lunes, 21 de agosto de 2017

LA MADRE DE SATÁN


Es un milagro que en 13 años no se hayan producido atentados islamistas en España, porque intentos desde luego ha habido, pero las fuerzas de seguridad han sido muy eficientes: unos 650 detenidos y 172 operaciones. Y podría haber sido mucho peor, porque la célula ripollesa dirigida por el imam salafista Essati quería hacer explotar tres furgonetas con 106 bombonas de butano y “la madre de Satán”, un explosivo muy querido por el EI, para atacar la Sagrada Familia, pero la torpeza de los terroristas generó la explosión de Alcanar y el lanzamiento horas después de un rebajado plan B. Por tanto, hemos esquivado la catástrofe absoluta por dicha impericia yihadista, no por unos apresuradamente canonizados Mossos d’Esquadra cuya labor, salvo la actuación individual del ex-legionario que se cargó a cuatro terroristas en Cambrils, deja serias dudas: el chalet okupado de Alcanar no detectado; la explosión que no relacionaron con terrorismo ni informaron a Guardia Civil o Policía Nacional; el caso de los bolardos que, junto a Colau, se negaron a instalar, pero que funcionan en Europa tras el atentado de Berlín; sigue libre el asesino de los 13 viandantes en las Ramblas, y casi seguro del conductor acuchillado, que escapó fácilmente del escenario del crimen y burló la Operación Jaula; o las declaraciones de Trapero, jefe del cuerpo, afirmando dos horas antes de Cambrils que no se esperaban más ataques. Su tarea no es nada fácil, pero hay que ser rigurosos y no seguir la estela embaucadora del Procés.
Mecidos en nuestra confortable pero crispada burbuja, sacudidadas como las del jueves en Barcelona y Cambrils ponen las cosas en su lugar. O deberían hacerlo, porque ya vemos con el paso de los días que no es así, sobre todo en el manicomio de las redes sociales. La ventaja es que, cual espejo diáfano, cada cual va quedando retratado en sus sesgos y demencias, que se ven incluso agravadas tras los asesinatos. Algunos no sólo no regresan al fiable suelo, sino que hinchan más su alucinación.
Sin olvidarnos de la absurda polémica sobre si procede mostrar imágenes duras de los hechos. Para mí, sin ser periodista stricto sensu, prima siempre el derecho a la información de sucesos tan relevantes como éste. Con evidentes cautelas, sin duda, pero no le veo sentido alguno a pedir que se oculten a todos esas imágenes que han molestado a ciertas almas bellas. Como en todo derecho, el que no quiera participar que retire la vista un instante. Pero sin exigir a los demás coincidencia de criterio en algo que es información pública y que afecta tanto a nuestras vidas, nos guste o no. Lo que existe, debe quedar consignado.

(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails