sábado, 23 de septiembre de 2017

¡VIVA LA REVOLUCIÓN!


(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Hay que reconocer que las cargas que imprime sibilinamente el aburguesamiento son una cadena de hierro que evita o retrasa cualquier acto de conciencia plena. Por eso me ha costado tanto entender la legitimidad del camino de libertad que guían las trémulas esteladas y la puigdemontiana ensaimada capilar. Pero al fin he captado el extático resplandor: la voluntad del pueblo libre y unido es lo que más nos conviene a todos, por dignidad y agudísima inteligencia, sin las puritanas represiones de ese instrumento de eunucos llamado Derecho. De esta forma, en el cambio de vida que inicio palpitante estos días, he dejado mi Twitter despejado de fachas y equidistantes, consagrado a las higiénicas amistades de Toni Albà, Pablo Iglesias, Assange, Snowden y cientos de bots rusos, ya que Putin (junto a Maduro) sí que entiende lo que nos merecemos en Europa.
Es fabuloso cómo todo queda gozosamente transfigurado cuando encajan las piezas. Por ejemplo, ayer mismo, el Día sin coche. ¿Qué es esa terminología autoritaria, pura reliquia franquista, de “zonas permitidas” y “zonas no permitidas”, eh? ¡Basta de líneas rojas, botiflers! A ver, recordemos que el alcalde Noguera es de los nuestros, pues ha demostrado con creces estar a favor de la desobediencia y del derecho a decidir, en este caso decidir dónde aparcar el buga. Así que aquellos que fuisteis ayer vilmente multados, fora nirvis: Cort apoyará vuestra libre decisión y no sólo no os cobrará la multa sino que os brindará un homenaje público como ejemplo de ciudadanos responsables, atentos al emancipador signo de los tiempos.
En unos días me consta que los hoteleros también se van a apuntar a la Buena Nueva, renunciando a pagar la ecotasa y pasando olímpicamente del convenio colectivo. Incluso algunos puede que le hagan algún escrache a las autoridades locales, pintarrajeando y destruyendo los coches oficiales, y rodeando tanto Cort como Consolat durante días. Barcelona es nuestro faro, y debemos importar su ejemplo lo antes posible. Seny, Volk y calimocho.
Luego toca empadronarse en Son Banya. Sí, tal vez piensen que no es precisamente Son Vida, aunque en ingresos por cierto tipo de comercio a lo mejor deja en pañales al opulento mercado textil de Amancio Ortega, pero es el momento de apoyar a Cort en esta sabia y ecuánime decisión de regalar 1000 euros al mes durante 5 años a cada familia que se comprometa a, ojo a la despiadada exigencia, ¡llevar a sus hijos a la escuela! ¿Es que nos hemos vuelto locos, amado alcalde? Lo sensato, me cuentan Varufakis y Pancho Sánchez, sería 5000 al mes y sin condiciones abusivas. Seguro que Cort tomará nota para seguir a buen ritmo con su impecable itinerario democrático.

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