lunes, 10 de octubre de 2016

REGRESO AL CAP BLANC


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

El pasado viernes al fin eché mano a Amarillo, la obra de Félix Romeo dedicada a su amigo suicida Chusé Izuel. Sin darme cuenta, leo el libro justo en el quinto aniversario de la prematura muerte del autor (paro cardíaco). Ese mismo día, y tras un par de años fuera de foco, regresa el Cap Blanc a la actualidad con el proyecto de una plataforma ¡“para saltar al vacío” desde allí! Por asociación de ideas, inmediatamente pienso, como en Futurama había cabinas para suicidas, y teniendo en cuenta el siniestro pasado de nuestro acantilado favorito, que se iba a rehabilitar de cara a nuevas tentativas de autolisis, esta vez a pelo, sin automóvil.
El genius loci del lugar permanece a pesar de todo, aunque hace tiempo que no voy por la zona. Desde que la vallaron, ha perdido atractivo. Si incluso llevaba a amigos o conocidos a darles un garbeo por sus irresistibles balcones al Mediterráneo. Alguno debía pensar que lo estaba invitando malignamente a ya saben qué. No sería la primera vez, ni será la última, que los simples mortales no entienden mis magnas y celestiales ocurrencias.
Pero no, la noticia no iba sobre lanzarse al vacío para fundirse con la Pacha Mama, sino para engañarla lúdicamente con unas tristes cuerdas de goma. Con el potencial que tiene el Cap Blanc... Si fuéramos de verdad visionarios montaríamos allí algo sobre el suicidio, no sé, incluso un parque temático. Lo digo en serio: hay que hablar del tema, visualizarlo para una población que sólo sabe mirar a otra parte. Los mismos psiquiatras recomiendan saltarse una omertà que propicia que se sigan matando unas 11 personas cada día en España. Y eso que tenemos un índice bajo, si lo comparamos con el resto de países desarrollados.
Por tanto, al menos un stand con libros de Jean Améry (sobre todo su suicidológico Levantar la mano sobre uno mismo), Cesare Pavese (su diario El oficio de vivir) o Albert Camus (El mito de Sísifo); un hilo musical con Joy Division, Nick Drake o Nirvana; carteles con obras Rothko y Van Gogh; estampas de Marilyn Monroe y George Sanders. Doy ideas.
Demanda desde luego la hay. Tanta que incluso trascendemos los citados casos individuales para elevarnos a lo institucional: el agónico Estado mismo, áreas como Educación (donde Baleares en la sima más profunda de Europa) o, por supuesto, formaciones políticas. En especial ese partido de partidos, traslación interna del mantra “nación de naciones” que gustaba tanto a uno de sus chamanes, que tiene una inclinación ostensible por el deceso voluntario. Ya saben, los residentes de la 70 Rue Ferraz del Percebe.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails