, encerrados en sí mismos, ajenos al resto del mundo. Estos psicópatas se sienten inferiores, los fascinamos. De hecho, no confían en la supuesta superioridad de su cultura, de ahí la furia desmedida de sus arremetidas: “uno puede sentir que, en la lucha contra el otro pecador, están luchando contra su propia tentación”. El viernes atacaron el mundo del ocio de la Babilonia europea: el alcohol, el tabaco, la diversión, el sexo, la música. Su código moral es la pureza criminal, arrasar toda forma del bendito hedonismo.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

OBITUARIO GLUCKSMANN (EL MUNDO)



Por lo visto, últimamente ser pensador francés es una tarea de alto riesgo, si tenemos en cuenta que hace una semana nos dejó René Girard y la noche del pasado lunes André Glucksmann. Por la cuenta que les trae, Bernard-Henri Lévy, Alain Finkielkraut y Pascal Bruckner deberían hacerse un chequeo médico urgente esta misma semana.
André Glucksmann formó parte de una generación de pensadores franceses, muchos de origen judío (como los tres citados anteriormente), llamados Los Nuevos Filósofos, que pasaron en los años 70 del comunismo a posturas muy severas con la extrema izquierda. Siguieron la estela crítica de Solzhenitsyn con el mundo concentracionario de la URSS y sus satélites al otro lado del Telón de Acero, como también la línea lúcida de Orwell, Camus o Koestler, y eso alteró drásticamente sus posturas políticas. Finalmente acabó defendiendo la invasión de Irak, estrechó relaciones con el poder (muy cercano a Sarkozy) y fue muy crítico con Putin y el extremismo islamista. Fruto de una personalidad mediática que cultivaba la polémica como ejercicio intelectual, no dejó un charco sin pisar. No ha sido el caso de filósofo ermitaño que se dedica a cuestiones muy específicas de la metafísica aristotélica, por ejemplo, sino que se sumergió gozosamente en la vorágine de la realidad. De ahí uno de sus libros más conocidos, La fuerza del vértigo (1983), donde mostraba sus preocupaciones, nacidas ya en los años 60, por el peligro atómico. Consecuencia de su espíritu epatante son el título resultón de varios de sus capítulos: El evangelio del misil o Carta a los obispos americanos para iniciarlos en la segunda muerte.
Nacido el 19 de junio de 1937 en Boulogne Billancourt, muy cerca de París, de familia judía procedente de Austria, trabajaba con Raymond Aron cuando se produjeron las revueltas estudiantiles de 1968, en las que participó activamente en clave maoísta. Tras la caída de la venda marxista, dedicó varios libros, La cocinera y el devorador de hombres (1975) y Los maestros pensadores (1977), a analizar y desmantelar las raíces intelectuales del gulag, según él representadas por Platón y Hegel. Aunque en ocasiones sacrificaba cierto rigor académico en pro de la voluntad de impactar al lector, hay que reconocer que fueron obras muy necesarias para que toda una generación europea confrontara la realidad concreta de los ideales que había defendido hasta ese momento. Como señala Camille Paglia, “los caminos que salen de Rousseau conducen a Sade”, y es que desde una supuesta voluntad de emancipación lo que se acabó conquistando en la URSS, China, Europa del Este, Cuba y un largo etcétera fue una servidumbre blindada que de alguna manera hoy, a veces pretendidamente bajo otras formas, sigue “cultivando su ceguera”.
Su línea de pensamiento desde los años 70 fue una crítica severa a todos los totalitarismos. Primero, como hemos dicho, enfocó su análisis al mundo comunista, todavía muy vivo por entonces, y en años más recientes, tras la caída del Muro de Berlín y sobre todo después de los atentados del 11-S en Nueva York y Washington, al islamismo terrorista. También fue muy crítico con dirigentes autoritarios de nuestro entorno, como Vladimir Putin, habitualmente bien tratado en el Elíseo. Glucksmann ha sido uno de los intelectuales que con más valentía ha criticado al Kremlin, pues fue de los pocos que se dedicó a desentrañar y dar a conocer el conflicto de Chechenia. Mientras que la mayoría de intelectuales occidentales sólo fiscalizaban las políticas de Israel y EEUU, el francés subrayaba la jerarquía moral de unos bombardeos salvajes que no permitían ostentar ningún pedigrí en los cenáculos biempensantes de Europa. Recordemos que Grozni fue arrasada por los aviones de Putin en el año 2000, ante un olímpico silencio europeo, movimientos sociales incluidos, que estaban más ocupados manifestándose contra Israel en plena segunda Intifada, aunque el índice destructivo fuese infinitamente menor que el de Chechenia.
Al islamismo dedicó una de sus obras más célebres, Dostoievski en Manhattan (2002), donde consideraba que los crímenes de los yihadistas eran un ejemplo claro de nihilismo, algo en lo que no todo el mundo estuvo de acuerdo. Como señala Scott Atran, la característica de los terroristas islámicos es que están tremendamente concienzados, tienen un credo que defienden hasta el final. Otra cosa es que su estrategia del terror sea muy destructiva, y en esa idea de que la “la violencia solidariza”, de la unión que genera su ejercicio, coincidía plenamente con René Girard. Sí podrían llamarse nihilistas, en la línea de Glucksmann, esa intelectualidad occidental que reniega de sus mejores principios en aras de un relativismo mal entendido que siempre beneficia las iniciativas más letales.
También dedicó un interesante libro a consideraciones relacionadas con la religión y el ateísmo, como La tercera muerte de Dios (2000), donde se plantea la cuestión consoladora de la creencia. Reconociendo que prácticamente sólo Europa ha dejado algo atrás el vínculo con Dios, en favor de la democracia laica, en el resto del mundo la religión sigue todavía muy presente, incluso más que nunca, con despertares que nos han llevado “de la fe al furor”.
A diferencia de Girard, más vinculado a EEUU que a Francia, la muerte de Gluscksmann ha sido lamentada por el poder político francés, con quien tuvo más tratos que el de Aviñón. Desde Hollande a Manuel Valls, se ha señalado su valía con las habituales palabras hinchadas que nuestra política exhibe sin rubor.
Glucksmann falleció la noche del lunes en París a los 78 años.

