(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Hace
unos meses me referí a la filodoxia, término utilizado por Kant en
su Crítica de la razón pura que vendría a significar la
acrítica inclinación hacia la doxa, es decir, la opinión o
creencia. A la doxa Platón contraponía la episteme, el conocimiento
objetivo y riguroso.
Uno
de los problemas más desquiciantes del mundo digital es comprobar
como unas posibilidades infinitas se reducen a la mediocridad
inmediata y trivial. Tenemos a mano filones enormes de conocimiento
que vamos orillando en beneficio de banalidades matarratos. Más
grave es cuando esa querencia por lo superfluo incide de lleno en el
periodismo y genera un eco confuso en la sociedad civil. Y en muchas
ocasiones el desconocimiento se manifiesta en actitudes dogmáticas:
cuanto menos se sabe de algo, más se pontifica.
Casi
todo está a tiro de click. Pero hay que currárselo un poco, dado
que la prensa no acostumbra a cumplir su prioritaria obligación
informativa. Instalada en el modo
circense, prefiere entretener. Así hemos llegado a
instalarnos paradójicamente en una percepción indocumentada de la
realidad en plena Era de la Información.
Creemos
fervientemente que cada día hay más violencia en nuestras calles,
cuando sucede exactamente lo contrario. Pensamos que apenas quedan
zonas verdes, cuando sólo en Baleares éstas se han multiplicado en
los últimos tiempos. Un sector numeroso estaba convencido del
“expolio fiscal” a Cataluña, hasta que Ángel de la Fuente
demostró con todos los datos posibles que eso no es así en
absoluto. Cada día hay más críticas a la medicina científica,
cuando nunca ha sido más eficiente, permitiendo un aumento increíble
de la esperanza de vida en todo el mundo occidental.
El
último caso de percepción transfigurada lo hemos vivido esta
semana, con motivo del Día de la Mujer Trabajadora. Llevamos mucho
tiempo escuchando que la mujer cobra menos que el hombre por el mismo
trabajo. Incluso Snchz daba en la campaña electoral el falso dato
del 30% de distorsión en favor de los hombres, y Metroscopia ha
realizado una encuesta en la que el 80% de los españoles cree esta
afirmación a pies juntillas. Pero luego resulta que las cosas no
están tan claras.
Como
demostraba el martes Carlos Sánchez en El Confidencial,
cuando se analizan con detalle los datos vemos que si hay brecha de
género no es en lo salarial, pues se cobra básicamente igual por el
mismo trabajo, sino en lo laboral, y ahí inciden muchos factores no
siempre coercitivos. Sin embargo, seguimos comulgando devotamente con
esa escopeta de feria llamada doxa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario