lunes, 18 de mayo de 2015

NECESIDAD O ACCIDENTE


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

El tercer resfriado en poco más de cuatro meses tomó posesión de mí tras pasearme de madrugada y con poca ropa por el cementerio de Palma. Hay gente que me conoce, mucho o sólo un poco, que juzgaba como algo muy verosímil que un servidor saltara el muro y se pasara la noche viciosamente recostado en alguna lápida. Siento decepcionarles, porque mi incursión en el camposanto municipal siguió unos patrones más prosaicos: no emulé a Serguei Bubka, pues entré por la puerta, encuadrado en el pelotón de visitantes que dirigía con talento didáctico y desdramatizador Carlos Garrido y su troupe de actores y músicos. Seguir a un psicopompo por los vericuetos de ese acogedor bosque de cruces, con Bach sonando en la cripta, es algo delicioso sobre todo cuando entiendes que más allá de esos placenteros límites no hay demasiados rastros de dignidad o vida inteligente. Y más aún si estamos en campaña electoral. Pero los muertos no suelen votar, salvo que estemos en países que no saben lo que es el cricket.
Y de urna (funeraria) a urna (electoral). Estos engorrosos ceremoniales de la campaña son una descarada invitación a la misantropía galopante, un empujón inevitable hacia el barro. Menos mal que me he librado. Piensen en el castigo bíblico que supone tener que aguantar a tanto twittero trastornado escupirte virtualmente mientras intentas contestar algo civilizado desde el teclado de un medio de comunicación. O saludar a viejecitas soviéticas (mi abuela Jacoba definía como 'soviético' todo acto o gesto poco amigable) en los mercados, sonreír a niños insoportables, tratar de no zarandear a los periodistas más abyectos del lugar (¡y anda que no hay competencia!), etc. Y más aún en mi caso, que suponía ir al matadero y dividir el voto regeneracionista. No, gracias, aparten de mí este cáliz. Le tengo un cierto aprecio a mi salud física y mental; la misantropía la doy por descontada, aunque intento que no se desboque demasiado. Ya he dicho en estas páginas a quién votaré, pero esta semana prefiero dedicarla, además de a rellenar la urna sin huesos, a leer entre otros a Leopardi: “Los hombres son miserables por necesidad, pero están resueltos a creerse miserables por accidente”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No someterse a la imposición ciega para dividir el voto regeracionista, le honra. Los partidos y sus candidatos no deberían ser fines en sí mismos. Pocos tienen la coherencia que usted ha tenido.

Johannes A. von Horrach dijo...

Muchas gracias. un saludo

Related Posts with Thumbnails