lunes, 9 de noviembre de 2015

HOMBROS GIRARDIANOS


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Descubrí a René Girard en la primavera de 1999. Había visto algo interesante sobre él en un texto de Carlos Gurméndez y me empujó finalmente a leerlo un pasaje del interesantísimo Una defensa del masoquismo de Anita Phillips. Estaba cursando tercero de Filosofía en la UIB. En la biblioteca de nuestra universidad, que nunca se ha caracterizado por un excesivo y selecto fondo de armario, tenían de Girard Literatura, mímesis y antropología, y también La violencia y lo sagrado. Comencé por este último, editado en Anagrama como la mayor parte de las obras del franco-americano.
De inicio me quedé con la cuestión del sacrificio; ya más adelante fui profundizando en las sutilezas del phamarkon (a la vez, el veneno y su antídoto) derridiano, la ambivalencia fundamental de las cosas. Girard analizaba descarnadamente las 'ventajas' de la violencia sacrificial: el deseo de unanimidad dirige el puñal de los verdugos. El fanatismo como aquello que, exterminando toda pluralidad, aleja la depresión y la incertidumbre. De ahí la fascinación que genera la fuerza, la adicción a las formas de dominio, casi hasta el punto de que “si uno no mata, nadie lo toma en serio” (Coetzee). 


A veces digo que Girard me salvó la vida. Yo andaba por esa época obsesionadísimo con las aristas fascinantes y suicidas del hombre del subsuelo de Dostoievski: Raskolnikov y su forma demente de ver el mundo, trastornado por una rabia insondable. Si no llego a leer esa primavera su análisis crítico y clarividente de las pulsiones subsuelíticas, difícilmente habría llegado a la treintena. Todavía hay gente que hoy me considera un exaltado, pero lo de ahora no es nada comparado con esa época.
Al final siempre me quedo en terreno de nadie. ¡Desarraigo, ven a mí! Girardianos en España hay pocos, y nunca he llegado a mantener relaciones estrechas con ellos, tal vez porque he enfocado la obra de Girard desde un prisma filosófico, mientras que estos se decantan por una religiosidad muy explícita. He preferido replantear cuestiones que a veces Girard pretendía clausurar con simplificaciones que beneficiaban su sesgo católico. Sostener que Girard era en realidad, aun sin saberlo él mismo, uno de los últimos postmetafísicos, no permitía granjearse entusiasmos en esos cenáculos.

sábado, 7 de noviembre de 2015

OBITUARIO DE RENÉ GIRARD (EL MUNDO)




EL DARWIN DE LAS CIENCIAS SOCIALES


Si en el siglo XX se ha multiplicado la especialización en el mundo del conocimiento, por contra también han florecido los intelectuales multidisciplinares. Pensadores como George Steiner, Gregory Bateson o el mismo René Girard, que articuló una obra de gran fuerza y profundidad a partir de diversos mimbres: literatura, filosofía, antropología, teología, psicología, sociología. Se atrevió con todo, ¡incluso llegó a consagrarle una obra a Clausewitz!, el militar prusiano tan citado pero apenas leído. Se le ha conocido como “el Darwin de las ciencias sociales” (Serres) porque consiguió desvelar las capas más profundas de la esencia humana mediante una idea que explicita nuestra evolución cultural. Sus ambiciones parecían de otra época: una tesis totalizadora que nos ofreciera el máximo de respuestas posibles.
Nació en Aviñón el día de Navidad de 1923. Tras la Segunda Guerra Mundial se trasladó a los EEUU, donde desarrolló su carrera docente en diversas universidades, retirándose en 1995 como profesor de Stanford. En gran parte desligado de los cenáculos intelectuales de Francia, escrib casi toda su obra en su lengua materna, y hace 10 años fue nombrado miembro de la Academia francesa.
Debutó en 1961 con Mentira romántica y verdad novelesca, donde plantea la cuestión motora de su pensamiento: el deseo mimético. Redefiniendo a Kojève y Freud, y estimulado por la obra de Cervantes o Proust, disecciona el deseo triangular (sujeto-objeto-modelo) que destruye las quimeras románticas del desear ingenuo que busca siempre un fantasma: autonomía, invulnerabilidad. No deseamos algo por su valía intrínseca sino por el prestigio que le confieren aquellos que lo poseen, y a los que secretamente imitamos. Se da la ambivalencia de que nuestros modelos más apreciados se acaban convirtiendo en lo más odiado, porque se transforman en nuestros rivales. Las tensiones cruzadas que genera en la sociedad esa fuerza mimética (todos contra todos) ponen en marcha dispositivos de drenaje como el chivo expiatorio (todos contra uno), un individuo o colectivo que permite, siendo primero demonizado y después eliminado, la vuelta a la unanimidad grupal y al orden cultural. Al final del ciclo mimético sacrificial vuelve a reaparecer la ambivalencia porque, al ver las ventajas que ofrece su exclusión, lo odiado acaba siendo divinizado. Esto sobre todo sucedía en las sociedades antiguas, pero gran parte de ese esquema inconsciente sigue presente en nuestras vidas en pleno siglo XXI.
Convertido al catolicismo en los años 50, en La Violencia y lo sagrado (1972) da el salto de la literatura a la antropología. Se trata de su texto más filosófico, y en él ocupa un lugar importante la tragedia griega, desvelando aspectos de sus principales obras que permanecían veladas. En 1978 llegó su obra más estructurada, El misterio de nuestro mundo, donde mostró claramente su vinculación intelectual con el cristianismo. Ahí fue desgranando uno a uno los temas principales de su teoría, incidiendo en una original exégesis bíblica que evidencia la poderosa línea hermenéutica de defensa de las víctimas de la cultura judeocristiana.
Asentados los principios de su obra, Girard cultivó una ferviente apologética católica, con La ruta antigua de los hombres perversos (1985), Veo a Satán caer como el relámpago (1999) o Aquel por el que llega el escándalo (2002), en las que plantea sin ambages el “triunfo de la cruz” contra las modernas operaciones sacrificiales y encubridoras de los sistemas míticos.
Su eco en España ha sido extraño pues, a pesar de que la mayoría de su obra está traducida al castellano, su recepción ha sido tímida. Le dediqué mi tesis Hacia una fenomenología del desarraigo (2012)
Falleció este miércoles en California a los 91 años.

lunes, 2 de noviembre de 2015

CREDOS ESTERILIZADORES



(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

En nuestra ingenuidad, sospechábamos que una vez superada (aparentemente) la primacía de lo religioso, finalizarían en consecuencia los sermones, y los dogmáticos apóstoles de la pureza se retirarían a sus cuevas o columnas, como la de Simón el Estilita. Pero resulta que ha sucedido exactamente lo contrario. Ya decía Chesterton que cuando se deja de creer en Dios uno se entrega a cualquier creencia, incluso las más ridículas y banales.
Yo soy agnóstico, entiendo que dejar atrás la fe religiosa implica un importante avance cognitivo. Pero si nos dedicamos simplemente a intercambiar, muchas veces a peor, el objeto de devoción, no progresamos en absoluto, aunque nos sintamos muy emancipados. Ahora tenemos sermoneadores full time para todo. Cual agujeros negros supermasivos, nada escapa a la viscosa gravedad de los credos de inocencia esterilizadora.
Hoy tenemos la mayor esperanza de vida de la historia, 82'4 años en España, séptimos del mundo. Casi nada. Sin embargo, la percepción de los peligros de la salud son cada vez más exagerados, incluso histéricos. Es propio de nuestra psique contemporánea: dopar una sentimentalidad que ahoga la facultad racional. Le tenemos miedo a todo, un pánico atroz.
Vale que el análisis de la OMS se ha sobredimensionado por parte de unos medios que, estos sí, cada vez son más cancerígenos para nuestras neuronas. Su tendencia al efectismo y a la simplificación son insoportables, una náusea descontrolada y autocomplaciente. Pero la OMS tampoco puede quedar libre de crítica, pues no se entiende que la carne roja comparta la misma categoría ¡que el plutonio! Recordemos que sus criterios hace tiempo que generan grietas en su credibilidad. Cuando la gripe A, no se les ocurrió otra cosa que cambiar la definición de pandemia para obligar a los países a comprar cantidades astronómicas de vacunas para tratar una enfermedad que finalmente fue de medio pelo.
No creo que sea demasiado malpensado al sospechar que un sesgo pro-farmacéutico, grandes beneficiadas del entuerto (y conste que no soy un conspiranoico anti-farmacias), distorsionó el dictamen de la OMS. Tal vez ahora hayan preferido redimirse de sus vínculos con cierta industria propiciando el derrumbe de otra, quién sabe. Pero la bipolar ley de la compensación es sinónimo de equivocación antes y también después.

lunes, 26 de octubre de 2015

HORARIO FRANQUISTA




 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Dicta nuestra tradición sentimental que, al acercarse el día del cambio de hora otoñal, proliferan los lamentos y el crujir de dientes. Diversas excusas tratan de ocultar, aunque sin mucho convencimiento, que el motivo principal del apego al horario veraniego es de índole psicológica. Nos ilusiona que anochezca tarde, cosa que nunca he entendido. Sin embargo, olvidamos siempre lo esencial del asunto.
Es curioso que la Ley de Símbolos, ahora rememorada a cuenta del monolito de Sa Feixina, no se dedique a erradicar de la multiforme parafernalia franquista su huso horario. De hecho, se ha ocultado sibilinamente que el normal horario solar fue alterado por Franco durante la II Guerra Mundial (2 de mayo de 1942), adaptándonos al huso de Europa Central para mimetizar los latidos bélicos de Berlín. Han pasado 73 años y la desubicación franquista sigue en su sitio. En eso sin duda la Transición fue del todo continuista con el régimen dictatorial. No queremos acompasarnos al meridiano de Greenwich, cuando nos encontramos de pleno en su jurisdicción, ya que nos atraviesa por Huesca y Castellón. ¡Si las horas de luz serían las mismas! Solo que amanecerá antes. Como en el resto de Europa.
En línea con nuestro narcisismo diferenciador, postulamos como normal aquello que es una absoluta extravagancia. Ahora surge en Baleares una campaña para no retrasar la hora. Un David Koresh de Felanitx ha convencido a miles de ciudadanos de encastillarse en un horario veraniego ya desajustado y, en plan davidianos en Waco, no moverse de ahí. Es decir, seguimos vendiendo la moto (¡a nosotros mismos!) de la supuesta sensatez cuando no es otra cosa que la multiplicación de lo insólito. Se ve que el “Spain is different” de Fraga ha arraigado en los ámbitos y temas más insospechados.
La fragilidad psicológica es parte de nuestra naturaleza. Hablaba Georges Bataille del principio de incompletud: “en la base de cada ser existe un principio de insuficiencia”. Nacemos ya con una carencia, una fisura interna, ontológica. Y de esa brecha y la necesidad de suturarla surgen la mayoría de los proyectos más delirantes. Al menos este de la hora, que intenta acunar nuestra felicidad en el retraso del anochecer, es menos dañino que el de las esteladas.

lunes, 19 de octubre de 2015

LA LEYENDA NEGRA



 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Probablemente seamos el único país de Occidente, tal vez del mundo, que ha asimilado la leyenda negra que le endosaron sus enemigos históricos como si fuera la palabra de Dios. Cuando en ese leyenda hay parte real pero también exagerada. Vimos la semana pasada hasta qué punto comulgamos con esa versión macabra de nuestra historia, como si fuéramos el peor país que ha existido sobre la Tierra.
En la conquista de América, con muchos capítulos brutales, no existen demasiados aspectos nuevos. Es decir, los conquistadores españoles repitieron el mismo patrón de otros imperios, como el romano. O como el Islam, que no tenía ni cien años y ya estaba en los Pirineos. O los aztecas. La definición de genocidio no cuadra en absoluto con lo que pasó en el Nuevo Mundo, porque España no planificó una eliminación total y sistemática de los indígenas. Recordemos que la mayoría murieron involuntariamente por culpa de la viruela y el sarampión, enfermedades que destruían las precarias defensas biológicas de los americanos.
Hoy mismo podemos hacer un simple cálculo para calibrar el grado de destrucción: la presencia de indígenas. Ésta es muy superior en Sudamérica que en Norteamérica o Australia, donde la carnicería fue mucho más intensa. Y al menos los españoles contaban en sus filas con voces muy críticas, como De las Casas. Se acercaría algo más a la definición de genocidio la conquista mallorquina de Jaume I, pero aquí la celebramos a todo trapo, orgullosos de la masacre.
Tras el 12-O queda claro que son mucho más pesados los anti que los pro. Los anti parecen más convencidos de lo suyo, y se manifiestan con ardoroso énfasis. Curiosamente hoy muchos ateos son más dogmáticos que los creyentes, y los de la leyenda negra más pesados que los del imperio soleado. Tal vez porque confundimos el espíritu crítico con un pelotón de fusilamiento (twittero o no) funcionando las 24 horas.
Al final siempre es lo mismo: narcisismo. Que nos hace sentirnos lo mejor o lo peor. El caso es no vernos, a nosotros ni a los demás, con un mínimo de equilibrio. Siempre la furia arremetiendo contra los otros o contra lo propio. Esencialismo puro. Culto a la identidad, para consagrarla o destruirla.

lunes, 12 de octubre de 2015

PRIORIDADES DE TRINCHERA


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

¿Qué ha pasado con el balconning este verano? Apenas se ha celebrado ya esta tradición milenaria. Es el sino de los tiempos: se pierden las costumbres más decentes y arraigadas. A cambio de balconning estamos teniendo espectáculo en Cort y Govern. Pocos meses han tardado en cultivar generosas dosis de vergüenza ajena. Si no han visto el bailecito atorrante tras la anulación de la Ley de Símbolos, mejor sigan sin poner en riesgo su salud, la arcada se escapa fácil ante semejante bodrio.
El año pasado escribí en este periódico que sus señorías del momento no practicaban otra cosa que parlamentarismo basura: un año después, y aunque parezca increíble, la basura ha aumentado como en ese capítulo de Futurama en que la mierda amenaza con sepultar Nueva Nueva York (sic). Siempre se puede ir a peor. Pero tranquilos: nuestras eminencias, que decían saber muy bien lo que desea el ciudadano, van a acabar con el monolito de Sa Faixina, que había sido reinterpretado hace unos años por Calvo. Prioridades de trinchera. Luego los toros.
Al margen de planteamientos propios del pensamiento mágico, acabar con la tauromaquia no permitirá necesariamente, como creen algunos, que seamos mejores éticamente. Porque la ética es algo que no se dirime dentro de las plazas de toros sino que se da entre humanos, de la misma manera que matar a un toro no es asesinato. Un taurino será un miserable o una gran persona al margen de su gusto por las faenas de Morante. De la misma manera, un antitaurino será una cosa u otra al margen de su posicionamiento en este tema.
En el caso balear, el principal perjudicado del decreto será Fornalutx. Si yo fuera fornalutxer, creo que no encontraría otra solución que adoptar el modus operandi de “la nueva política”: la desobediencia. Si los podemitas y nacionalistas pueden impunemente no acatar las leyes del Estado que no les gustan, no veo por qué Fornalutx no puede hacer lo mismo a nivel autonómico, en algo mucho más leve. Ey, y que no se le ocurra al Govern reprimir a los defensores del correbou, no sea que Jarabo y Abril vayan a pasar a la historia como fábricas industriales de taurinos y españolistas.

