lunes, 30 de octubre de 2017

SOBRE CALDOS DE CULTIVO


A pesar de que el viernes no se produjo una independencia real, ergo el megaesperpento sigue batiendo records, en estos momentos en que está fructificando el viraje, pues el independentismo ha llegado a un callejón cerrado y sale del armario su némesis constitucionalista, cabe preguntarse cómo hemos llegado a esto. Y no tiene que ver precisamente con afrentas del Estado, todo lo contrario. Si la ingeniería social pujolista ha conducido a un brote psicótico intensivo en el que está instalado gran parte del independentismo, Aznar y sobre todo Zapatero mimaron la planta carnívora sin prever las consecuencias a medio y largo plazo. Sin olvidar embarazosos transformismos ideológicos: Antich (cómo crepita aún su juventud pesemera) haciendo un papelón indigno en el Senado y Armengol delatada por su insalubre subconsciente con ese “cuando yo voy a España” del miércoles en el Parlament.
La causa principal proviene de una peculiar tolerancia con el catalanismo que permite disculpar todo lo que ha ido destrozando, mientras que con el Estado se ha manejado una exigencia implacable. Esa bipolaridad colaboracionista es la que ha permitido envalentonarse al independentismo. Tomemos dos ejemplos cualquiera: una sanidad catalana mayoritariamente privatizada, la única en España con menos camas y hospitales públicos, y nadie dice una palabra. Y qué decir de su ley electoral autonómica, que descaradamente sobrerrepresenta a las provincias más catalanistas; por eso en 1999 Maragall venció a Pujol en votos pero cedió en escaños.
A nivel más personal, recuerdo cuando en 2003 iniciaba mi doctorado de filosofía en la UIB. En un curso coincidí con dos tipos cómicamente siniestros, ambos indepes: uno ha publicado poesía, el otro creo que teatro. Comentando el contenido de la clase, relacionada con cierto pensamiento judío, en el hall del edificio Ramón Llull, la charla fue degenerando hasta toparnos con los totémicos nacionalismo vasco y catalán. Ambos llegaron a disculpar los crímenes de ETA, a la par que proyectaban freudianamente acusándome de nazi, mientras que acabaron manifestando cuál era su modelo, ante mi sorpresa: no se trataba de Escocia, Quebec, Padania o Flandes, ¡sino de Islandia! Al parecer ese país, que cabe entero en Palma (y sobra sitio), contaba con dos ventajas según el criterio de estos cráneos privilegiados: no cuentan con más vecinos que los peces y, mejor aún, su nivel de endogamia y homogeneidad es de una pureza imbatible. Uno de ellos sentenció, en flagrante contradicción con su supuesto talante progresista, que los extranjeros residentes en Baleares debían integrarse o, si no, “que se atengan a las consecuencias”. Ya sabemos bien cuál es el producto de este energumenismo perfumado de supuesta modernidad que convierte en fascismo la legalidad democrática y en virtud la ilegalidad y la mentira.

(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

sábado, 28 de octubre de 2017

DIARIO DEL MAELSTROM


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Lunes. El bar Panorámica va apagando las luces de su palco apolíneo por este año. Azota un punzante viento, generador de olas crispadas que en la bahía palmesana parecen preparar un amago de Maelstrom capaz de engullir, en la agreste furia de lo natural, toda construcción humana. Pero los maelstroms reales surgen siempre de nuestra humanidad más propia. El síndrome Nemo, que pulveriza lo que pretendía arreglar.
Martes. Armengol acude de luto (o con aires góticos más propios del Transilvania, un bar fantasmagórico cercano a la plaza de toros, que de la sala de las Cariátides) al Parlament para defender su gestión. La sesión parlamentaria, esos momentos estelares en los que la nada nadea en su máximo esplendor, coincide con mi indispensable seminario metafísico, que este curso mi maestro Vermal está dedicando al nihilismo en Heidegger. Dado que el Ser, condición de posibilidad de todo ente, siempre permanece fuera, en una exterioridad radical e inapropiable, nos queda al menos consolarnos con figuras que simbolizan esa sustracción ontológica: indigencia, desarraigo, extravío, caída y un prolongado y frustrante etcétera. Justo lo contrario que prometen fraudulentamente esos maximalismos políticos que traducen su deseo de plenitud en realidades insoportables: “Soñando con Escocia y despertando en el Ulster” (Rabell). Desencanto o desastre, no hay más opciones, siento desilusionarles.
Miércoles. ¡Al fin una ventaja del prusés!: no se oye apenas este año al coro de plañideras que gimotea cada final de octubre a cuenta del cambio de hora. Aún así es necesario recordarles, incluyendo en el lote a muchos periodistas y a todos los políticos del Parlament que quedaron en evidencia en 2016, que la hora artificial introducida en los años 70 es la veraniega, no la de invierno, y también que si estamos fuera de nuestra hora solar desde 1942 es porque Franco nos empujó al este, no al oeste.
Jueves. Esperpento es poco para definir los tortuosos vaivenes y medrosos globos sonda de Vileda I de Catatonia, el líder más adecuado para este oasis de la alucinación continua, la tierra prometida del dadaísmo cuya única opresión real padecida es la que ejerce el cinturón en los colmados estómagos estelados. No se ha inventado aún un concepto que pueda englobar el nivel de supremacismo, enajenación, postureo, cobardía y vileza que estamos padeciendo. Y como colofón a todo esto, el estrafalario Álvaro Marichalar se ha convertido en el seguramente único detenido por los Mossos en esta prolongada bullanga.
Viernes. No tienen agallas para dar la cara ni en el día D(ui), eucaristía del ridículo, brindis al desvarío, consagración de la pantomima urbi et orbi. Tanto presumir de ser unos gentlemen, para acabar exhibiendo un modus operandi que bascula entre el circo y el frenopático.

lunes, 23 de octubre de 2017

EL 'PRUSÉS' BALEAR

                          
(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

     El cuerpo me pedía hoy hablar de Les Luthiers, ese argentino-judaico monumento al ingenio, la sutileza y la bonhomía, de los casi invencibles All Blacks o de los físicos que han descubierto las ondas gravitacionales. Pero nada, una de los fastidios del prusés es que ahoga toda muestra de mérito y civismo que comparezca en la actualidad. Qué remedio, llega el momento de la verdad y nos jugamos mucho en esto, así que mejor recoger el guante: tras tanta pantomima y postureo, el 155 supone el paso de las musas al teatro. Y esa realidad no tiene nada que ver con las fantasías siderales que algunos se habían montado. Si un mantra ha atravesado las últimas décadas del catalanismo es el que considera a(l resto de) España como poco europea, privilegio civilizador que aquí encarnaría mayestáticamente la tumultuosa tropa estelada. Pero no parece verosímil viendo quien es el que se salta las leyes que no le gustan, que miente a todas horas y que desde una posición de privilegio (más autonomía que Escocia y Quebec) se lanza a una desaforada rebelión que produce más sonrojo que otra cosa. Cada paso que da el independentismo significa varios años más de trabajo para revertir el prestigio pulverizado que están mostrando a Occidente.
En Baleares resulta muy interesante el rebote que pueda producir el prusés. Certificada la batasunización (y presumible corrupción) de un Més que timó en 2015 a unos 20000 votantes que se creyeron la trola de que priorizaban lo social antes que lo identitario (no me puedo reír más de estos incautos porque entre ellos están algunos de mis amigos), falta saber qué sucederá con el PSIB. Llevo tiempo profetizando que se escindirán el PSC y el PSIB, víctimas de jugar tanto tiempo a dos barajas: lo que sirve a una estrategia muy concreta puede ser letal cuando la ambigüedad se prolonga y la sociedad entra en tensión. Las dos almas de estas formaciones difícilmente podrán soportar unidas la previsible ulsterización de Cataluña, y me sugiere mucha curiosidad ver cómo cuajará cada partición. Porque tengo bastante claro que aunque la mayoría de cargos y afiliados esté con Armengol (el pesebre obliga), la fidelidad de los votantes va por otros barrios. Fijémonos en el apoyo que obtenía el añorado Félix Pons (35’11%), y comparemos con la sima de Francina (18’94%) hace dos años. Se ha seguido la misma travesía del PSC: a medida que han ido catalanizando su discurso, los votos se evaporaban de las urnas. Y asombrosamente siguen sin saber el porqué… Por eso no me extrañaría nada que un PSOE balear ganara en votos, o al menos le pegara un estimable bocado, a un PSIB vampirizado por Més.

sábado, 21 de octubre de 2017

RETORNO A '1984'


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

En un mundo en que se leen cada vez menos libros, en que salimos de la escuela educados en valores (o sea, con determinadas papeletas de voto en la boca) pero desconocedores de los vaivenes de la historia o de un sentido realista de la naturaleza humana, no es difícil empotrarse numerosas veces contra los mismos muros, como estamos viendo. Ya saben lo que decía Jorge Santayana sobre los errores de la ignorancia. Regresamos así a 1984, la famosa novela distópica de Orwell, pero al 1984 real, es decir, no al convenientemente adulterado por algunos en el que Orwell se inspiraría en los países capitalistas para su escenario futuro de delirio totalitario sino al fidedigno de las dictaduras comunistas con las que se enfrentó en su momento álgido desde posiciones socialdemócratas.
Y volvemos a ese universo bipolar porque casi todo lo que escuchamos entre las filas independentistas sigue los mismos parámetros retorcidos de la neolengua del Big Brother, una especie de esquizofrenia sentimentaloide que lleva a asegurar que es un golpe de Estado cumplir la ley y que vulnerarla significa la máxima expresión de la democracia. También (y esto lo traslado desde unos tuits esta semana de Plis, Educación por favor), fascismo es poder elegir entre dos lenguas vehiculares, pero la excelencia democrática consiste en imponer sólo una; lo primero también es viciosa y errática ideología, mientras que lo segundo sería expresión virginal y rigurosa de la ciencia pedagógica. Y qué decir del diálogo, sólo esgrimido en una dirección: ¿Por qué no dialoga Armengol con los hoteleros la ecotasa o con Airbnb el alquiler vacacional? Parlem, Francina, no fotem! En la apoteosis de la frivolidad, se sueltan inanidades pomposas que no evidencian otra cosa que el nivel de desvarío adquirido: eso de que toda Constitución debe votarse de nuevo cada generación, como si se hiciera en todas partes cuando no sucede en ninguna. Escribió el jueves el gran Ramón de España, parafraseando a Ignacio Vidal-Folch, que la ayuda internacional que necesitarían las huestes indepes deberá encarnarse en trenes llenos de psiquiatras. Para desentumecer tanta neurona obstruida por ataques de postureo.
Por cierto, Orwell conoció Cataluña durante la Guerra Civil, hasta el punto de dedicarle un interesantísimo libro, Homenaje a Cataluña, del que se dijo que Kubrick quería llevar a la gran pantalla. Ahí retrató una de las caras que no suelen recordarse de nuestro combate fratricida: el enfrentamiento intrarrepublicano entre las milicias del POUM, en las que se enroló Eric Blair (nombre civil de nuestro escritor de hoy), y los comunistas amparados por Stalin, que arrasaron con todo en la Barcelona de 1937, en otro ejemplo de que el mítico Seny también tiene mucho de neolengua.

lunes, 16 de octubre de 2017

CEGUERA SELECTIVA


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Somos humanos porque somos subjetivos. Pero también, como humanos, es exigible embridar esa subjetividad, hacer frente a los sesgos que nos llevan a decantarnos por esto y no por aquello. ¿Por qué siendo todos tan amantes de la igualdad luego defendemos asimétricos Conciertos económicos? ¿Por qué decimos que hay que depurar el escándalo de las cajas de ahorros pero después miramos a otro lado cuando comparecen las mangarrufas de la antigua Sa Nostra? En otro orden de cosas, pero siguiendo la misma senda de percepción sinuosa, es curioso cómo sobreviven en las afueras de nuestra mirada singularidades tan estimables como la curiosa momia egipcia del más curioso aún Museo Bíblico. O un cementerio judío no muy lejos de Palma. Ya no sobrevive, que yo sepa, pero había en un bar de Llubí unos animales deformes que el dueño guardaba en unas vitrinas que espantaban a sus clientes, yo incluido en los años 80 cuando mis padres visitaban a un amigo, el rector Joan Rosselló. Por no hablar del bar Panorámica, al que me referí hace poco.
Hoy hablaré del islote de Na Galera. Lo hemos tenido siempre delante de nuestras narices, pero fruto de esta subjetividad descuidada tan nuestra nunca le habíamos dado la menor importancia. Una roca frente a Can Pastilla, nada más. Este verano le he dedicado un reportaje en la Gaceta Náutica, y ya destaqué que podría servir como metáfora de nuestro buen hacer: mirada distraída que sólo se pasea sobre las cosas, pero sin fijar el foco ni escrutar detalles. Así se desatienden logros importantes para cortejar minucias prestigiadas por lo identitario, el dinero o a saber qué más. Menos mal que de vez en cuando aparecen individuos insólitos que son capaces de intuir de verdad lo importante, ir más allá de lo evidente y trabajar sin seguir dinámicas trilladas.
En este caso hablamos de Ramón Martín, co-director de las excavaciones arqueológicas que han encontrado en Na Galera un fascinante santuario púnico y varios restos talayóticos. Martín es un auténtico self-made man, pues trabajando en el mundo del turismo se recicló ya mayor estudiando arqueología en la UNED, y con su equipo de colaboradores y voluntarios (necesarios estos en un proyecto en que el dinero público anda muy justo) ha ido profundizando desde 2012 en las entrañas de este islote desenmascarando nada menos que restos de una docena de seres humanos, fragmentos de muros, cerámica diversa, un pozo funerario, tres cisternas, monedas púnicas e increíblemente los esqueletos de unos 2000 cormoranes (adultos y enteros), que al parecer liquidaban para que no les birlara la pesca. En estas semanas se va acabando el proceso de excavación y quedan más maravillas por emerger.

sábado, 14 de octubre de 2017

RULL, TURULL Y CUCURULL


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

        Los tiempos están cambiando, como cantaba Dylan, y eso también sucede en el mundo del humor: se acabaron los chistes de leperos, ahora sustituidos por los de catalanistas estelados, con su taumatúrgico Fregonademont al frente. Es ya un desmelenado festival del humor lo que rodea al surrealista prusés, una revolución no tanto de las sonrisas como del cachondeo. El martes pasado “ocurrió lo que ocurrió” (Tardà), una broma eslovena variante de “la parte contratante de la primera parte” de unos hermanos Marx completamente superados por la cuadrilla de los Rull, Turull y Cucurull, la independencia cuántica de los 10 segundos, una brecha dadaísta en el espacio-tiempo, coitus interruptus que dejó las 10 horas del Estat Català de Companys como una eternidad insoportable. Pasto de las redes sociales, que se llenaron de bromas sobre la gesta del frikismo de la Generalitat, El Mundo Today intentó una historia de esta efímera República Catalana narrando decenas de detallados gestos de aparente cotidianidad pero honda grandeza, y en Facebook Marc González dio en el clavo con gran (im)precisión mallorquina: “Puigdemont ha deixonat una deixona”.
Del citado trío mágico del humor lleva años destacando Víctor Cucurull, menos conocido que sus compadres Josep Rull y Jordi Turull, pero un prodigio inimitable, una fábrica industrial de carcajadas que ha registrado cimas de la diversión hasta ahora nunca descubiertas. Capitanea el Institut Nova Història, aquel think tank de Ganímedes que se dedica a catalanizar con derroche alucinatorio todos los logros españoles y europeos: Cervantes, Hernán Cortés, Garcilaso, Colón, Da Vinci, Erasmo y muchos más. Algún despistado acusará a Nova Història de supremacismo, pero eso sería no entender la posmoderna forma de humor que manejan, cristalización depurada de tantas inteligencias, culmen de la filigrana ocurrente. Todo ello bajo la mirada flipadísima de la diputada cupera Eulàlia Reguant, que parece huida de alguna película de terror de Dario Argento, rey del giallo.
Pero también tiene margen el humor a la vieja usanza, el humor intencionado, y en Cataluña de eso aún queda. Siguiendo la noble herencia de Eugenio y Capri, eclosiona el joven Jaume Vives, inspirado líder de la Contrarevolució dels Somriures, que ha emancipado a su balcón en la barcelonesa calle Balmes del opresor vínculo con su comunidad de vecinos para mancomunarse con los balcones resistentes de las fincas de enfrente. Tras una votación de más de 20 personas que generaron dos millones de votos, tutelados por observadores internacionales (dos guiris vecinos que pillaron en plena calle), han procedido a la independencia… aunque también le han puesto un puigdemontiano freno, esperando acontecimientos, mientras silencian los conciertos de romas cacerolas indepes pinchando a todo trapo El porompompero y el Que viva España de Manolo Escobar.

lunes, 9 de octubre de 2017

EL FIN DEL SILENCIO


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

       Asegura Yocasta en Las fenicias de Eurípides que “es propio de esclavos no decir lo que se piensa”, y en Cataluña ha existido en las últimas décadas un serio déficit de sinceridad por parte de la mitad no catalanista de la población, fruto de la insistente presión social y mediática que sacralizaba un único discurso posible. El supuesto “oasis del seny” ha resultado ser una de tantas aldeas tribales. Ha sido preciso que se viera el abismo, la cercanía de un enfrentamiento directo y total, para que la mayoría silenciosa abandone el miedo y se exprese abiertamente. Y, qué curioso, resulta que lo que necesitaba expresar no era ningún sangriento culto al dios Moloch sino la pulcra y responsable defensa del Estado de derecho y el respeto a la pluralidad de una sociedad democrática.
Somos un país realmente singular, aunque en muchas ocasiones propician esta extravagancia aquellos que dicen sentirse muy alejados de cualquier idea de España. Y es que los caminos de su coherencia son inescrutables. Por ejemplo, el rollo este del “parlem”. ¿Se imaginan un “Bárcenas, hablemos”? ¿O un “no demonicemos a Cursach, ¡diálogo!”? Todavía falta que alguien explique, sin apelar a sus caprichosos testículos, cuáles son los delitos que deben acabar en diálogo y cuáles no. También es curioso el asunto de las banderas, porque ahora muchos que han estado años y años bastante despistados cuando lo envolvía todo la estelada, símbolo que expresa conflicto y exclusión, omnipresente incluso en la manifestación contra los atentados islamistas de agosto, ahora cuando sale del armario una rojigualda que representa a toda la ciudadanía se escandalizan y ensayan un pomposo discurso contra todas las banderas. Excepto la blanca, señal de rendición.
Realmente el punto de inflexión contra el golpe independentista ha sido, y ya no hay ninguna duda al respecto, el discurso del Rey Felipe VI, un caso de extraño de Borbón que no “borbonea”, al menos el martes, y por eso pilló a contrapié a tantos que, aturdidos, sacaron a pasear el sobado repertorio de mantras insolventes contra la monarquía constitucional. Primero, niegan que esta figura real esté legitimada por los votos de los españoles, olvidando que el referendum de la Constitución de 1978, aprobado por el 91’81 % de los electores, certificaba el papel que juega la monarquía en nuestro sistema; y, segundo, olvidan también, o seguramente ni lo saben, que los países más democráticos del mundo son monarquías: Dinamarca, Holanda, Noruega, Suecia, Canadá, Australia o Nueva Zelanda. En los tres últimos casos, la reina de estos Estados pernocta en Londres, pero el sistema en definitiva no es republicano. En estos menesteres, ser pragmático, como es mi caso, permite librarse de desagradables úlceras mentales.

sábado, 7 de octubre de 2017

EL ‘PRUSÉS’ DE LAS TROLAS


Lo normal sería que todos estuviéramos celebrando el reciente Nobel de Física para los descubridores de las ondas gravitacionales, sobre todo cuando tenemos en la UIB al grupo de investigación de la doctora Sintes que ha participado en los cuatro hallazgos. En el mundo científico por lo general funciona la meritocracia; muy difícilmente se quedan fueran de circulación los mejores miembros de esta comunidad. Por no hablar de que el elemento identitario o nacional no suele tener ningún peso. Qué constraste con la esfera política, sobre todo en nuestro entretenidísimo país, donde parece funcionar el filtro opuesto: los más ineptos copan los puestos de mando. Todo lo que en la ciencia significa avance, se convierte en retroceso en la política. ¿Por qué los limitados estudiantes de Cataluña y Baleares salen de la escuela pública sin saber nada de ciencia pero perversamente adiestrados en las disputas identitarias más conflictivas?
Qué remedio, hablemos del ‘prusés’. Tanta arrogancia desatada, tanto desvarío de gritos e intimidación, y entonces llega la banca, el Sabadell y la antigua La Caixa, y se retira del escenario. De repente si hasta callan las omnipresentes caceroladas… para que luego digan que los chistes sobre el apego a la pela no tenían cierto sentido. Se ha postergado un poco, pero el trompazo con la realidad ya está dejando importantes secuelas. Hasta ahora tal vez no se había producido porque las mentiras que iban escampando políticos y periodistas catalanistas conseguían echar raíces en el jardín patrio. En las últimas semanas se percibe una mayor materia gris en el periodismo a la hora de chequear las noticias, pero durante demasiados años nos han ido colando decenas de trolas que intoxicaron el debate y las emociones cívicas. Si la última semana ha estado preñadísima de fake news, algunas evangélicamente milagrosas (como esa multiplicación epifánica de votantes y heridos), no debemos olvidar que todo nació ya con mentiras: el coreadísimo “Espanya ens roba” del supuesto “expolio fiscal”, que fue fatídicamente desmantelado hace tres años por un riguroso estudio de Ángel de la Fuente sobre las balanzas fiscales (no han vuelto a lloriquear apenas sobre el tema, pero porque ha sido amortizado: sin ese veneno esparcido, no tendríamos el motín actual), la austeridad de la clase dirigente catalana (cuando han disfrutado como timonel del Molt Honorable Defraudador y famiglia), y sobre todo el dichoso Seny, el mayor timo de la estampita conocido.
A este ritmo de masivas fugas empresariales, que dejarán así de pagar sus impuestos en Cataluña, al final van a conseguir los independentistas aquello que pretendían: dejar de ser solidarios con el resto de España, pues su PIB se está descalabrando más que la carrera de Fernando Alonso.

(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

lunes, 2 de octubre de 2017

PARÁBOLA DEL BOMBERO PIRÓMANO


Aunque vivamos en una sociedad mal informada y con un bagaje cultural e histórico lamentable (ya sea por carencia o manipulación), no han inventado nada: que los más incendiarios se presenten como la solución al problema que han provocado estaba ya en El príncipe de Maquiavelo y se percibe desde los inicios de nuestra conflictiva especie. El indepentismo nos ha llevado hasta aquí, con el añadido de que es el modus operandi de la CUP la que dirige estos últimos meses de desmadrado prusés. Sin olvidarnos de las dos legislaturas de ZP, que mientras con una mano trataba de humillar a las víctimas de ETA pactando con sus asesinos, sin llevar esa iniciativa en su programa electoral y vulnerando el Pacto Antiterrorista, con la otra reabría las heridas de la Guerra Civil, elemento indispensable para entender el nivel de furia cainita que se padece hoy. Por no hablar de su insólito apoyo al pre-Estatut y al impresentable Pacte del Tinell. Pero ZP, como el Nazarín de Buñuel, ahora se hace el despistado respecto al incendio populista que ha avivado.
Como escribo esto el domingo a media tarde, algo quedará en el tintero. Además, he tomado la precaución de no seguir en directo los acontecimientos de ayer por la mañana en Cataluña. Ya desconecté de redes y medios cuando el atentado islamista en Barcelona (¿Alguien lo recuerda? Todavía quedan heridos en hospitales, pero no hay dudas de que esos crímenes eran una molestia para el independentismo pues desviaba la atención de su obsesivo prusés), porque la histeria y la desinformación canibalizan siempre una reflexión que, como ya señalaba Aristóteles (con el theorós, el que elabora una teoría), precisa de la distancia. Y realmente lo sucedido no me sorprende: los Mossos a lo suyo, colaboracionistas y sin garantizar la legalidad que les paga un elevado sueldo, y la turba usando a niños y viejos como escudos humanos. Si hemos llegado hasta aquí mediante embustes, puestos en marcha por una educación que se ha utilizado de forma desleal y antagonista, y amplificados por los medios catalanes, la manipulación sigue carburando a buen ritmo: fotos falsas (de agresiones de 2012 perpetradas por ¡los Mossos!), la anciana que se golpea con unas escaleras pero que se asegura víctima de las porras, barricadas contra órdenes judiciales, urnas opacas que llegan llenas de papeletas a los colegios, etc.
Nos ha llegado la factura. Pero no tanto por el centralismo o la falta de diálogo como por no haber convertido a una sociedad (la española en su totalidad) adolescente, fagocitada por simplezas, frivolidad y una emotividad a flor de piel, en un ente más reflexivo y atento a la realidad concreta de los hechos.

(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
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