lunes, 5 de octubre de 2015

NEOETNOCENTRISMOS


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

¿Recuerdan al político Rocco Buttiglione? Fue protagonista, hace 11 años, de un asunto que dio mucho que hablar. Berlusconi lo había propuesto para ejercer las labores de comisario de justicia, libertades y seguridad en la Comisión Europea. No llegó a ser nombrado debido a la presión mediática y política que se organizó a partir de unas declaraciones impresentables del italiano en las que afirmaba que la homosexualidad es algo pecaminoso. Finalmente el Parlamento Europeo rechazó su candidatura para ser comisario. Hasta ahí bien. El problema viene cuando desde la propia UE, o desde la ONU, la vara de medir que excluyó a Buttiglione se deja abandonada en un triste rincón. Una doble moral que suele ser la tónica de nuestra contemporaneidad.
Todo esto viene por otro escándalo acaecido hace pocas semanas pero que ni de lejos ha movido tanta polvareda. Se trata de la designación del saudí Faisal bin Hassan Trad como líder del Comité de Derechos Humanos de la ONU. Repasemos lo que ya sabemos, ni que sea para contextualizar el caso: Arabia Saudí es una de las peores dictaduras del mundo (mérito que no es fácil de alcanzar) que este 2015 ha decapitado a más personas que el mismísimo Estado Islámico. Un régimen que no está precisamente a la vanguardia en defensa de los derechos de la mujer o de la libertad religiosa y política.
Aunque no lo parezca, detrás de esta contradicción se encuentra el etnocentrismo. Pero no el etnocentrismo usual, el del siglo XIX y parte del XX, que consideraba a los occidentales superiores a cualquier otro individuo, sino uno de cuño más reciente que invierte los polos aunque mantiene el esquema dual: los occidentales somos culpables siempre y en cada caso. Somos más criticables porque se nos aplica una exigencia moral que luego, y no sólo tenemos el ejemplo saudí de los DDHH, no se utiliza con los demás. Muchos no entienden que ese patrón sigue manteniendo vigente el problema: el esencialismo de distinguir a priori y para siempre entre buenos y malos. Cambiar a los protagonistas de cada extremo no evita que la pulsión maniquea siga muy viva. Cuando la única superación posible es tratar a todos por igual, usar siempre el mismo criterio.

lunes, 28 de septiembre de 2015

PELIGRO Y SALVACIÓN


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

       Imagino que coincidiremos al señalar que vivimos tiempos interesantes. Subidos a una noria que gira en múltiples direcciones, el bamboleo nos tiene muy entretenidos. Tal vez no en lo esencial, pero ya hemos apreciado esta distorsión en la campaña catalana: sólo se ha hablado de un imposible, la independencia (imposible salvo que se perpetre un golpe de Estado, claro), mientras que todo lo posible (políticas sociales, sanitarias) ha quedado en el olvido más absoluto. Es una consecuencia de la melopea: ya no se hace política, al menos la cercana al ciudadano. Sólo grandes palabras, gestas infladas, dramas de opereta.
Señala José Luis Pardo que si se está produciendo un desanclaje, no es tanto de Cataluña con el resto de España como del independentismo con la realidad. Hoy habrá que empezar a volver al sendero, pero Mas no tiene nada de Hansel y Gretel, me temo que no ha ido dejando migas para poder regresar.
Si podemos estar tranquilos de algo es que no nos sucederá lo de Suiza y su reloj de cuco, como decía cínicamente Harry Lime en El tercer hombre. Sin embargo, a pesar de tanto ajetreo y desmelene, tampoco estaríamos ante el caso contrario aducido por el personaje de Orson Welles: no parece que alumbremos Renacimiento alguno. Nuestro nerviosismo parece bastante estéril. No aprovechamos la máxima de Hölderlin de positivizar el desmadre: “allí donde crece el peligro crece también la salvación”. Tampoco veo que sigamos la idea nietzscheana, “lo que no me mata me hace más fuerte”. Para nosotros, el desastre parece un fin en sí mismo.
Una metáfora médica que es aplicable a la situación española podría ser la del cáncer que se va extendiendo, con el peligro de someter al conjunto del organismo. No somos Dinamarca, eso ya lo sabemos, ni tampoco Holanda. El problema es pensar, como sucede con el caso catalán, que el cáncer haya brotado por un exceso de centralismo, porque los datos (sí, datos) indican que ni por asomo es así. Por tanto, ¿adónde conduce tratar de atajar un problema errando el diagnóstico, lo que podría incluso empeorar la salud del enfermo? El trastorno de nuestra política siempre va así: aficionados irresponsables que juegan a médicos sin saber nada de medicina.

lunes, 21 de septiembre de 2015

IZQUIERDA NEOCÓN


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Si la cuestión catalana nos ofrece, día sí y día también, multitud de elementos esperpénticos que dan por bueno el calificativo de “manicomio” que le ha asignado Ramón de España, me voy a detener en uno de ellos que convierte a una parte de la izquierda española en un caso insólito en el mundo occidental. Quiero decir que si el principio de redistribución de la riqueza es un punto decisivo, sine qua non, para que estemos inmersos en un discurso socialdemócrata, en España un amplio sector progresista no lo tiene nada claro. Al menos cuando entra en el escenario el caso catalán.
Sin Cataluña sobre la mesa, el discurso es tan diáfano que incluso tiende al maniqueísmo primario de los ricos opresores que sólo tienen como objetivo practicar el mal absoluto contra sus indefensas víctimas propiciatorias. Sin embargo, con Cataluña el criterio progresista cambia, se transfigura, se traviste en su opuesto: una crítica severa, aunque no explícita del todo, a los impuestos. Porque se censura que Cataluña reciba del Estado menos de lo que aporta. Claro, es una comunidad rica, como Madrid o Baleares. También se olvida que no es Cataluña la que paga (como si existiera en su territorio una ley tributaria diferente y opresora), sino los ciudadanos catalanes cada uno por su cuenta.
Esta lógica chiflada les lleva a abrazar al completo los postulados de su gran archienemigo: el neoliberalismo austríaco de los Hayek y Von Misses, que está además a favor del derecho a decidir porque no considera que todos los ciudadanos estén al mismo nivel. En su esquema, el rico tiene la posibilidad de decidir unilateralmente lo que le interesa, al margen de postulados éticos o morales del interés general.
El neoliberalismo entiende que si el fuerte cree conveniente abandonar la comunidad política, puede hacerlo sin que se consulte al resto de la misma. Evidentemente esta voluntad rupturista no la van a tener los mas débiles (la rebelión de las élites, de Lasch), porque necesitan la redistribución económica de su sociedad para salir adelante. Desean tomarla los ricos, en este caso las regiones con alto nivel económico: Padania, Flandes, Cataluña, Quebec. En España podemos ser progresistas y estar contra la igualdad, bienvenidos al manicomio.

     PD: no me cabía en el artículo, pero también podríamos hablar de otra anomalía hispana, los 'neoliberales socialdemócratas', es decir, aquellos que, estando en contra de los impuestos y de la redistribución de la riqueza, en el caso catalán lo consideran un pilar intocable de nuestro Estado. Además, lo que digo sobre Cataluña vale igual, o incluso más (porque ellos ya tienen Concierto Económico), para País Vasco y Navarra.
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